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«Doctor Strange» y la obsesión de Hollywood por el multiverso

La última superproducción de Marvel, Doctor Strange en el multiverso de la locura, ha llegado finalmente a los cines mientras el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) sigue adelante. La película es bastante desordenada en cuanto a tono y estilo, ya que el maestro del terror Sam Raimi fue contratado para dirigirla después de que Scott Derrickson abandonara la película en plena producción. El resultado parece ser dos películas completamente diferentes, lo cual es apropiado dado el tema del multiverso. El público se mueve entre universos llenos de imágenes generadas por computadoras y giros de género (incluyendo un toque de terror).

Se trata de la tercera de las principales películas de Hollywood en los últimos seis meses que explora la idea de un multiverso, después de Spider-Man: Sin camino a casa y Todo a la vez en todas partes.

Cuando el MCU se lanzó en 2008 apostando por el conflictivo Robert Downey Jr. como Iron Man, nadie sabía que cambiaría todo el panorama de Hollywood. En 2012, evolucionó aún más cuando la película The Avengers hizo lo impensable al unir diferentes mundos y personajes. El universo cinematográfico es ahora universal, ya que los estudios y las cadenas de televisión se apresuran a llevar a cabo superproducciones similares. Un nuevo capítulo se escribió en el género con el éxito arrollador de Spiderman: Sin camino a casa, utilizando el multiverso para reunir diferentes iteraciones del mismo personaje y ofrecer un espectáculo emocionalmente satisfactorio. Si WandaVision, Loki y El multiverso de la locura de Disney son un indicio de algo, es de que el multiverso no se irá pronto a ningún lado.

Pero ¿por qué es tan recurrente este tema?

¿Por qué el Multiverso?

Si me hubieran dicho hace una década que la teoría del multiverso anclaría la trama de la segunda y tercera película más taquillera de la historia (Avengers: Endgame y Sin camino a casa, respectivamente), habría dicho que la idea era un concepto demasiado elevado y especializado. Pero aquí estamos. ¿Por qué el multiverso en la década de 2020? El crítico de cine David Ehrlich especula:

Los multiversos están muy de moda ahora mismo. ¿Y por qué no iban a estarlo? En una época en la que la gente ni siquiera puede mirar sus teléfonos sin enfrentarse a un número aparentemente infinito de realidades que compiten entre sí —una época en la que todo parece estar lo suficientemente cerca como para tocarlo, pero casi nada se siente posible de cambiar, e incluso las personas más felices que conoces están atormentadas por las infinitas posibilidades de quiénes podrían haber sido—, contar una historia que solo tiene lugar en un único plano de existencia podría ser también un acto de negación.

Hay mucho en esa teoría que tiene sentido. Reflexionemos un poco más sobre algunas de las razones por las que el multiverso tiene tanta resonancia hoy en día.

Distracción digital

Es difícil negar las investigaciones que demuestran que los teléfonos inteligentes nos han hecho más distraídos, menos capaces de leer, más ansiosos y tristes. Nuestros cerebros están siendo recalibrados y nuestras almas agotadas. En El multiverso de la locura y Todo a la vez en todas partes, notarás de inmediato cómo el ritmo vertiginoso y la trama parecen diseñados especialmente para una generación que se ha criado en la postura del teléfono inteligente que siempre se desplaza, siempre se desliza y siempre hace clic. Sobre todo para los nativos digitales, la capacidad sin precedentes de los teléfonos inteligentes de permitir a los usuarios acceder a ideas, experiencias y mundos casi ilimitados significa que las narrativas siguen el mismo camino. Un universo no es suficiente.

Verdades enfrentadas y realidades subjetivas

En 2016, la palabra Oxford del año fue «posverdad», definida como «haciendo referencia o denotando circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a las creencias personales». Un vistazo rápido al entorno digital actual muestra una dependencia en las apelaciones a la emoción más que a la razón. Este es el mundo del subjetivismo «habla tu verdad» y la «muerte de la especialidad», donde cualquiera con un teclado y opiniones puede reclamar autoridad. Un multiverso tiene sentido cuando parece que la gente vive en universos ideológicos completamente diferentes, cada uno con su propia verdad y conjunto de «hechos alternativos».

Desesperanza y falta de cambio

Gracias a las redes sociales, los teléfonos inteligentes y el ciclo de noticias de 24 horas, las cargas del mundo pueden sentirse abrumadoras. El exceso de malas noticias —otro tiroteo masivo, otra guerra, otro escándalo de abusos, otro tiroteo policial con sesgo racial— es aplastante. Los observadores digitales pueden empezar a sentir desesperación y rabia. ¿Por qué esto sigue ocurriendo? ¿Por qué no cambian las cosas? Con la lentitud de las ruedas de la justicia en nuestro mundo, una escapada a un universo diferente en el que la justicia se lleva a cabo con rapidez y los sistemas se cambian para mejor, resuena profundamente.

La paradoja de la elección

La era moderna ha traído una explosión de opciones, aunque esto no ha provocado menos ansiedad, sino más. En You Are Not Your Own [No te perteneces], Alan Noble aborda esta paradoja, escribiendo: «En mi experiencia, preguntar a un estudiante universitario, “¿Qué piensas hacer después de la universidad?” es la forma más rápida de inducir un ataque de pánico… Cuantas más opciones tenemos en la vida, más difícil es confiar en tus decisiones». Si no te va bien como médico, el arrepentimiento de haber elegido ir a la facultad de medicina no es culpa de nadie más que tuya. Tu mente se pone a pensar en preguntas como «¿Qué pasaría sí…?» (acertadamente, el nombre de otra serie de Disney+ ambientada en el MCU). Con más opciones llega la parálisis de que una decisión podría enviarte irremediablemente por el camino equivocado.

El camino alternativo de la iglesia

En El multiverso de la locura, los personajes se preguntan a menudo: «¿Eres feliz?». Este es el impulso de toda la película. Si no somos felices en este universo, quizá lo seamos en otro. El espíritu de la época es de cinismo, ira, ansiedad y anhelo de un mundo diferente en el que podamos ser más felices.

El cristianismo puede ser un faro de esperanza en un mundo que anhela un universo diferente. Al fin y al cabo, las fantasías del multiverso de las películas de superhéroes solo pueden llegar hasta un punto al responder a las ansiedades de nuestra época. La iglesia puede ofrecer una alternativa más satisfactoria.

El cristianismo puede ser un faro de esperanza en un mundo que anhela un universo diferente

Balance digital

La iglesia puede combatir la distracción digital con equilibrio y sabiduría digital. Andy Crouch anima a los creyentes a poner la tecnología en el lugar que le corresponde, estableciendo vínculos con personas reales en una comunidad real, luchando intencionadamente contra el consumo sin sentido y cultivando el asombro por el mundo creado. En un mundo digital solitario e incorpóreo de navegación vacía (e interminable), la iglesia puede ofrecer una visión de florecimiento humano en la que estemos presentes, atentos, profundamente conectados con los demás y arraigados en el mundo físico que Dios hizo.

Verdad objetiva

La iglesia puede combatir las realidades subjetivas de un mundo «posverdad» con la verdad objetiva de las Escrituras y el evangelio. No tenemos que elegir entre el amor y la verdad, sino que podemos amar al mundo proclamando la verdad. Proclamar y defender la verdad de Dios, en lugar de permitir la confusión de un «tu verdad» cualquiera, debe hacerse con gentileza y amor, pero es una manera poderosa de amar a nuestro prójimo perdido, apuntando a una Verdad más definitiva y satisfactoria que las infinitas «verdades» que se ofrecen en la cosmovisión del multiverso.

Esperanza de justicia

La iglesia puede combatir la desesperación por la injusticia con la esperanza de la justicia. Esto no significa que solo nos encogemos de hombros ante la injusticia en el mundo y nos limitamos a esperar el cielo. Sin duda, tenemos la poderosa esperanza de una justicia final, última y completa que llegará cuando Cristo regrese (Is 2; 32:1). Pero mientras lo esperamos y anhelamos, debemos luchar activamente contra la injusticia y proteger a los marginados, vulnerables y oprimidos. Nuestro Dios ama la justicia (Is 61:8) y llama a Su pueblo a hacer justicia (Mi 6:8; Is 1:17). Les instruye: «Busquen el bienestar de la ciudad adonde los he desterrado» (Jr 29:7). Buscamos el florecimiento humano no solo en el mundo venidero, sino también en nuestras comunidades donde Dios nos tiene como extranjeros y peregrinos.

Contentamiento

La iglesia puede combatir la ansiedad paradójica de las muchas decisiones con contentamiento. Nuestro contentamiento en este mundo viene de nuestra certeza en el mundo venidero. Nuestro tesoro está en los cielos. Somos libres para vivir cada día con intencionalidad, cuidado y fidelidad en cualquier cosa que Dios tenga para nosotros, incluso si preferiríamos estar haciendo algo más o estar en otro lugar. Como misionero, Jim Elliot escribió: «Dondequiera que estés, mantente allí por completo». Al mismo tiempo, reconocemos que nuestro descontento en este universo nos apunta a uno donde el contentamiento, la paz y la justicia serán encontrados. Podemos unirnos a C. S. Lewis cuando afirma: «Si nos encontramos con un deseo que nada en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que estamos hechos para otro mundo».

Quizá sea este el punto en el que la iglesia puede conectar más con una época secular con hambre de multiversos. Todos estamos inquietos por un mundo mejor, pero lo que una película puede ofrecer solo durante unas horas, el Dios cristiano lo ofrece para la eternidad.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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