Una confesión: este artículo fue escrito por un hombre que toda su vida ha tenido una adicción a los logros. Priorizar una amistad nunca ha sido mi fuerte.
En quinto grado descubrí que las «A» son una forma segura de separarme de la manada, salir adelante y perseguir un sueño. Si bien mi pasión por el aprendizaje me ha abierto puertas en el camino, también ha sido un obstáculo para formar vínculos profundos con otros hombres.
No creo que sea el único al que le pasa algo similar y, en especial, parece frecuente entre los pastores. Al abrirme con los líderes de la iglesia en esta área, descubrí varias razones por las cuales los pastores no tienen amigos en el ministerio.
Hay una renuencia masculina a ser vulnerables
En Las disciplinas de un hombre piadoso, Kent Hughes escribe:
«Todos sabemos que los hombres, por naturaleza, no son tan relacionales como las mujeres. Por lo general, las amistades de los hombres se centran en actividades, mientras que las de las mujeres giran en torno a compartir. Los hombres no revelan sus sentimientos o debilidades con tanta facilidad como las mujeres. Se preparan para el mercado laboral y, por lo general, ven las amistades como personas conocidas a lo largo del camino, más que como relaciones».
Estoy de acuerdo con Hughes y veo esta tendencia en mí mismo. Para crear un lazo con un hermano, tengo que estar dispuesto a compartir sentimientos incómodos como el miedo, la vergüenza, la culpa y la tristeza. Estas emociones no son femeninas, sino humanas, y los verdaderos amigos pueden ser abiertos al experimentarlas.
La vulnerabilidad es necesaria para que alguien pase de ser un «conocido» o un «colega» a una amistad profunda y significativa
A lo largo de los años, he notado lo incómodo que pueden estar los hombres en los eventos de la iglesia. Por lo general, las conversaciones giran en torno a temas superficiales como deportes, pasatiempos y compras recientes (botes, cañas de pescar, herramientas, etc.). Rara vez un hombre mira a otro y dice: «He estado experimentando una gran cantidad de miedo en los últimos meses» o «Estoy atravesando un proceso de duelo desde que perdí mi trabajo». Este tipo de declaraciones son un pegamento que acerca a los hombres, pero rara vez se usan.
De manera especial, los pastores luchan con mostrarse vulnerables. Se espera que el pastor lleve una vida digna de imitar que manifiesta los frutos del Espíritu Santo (amor, gozo, paz, etc.). Por eso se espera que se enfoque en lo positivo y sea fuerte para los débiles. Pero ¿y si es él quien se siente débil? En ese caso, él, junto con su esposa, asume que es mejor mantener las luchas en secreto.
La vulnerabilidad importa en el liderazgo. Los pastores a menudo piensan que el éxito se parece a llevar a cabo una reunión de personal perfecta o dirigir una iglesia en crecimiento. Pero a veces el éxito es ir a esa reunión de personal y decir: «¿Puedo hacerles partícipes de algunas de las batallas que se están librando en mi corazón?». Asimismo, la vulnerabilidad es importante en la comunidad. La vulnerabilidad es necesaria para que alguien pase de ser un «conocido» o un «colega» a una amistad profunda y significativa.
Este es otro desafío para ti: Identifica a otros tres pastores locales, aun si no los conoces bien o aun no los conozcas en lo absoluto, e invítalos a almorzar. ¿Quién sabe? Quizás estén en el mismo barco. Es posible que descubras que son un lugar seguro para ti.
Hay una presión constante para hacer crecer el ministerio
«¿Cuántas estás dirigiendo?» un nativo del «Cinturón de la Biblia», esos lugares conocidos por su preponderancia cristiana, le preguntó recientemente a un plantador de iglesias de la costa oeste. Los plantadores me confesaron que la pregunta activó un ciclo de vergüenza que tardó días en desactivarse.
Nos guste o no, el enfoque de Estados Unidos en las franquicias y el escalamiento abre una tarjeta de puntuaciones poco saludable para los líderes de la iglesia. En nuestro contexto, para «obtener un trofeo» tu iglesia debe destacarse en una revista por los picos pronunciados de asistencia o bautismos. Si bien todos estamos de acuerdo con que la multiplicación y el crecimiento son motivo de celebración, el tamaño de nuestra iglesia no es una medida saludable del favor de Dios. Muchas veces, el crecimiento de la iglesia está relacionado con factores fuera del control del pastor.
