×

Desde el lugar menos pensado,
el vicio que nunca imaginé,
el fruto que juré no probar.
El dolor nunca imaginado.

No lo vi venir.

Lo que nunca imaginé
me ha ocurrido.
La aflicción nunca soñada.
Me tocó a mí. A mí, que..

No lo vi venir.

Sorprendido y confundido.
Perplejo y desorientado.
Ahora pauso y pienso.
Lo que debí haber hecho antes:
pausar y pensar.

No lo vi venir.

Habrá que tomarse más en serio
eso de que Cristo es roca.
Lo más sólido y estable.
Todo va y viene.
No lo vi venir.

 

“Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho” (Salmo 62:2).

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando