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En una clase de teología, un profesor nos pidió definir a Dios sin usar la Biblia.

Con esa tarea en mente, me pregunté cómo definen a Dios quienes desconocen el evangelio. También recordé que los errores doctrinales nacen de un concepto deficiente de quién es Dios. Desconocer o malentender lo que Él revela de sí mismo en las Escrituras degenera en un cristianismo alejado de su voluntad.

Sin la Biblia, ofrecer un concepto de Dios sería un ejercicio arriesgado con resultados lamentables. 

¿Quién es Dios según la Biblia?

¿Cómo conocer a quien no te han presentado? No puedes describir a un extraño aparte de lo que alguien veraz te diga de esa persona, o lo que la persona desconocida te revela de sí. Por eso la Biblia es tan valiosa. En ella, Dios nos dice quién es Él. 

Sin la Biblia, ofrecer un concepto de Dios sería un ejercicio arriesgado con resultados lamentables

Dios se dio a conocer progresivamente por medio de su Palabra y su Hijo Jesucristo (Heb. 1:1-2). Todo lo que Él revela en la Escritura es verdadero y necesitamos profundizar en su revelación para relacionarnos con Él. Cualquier definición que formulemos sobre Él es parcial e incompleta porque Dios es infinito y superior sobre todo, no obstante, podemos dar un concepto real de quién es Él basados en lo que la Biblia enseña.

Por ejemplo, el Dr. Augustus Hopkins Strong, en su Teología Sistemática, buscó sintetizar así una definición bíblica de quién es Dios: “Dios es el espíritu, infinito, y perfecto en el cual todas las cosas tienen su fuente, sostén y fin”. Demos un vistazo a esas cualidades sobre la esencia de Dios y cómo están reveladas en la Biblia.

Dios es Espíritu

En el diálogo con la samaritana, Cristo reveló un concepto importante sobre la esencia divina: “Dios es Espíritu” (Jn. 4:24). Tal afirmación cobra relevancia porque la hizo el Dios encarnado (Jn. 1:14; Col. 1:19, 2:9-10). Desde el primer siglo hubo problemas para comprender la esencia de Cristo y su relación con Dios (cp. 2 Jn. 1:7). Sin embargo, la Biblia afirma que Dios sigue siendo Espíritu, aunque Cristo esté encarnado en un cuerpo glorificado.

Así que cuando la Escritura señala partes del cuerpo de Dios, como cuando el salmista habla del “brazo” poderoso del Señor (Sal. 98:1), se trata de un antropomorfismo; que consiste en darle cualidades humanas a un ser incorpóreo como Dios para explicarnos cómo obra Él.

Todo lo que Dios revela en la Escritura es verdadero y necesitamos profundizar en su revelación para relacionarnos con Él

Por otro lado, en la Escritura aprendemos también que Él está involucrado en nuestras vidas a tal punto que, por la fe, habita en nosotros por su Espíritu (Jn. 14:17, 23; 1 Co. 3:16).

Dios es infinito

El Salmo 147:5 afirma: “Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito”. Muchos textos bíblicos hablan de esta cualidad intransferible de Dios: Él es infinito en entendimiento, esencia, riqueza, reino, dominio, poder, autoridad, y más. Por tanto, su creación jamás podrá darle órdenes o desafiar su soberanía:

“Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, mas Él actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: ¿Qué haces?”, Daniel 4:35.

Nosotros, sus criaturas finitas, únicamente nos podemos acercar a Él con humildad para suplicar su misericordia y que haga su voluntad, así como Cristo lo hizo (Mt. 6:10; Lc. 22:42).

Dios es perfecto

En el Antiguo Testamento, la palabra “perfecto” tiene varios usos, pero cuando se refiere a lo que Dios hace significa: “incuestionable o libre de objeciones”. Su obras perfectas no tiene fallas o inexactitud (Dt. 32:4), y en ellas se revela su esencia e identidad.

Dios legitima lo que es y lo que no es bueno. Por su perfección, Él tiene la capacidad de demandar la perfección de su pueblo, que consiste en obedecer sus mandatos (Lv. 11:44). En el Nuevo Testamento, vemos que Jesucristo ratifica que Dios es perfecto y demanda que sus hijos sean santos al obedecer su Palabra (Mt. 5:48).

No comprendemos mejor a Dios por medio de nuestros sentidos, sino por medio de las Escrituras inspiradas por su Espíritu Santo

La Biblia también muestra que la voluntad de Dios es buena, agradable, y perfecta (Ro. 12:2). Por eso debemos someter nuestra voluntad a la suya, puesto que tenemos la meta clara de llegar a la estatura de Cristo (Ef. 4:13).

Conozcamos más a Dios

Jesucristo dio a conocer que Dios es espíritu para que la humanidad lo conozca y podamos “adorarle en espíritu y en verdad” (Jn. 4:24). Él fue a una cruz por nosotros para que podamos conocer a nuestro Dios por la eternidad (Jn. 3:16; 17:3). Somos llamados, entonces, a profundizar en nuestro conocimiento de Él.

No comprendemos mejor a Dios por medio de nuestros sentidos, sino por medio de las Escrituras inspiradas por su Espíritu Santo (2 Ti. 3:16-17). Solo Él nos puede guiar a contemplar las más grandes verdades sobre quién es Él (1 Co. 2:14). No trates de conocerlo sin su Palabra.

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