La sabiduría, la habilidad de discernir la forma en la que Dios quiere que vivamos, nos va a faltar. El único que es siempre sabio es el Señor y la sabiduría viene de Él.
Santiago 1:5 nos dice qué hacer cuando nos falta sabiduría: “Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
Debemos reconocer que la sabiduría es un regalo de Dios, no importa cuánto nos esforcemos, no podremos llenar nuestra falta de sabiduría apartadas de su generosidad. Este pasaje de Santiago nos muestra a un Dios que es generosamente dador. Dios nos provee de aquello que necesitamos para agradarlo a Él ¡y definitivamente necesitamos de su sabiduría para esto!
Haz de este mandato una oración continua en tu vida, pide sabiduría a Dios, hazlo como un motivo de oración constante y frente a cada decisión y situación en la que estés. Cuando tengas que corregir a tus hijos, pide sabiduría, cuando estés frente a un proyecto en tu trabajo, pide sabiduría, cuando debas tener una conversación importante con una amiga, pide sabiduría. En cada circunstancia, en cada situación, en cada decisión, ¡pide sabiduría! ¿y sabes qué? Él la da abundantemente y sin reproche. Dios no nos cuestionará cuando vayamos a Él en busca de sabiduría, la obra de Cristo nos dio la entrada al Padre y podemos acercarnos a su trono confiadamente.
Cuando vayamos a Él en busca de la sabiduría que necesitamos para agradarle, y lo hagamos con fe sin dudar de su carácter dador, recibiremos el conocimiento práctico y el entendimiento que necesitamos.
¿Necesitas sabiduría? Pídela a aquel que la da abundantemente y sin reproche y te será dada.
