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Nota del editor: 

Este es el quinto artículo de la serie “Diez hechos básicos sobre el canon del Nuevo Testamento que todo cristiano debe memorizar”. Puedes leer el artículo anterior aquí.

Cuando se trata de hechos básicos sobre el canon del Nuevo Testamento que los cristianos deben memorizar, uno de los más críticos es la declaración de Ireneo, obispo de Lyon, alrededor del año 180 d.C.: “No es posible que los evangelios sean más o menos que el número que son. Dado que hay cuatro zonas del mundo en las que vivimos y cuatro vientos principales … [y] los querubines también tenían cuatro caras”.1

Aquí Ireneo no solo afirma la canonicidad de los cuatro evangelios, sino que está interesado en señalar que solo estos cuatro evangelios son reconocidos por la iglesia. De hecho, Ireneo está tan seguro de que el canon de los evangelios está cerrado que argumenta que la idea está arraigada en la estructura misma de la creación: cuatro zonas del mundo, cuatro vientos principales, etc.

No es posible que los evangelios sean más o menos que el número que son

En un esfuerzo por minimizar las implicaciones de la declaración de Ireneo, algunos estudiosos han sugerido que solo Ireneo mantuvo esta opinión. Por lo tanto, es visto como un innovador solitario y aislado que está tratando de entrar en un territorio nuevo y desconocido. Se nos dice que toda esta idea de un evangelio cuádruple fue inventada por Ireneo.

Pero, ¿se ajusta a los hechos esta perspectiva de un Ireneo innovador? Realmente no. Hay varias consideraciones que generan dudas al respecto:

1. Los propios escritos de Ireneo. Cuando Ireneo habla sobre el evangelio cuádruple en sus escritos, no da indicios de que está presentando una idea nueva, o de que le está pidiendo al lector que considere un nuevo concepto. Por el contrario, habla de una manera que supone que el lector conoce y sigue estos mismos evangelios. Él habla de ellos con naturalidad y sin temor. En resumen, Ireneo no escribe como una persona que por primera vez defiende el estatus bíblico de estos libros.

2. Los contemporáneos de Ireneo. La idea de que Ireneo estaba solo es desafiada por el hecho de que habían otros escritores a finales del segundo siglo que afirmaban que estos mismos cuatro evangelios eran exclusivos. Algunos ejemplos son el fragmento Muratoriano, Clemente de Alejandría, y Teófilo de Antioquía. Aparentemente, Ireneo no fue el único bajo la impresión de que la iglesia tenía cuatro evangelios.

Además, debemos considerar el Diatesseron de Taciano, una concordancia de los cuatro evangelios escritos cerca del 170. El Diatesseron no solo nos dice que estos cuatro evangelios eran conocidos y usados, sino que también fueron vistos como lo suficientemente autoritarios para necesitar tal concordancia. Después de todo, ¿por qué molestarse en armonizar libros que no tienen autoridad? Si no eran autoritativos, entonces no importa si se contradicen.

3. Los predecesores de Ireneo. Aunque la evidencia previa a Ireneo es menos clara, aún podemos ver un compromiso con el evangelio cuádruple. Por ejemplo, Justino Mártir, escribiendo cerca del 150, se refiere a “evangelios” en plural2 y en un momento proporciona una indicación de cuántos tiene en mente cuando describe estos evangelios como “redactados por sus apóstoles y los que lo siguieron”.3 Dado que dicho lenguaje indica (al menos) dos evangelios escritos por apóstoles, y (al menos) dos escritos por compañeros apostólicos, se entiende más naturalmente como referencia a nuestros cuatro evangelios canónicos.4

Esto se confirma por el hecho de que Justino cita los tres Evangelios sinópticos5, e incluso parece citar el evangelio de Juan directamente: “Jesús le contestó: ‘En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios’” (cf. Jn. 3:3).6 El hecho de que Justino fuera el mentor de Taciano (que produjo una concordancia de los cuatro evangelios) proporciona otra razón más para pensar que tenía un evangelio cuádruple.

Al final, hay muchas razones para rechazar la idea de que Ireneo fue el inventor del canon del evangelio cuádruple. Sus contemporáneos no solo tenían esta misma opinión, sino que incluso compartían esta opinión antes de él. Por lo tanto, debemos considerar la posibilidad de que Ireneo estuviera diciendo la verdad cuando dice que el evangelio cuádruple fue algo que le fue “transmitido”.7


1 Adversus Haereses 3.11.8.

2 Apología I 66.3.

3 Diálogo 103.

4 G. Stanton, The Fourfold Gospel, NTS 43 (1997): 317–346.

5 Por ejemplo, Diálogo 100.1; 103,8; 106.3-4. Koester, Ancient Christian Gospels, 38, declara que las citas en Justino “se derivan de los evangelios escritos, generalmente de Mateo y Lucas, en un caso de Marcos”.

6 Apología I 61.4.

7 Adversus Haereses 3.1.1.


Publicado originalmente en el blog de Michael J. Kruger. Traducido por Manuel Bento Falcón.
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