¿Qué tiene esto que ver con la amistad? Un sentimiento constante de que «no soy suficiente» o «mi iglesia no es suficiente» hace que los pastores pongan sus necesidades personales detrás de las necesidades de su débil rebaño. El sermón podría ser una sensación con solo unas pocas horas más de estudio. El personal estará encantado con una reunión preparada con más cuidado. La iglesia será desafiada si una persona más es ganada para Cristo y esa historia se puede contar el domingo.
Un pastor emocionalmente sano está conectado con su rebaño
Por favor, escúchame: ¡Sermones sensacionales, reuniones de personal inspiradas y almas ganadas para Cristo son respuestas a la oración! Estos son los momentos por los que vive un pastor. Pero la presión constante de hacerlo una y otra vez, en última instancia, conducirá a una forma de vida superficial. ¿Cuándo es suficiente?
Ya somos suficientes para Jesús (Ro 8:1). Aquí hay una verdad fundamental: necesitamos amigos cercanos para estar sanos emocional y espiritualmente. No podemos dirigir bien a nuestras iglesias si estamos liderando desde el agotamiento y la soledad.
Anteriormente, mencioné la importancia de entablar amistad con otros pastores. Pero antes de descartar a los miembros de la iglesia como amigos, recuerda esto: es fácil dejar que los negocios de la iglesia te desconecten de las personas a las que sirves. Un pastor emocionalmente sano está conectado con su rebaño.
Hay un desafío en el mandamiento bíblico de gobernar bien el hogar
Rara vez se habla de esto, pero a menudo sentí este pellizco como pastor. Existe una expectativa subyacente de que los hijos del pastor sean un modelo a seguir y que su matrimonio esté libre de toda descalificación. La Biblia dice que un pastor es alguien «que gobiern[a] bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad» (1 Ti 3:4). ¿Quién es suficiente para tal tarea?
Liderar en casa es a menudo más difícil que liderar en la iglesia. Pensamos: ¿Qué pasa si los diáconos descubren que mi hijo está atravesando una temporada difícil o que mi matrimonio parece un largo tramo de la autopista interestatal? Estas son inseguridades reales que hacen que los pastores se concentren intensamente en el hogar y menos en las amistades.
Cuando el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo» , esto también habla del profundo anhelo en todos nosotros por la comunidad
Tenemos cuatro hijos y aunque no son perfectos, estamos muy orgullosos de ellos. Mi esposa Lynley y yo invertimos mucho en ayudarlos a madurar y convertirse en seguidores de Jesús. Pero es un desorden. Son tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás. La crianza de los hijos se siente más frágil de lo que quisiéramos y requiere la vigilancia de un detective privado. En un momento dado, al menos uno de nuestros niños está entrando en una temporada de lucha, necesita ayuda para procesar una herida o se le ha notificado que la lista de baloncesto no incluye su nombre.
Como pastor, hacer tiempo para la amistad masculina viene después de la familia. Esto es bíblico y correcto, pero las apuestas parecen más altas para el predicador en una plataforma. Salir en una cita con tu esposa, terminar tu sermón, entrenar a un equipo de fútbol, manejar relaciones tensas con el personal de tu iglesia y responder a publicaciones injustas en las redes sociales parecen más urgente. Eso significa que «jugar golf con Joe» sigue siendo el número 14 en la lista de tareas pendientes.
Si todavía estás leyendo, es muy probable que seas un pastor que anhela una amistad significativa. Cuando el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo» (Gn 2:18), esto se aplicó primero a la necesidad de Adán por Eva, pero también habla del profundo anhelo en todos nosotros por la comunidad. Habla con tu esposa sobre tu deseo de construir una o dos amistades sólidas. Explícale tu necesidad y pídele ayuda para hacer de las amistades una prioridad. Pídele que te ayude a rendir cuentas sobre esto. Involúcrala en las amistades; planifica citas dobles con otras parejas. Asegúrate de incluir parejas ministeriales que compartan tus luchas y puedan hablarles a ambos palabras de verdad y vida.
No seas una isla o una máquina de trabajo. Sé un ser humano. Sé un amigo. Todos necesitamos comunidad; los pastores no son una excepción. La amistad auténtica es arriesgada porque requiere vulnerabilidad, pero vale la pena.