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El mejor regalo que puedes darle a tu pastor

¿Qué es lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor?

Si eres cristiano, esa es una buena pregunta. Si eres miembro de una iglesia local, Dios encomendará el cuidado de tu alma a tu pastor. Ese es el deber de tu pastor. Al mismo tiempo, sin embargo, también tú tienes un deber. Tu deber es dejar que cumpla con su deber “con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes” (Heb. 13:17). Entonces, de nuevo, ¿qué es lo mejor que puedes hacer para permitirle cumplir su deber con alegría? ¿Qué es lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor?

Aunque “orar por él” podría estar pasando por tu mente, no dejes que ese pensamiento se escape de tus labios todavía.

Una vez hubo un grupo de iglesias que el apóstol Pablo plantó en lo que hoy es Turquía. Empezaron bien, pero poco después de su partida, las cosas se complicaron. Los creyentes tomaron una dirección diferente a la que Pablo había establecido, y cuando él escuchó la noticia, se sintió tan mal que comparó su angustia a dar a luz (Gál. 4:19). Estaba “gimiendo” por los gálatas. Si Pablo era su pastor, los gálatas no cumplieron con su deber de permitirle cumplir con su deber “con alegría y no quejándose”.

Entonces, ¿cuáles fueron las malas noticias que escuchó Pablo? ¿Qué hicieron los gálatas que desanimaron tanto a Pablo que el dolor que sintió fue como de dolor de parto?

La mala noticia que escuchó Pablo no fue que los gálatas dejaron de orar por él. De hecho, la mala noticia que escuchó Pablo no fue que habían dejado de hacer algo.

La mala noticia que escuchó Pablo fue que dejaron de creer el evangelio.

Lo mejor que puedes hacer para animar a tu pastor es mantenerte firme en el evangelio.

Pablo escuchó que los gálatas se habían dejado desviar del evangelio, y eso lo afligió (Gál. 1:6). Como cualquier buen pastor, le molestó y frustró ver a las ovejas de Dios extraviadas en algo tan vital y tan simple. Vital porque tener el evangelio correcto es la diferencia entre el cielo y el infierno (Gál. 5:4). Pero también era algo simple porque el evangelio es fácil de entender. Solo llamarías insensato a alguien que se equivoca en algo sencillo, y el hecho de que Pablo llame insensatos a los creyentes gálatas por haberse equivocado en el evangelio es porque el evangelio es algo sencillo (Gál. 3:1).

Lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor es no solamente orar por él, por maravilloso que eso sea. Lo mejor que puedes hacer para animar a tu pastor y que cumpla con su deber “con alegría y no quejándose” es mantenerte firme en el simple y vital evangelio. Lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor es tener un claro entendimiento de que estás completamente justificado, por completo y para siempre, solo por la fe, solo en Cristo, aparte de tus obras (Gál. 2:16). Lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor es no dejarte engañar por nadie que niegue, socave, u oscurezca alguna parte de ese vital y simple evangelio (Gál. 1:9-10). En otras palabras, lo mejor que puedes hacer para alentar a tu pastor es no ser como los gálatas. Si tu pastor se parece en algo a los apóstoles, eso lo llenará de alegría como ninguna otra cosa, y podrá decir lo que dijo Juan, el compañero apóstol de Pablo: “No tengo más alegría que escuchar que mis hijos caminan en la verdad” (3 Jn. 4).


Publicado originalmente en For the Church. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
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