Nota del editor: Este es un fragmento adaptado del libro La predicación cristocéntrica: Rescatando el sermón expositivo (Poiema Publicaciones, 2020), por Bryan Chapell. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.
El hecho de que el poder para el cambio espiritual reside en la Palabra de Dios promueve la causa de la predicación expositiva. La predicación expositiva intenta presentar y aplicar las verdades de un pasaje bíblico específico. Existen otros tipos de predicación que proclaman la verdad bíblica y que son válidos y valiosos, pero para el predicador principiante y para la dieta congregacional regular, no existe un tipo de predicación más importante que la expositiva.
Debido a que los corazones son transformados cuando la gente es confrontada con la Palabra de Dios, los predicadores expositivos están comprometidos a decir lo que Dios dice. El predicador expositivo abre la Biblia ante el pueblo de Dios y se atreve a decir: “Voy a explicarles lo que significa este pasaje”. Las palabras no tienen la intención de transmitir la autoridad del predicador, sino que más bien llevan al predicador a confesar humildemente que no tiene mejor palabra que la Palabra de Dios.
Por tanto, la misión y el llamado del predicador es explicar al pueblo de Dios lo que la Biblia quiere decir. La manera más confiable de explicar lo que la Biblia quiere decir es seleccionar un texto bíblico en oración, dividirlo según sus ideas y características más significativas, y luego explicar la naturaleza e implicaciones de cada una. El sermón expositivo usa las características del texto y su contexto para explicar lo que significa determinada porción de la Biblia y cuál es su relevancia para nosotros hoy.
La exposición bíblica une al predicador y a los oyentes a la única fuente de verdadero cambio espiritual
Como predicadores expositivos, nuestra meta final no es comunicar el valor de nuestras opiniones, las filosofías de otros, ni meditaciones especulativas, sino mostrar cómo la Palabra de Dios revela Su voluntad para aquellos que están unidos a Él a través de Su Hijo. El predicador se preocupa y esfuerza por proclamar las verdades de Dios de tal forma que la gente pueda ver que los conceptos se derivan de la Escritura y aplican a sus vidas. La exposición bíblica une al predicador y a los oyentes a la única fuente de verdadero cambio espiritual.
La predicación expositiva presenta la autoridad de la Palabra
La predicación aborda una de las búsquedas perpetuas del ser humano: la búsqueda de autoridad y significado. Aunque vivimos en una era que es hostil a la autoridad, la lucha diaria por experimentar sentimientos de relevancia, seguridad, y aceptación obliga a cada individuo a preguntarse: “¿Quién tiene derecho a decirme qué hacer?”. Esta pregunta, típicamente planteada como un reto, es realmente una súplica por ayuda.
Las tendencias modernas en la predicación que niegan la autoridad de la Palabra en nombre de la sofisticación intelectual conducen a un subjetivismo en el cual la gente hace lo que cree que es correcto según su propio criterio —un estado cuya inutilidad ha sido expresada claramente en las Escrituras (Jue. 21:25).
La respuesta al relativismo radical de nuestra cultura y a las incertidumbres que lo acompañan es la afirmación de autoridad de la Biblia. Pablo elogió a los cristianos de Tesalónica porque ellos aceptaron su mensaje “no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes” (1 Ts. 2:13). La afirmación de las Escrituras y la premisa de la predicación expositiva es que Dios ha hablado en Su Palabra. Hace tiempo Agustín simplemente resumió: “Cuando la Biblia habla, Dios habla”.
Sin una autoridad suprema respecto a la verdad, no hay esfuerzo humano que tenga valor, y la vida misma se vuelve fútil
En consecuencia, la tarea de la predicación expositiva es comunicar lo que Dios dejó en las Escrituras a fin de darle al pueblo de Dios Su verdad para su época Sin la autoridad de la Palabra, la predicación se vuelve una búsqueda incesante de temas, terapias y técnicas que conseguirán aprobación, promoverán aceptación, impulsarán una causa o apaciguarán la preocupación. Sin una autoridad suprema respecto a la verdad, no hay esfuerzo humano que tenga valor, y la vida misma se vuelve fútil.
La razón humana, las agendas sociales, los consensos populares y las convicciones morales personales llegan a ser los recursos de la predicación que carece de la convicción histórica de que lo que dicen las Escrituras es lo que dice Dios. Las opiniones y emociones que formulan el contenido de la predicación que carece de autoridad bíblica son las mismas fuerzas que pueden negar la validez de esos conceptos en una cultura cambiada, una generación posterior, o un corazón rebelde. La predicación expositiva evita esta arena movediza al comprometer al predicador con tener la Palabra de Dios como fundamento.
Predicar lo que Dios ha dicho
Cuando predicamos, Dios es la verdadera audiencia de nuestros esfuerzos. Igualmente cierta, pero quizá más humillante y alentadora, es la convicción de que cuando hablamos las verdades de la Palabra de Dios, Dios habla (ver Lc. 10:16).
Los predicadores que tienen el sello de la Biblia en su predicación son los que están comprometidos a proclamar lo que Dios dice
La Segunda Confesión Helvética de la Reforma Protestante dice: “La predicación de la Palabra de Dios es la Palabra de Dios”. La idea de que lo que sale de nuestras bocas es la Palabra de Dios suena arrogante, o hasta blasfemo. Aun así, lo que implica esta confesión es que, comparado con lo que Dios ha dicho, lo que tengamos que decir no tiene nada de importancia, mérito o autoridad. Por lo tanto, diseñamos nuestros mensajes para expresar las verdades de la Palabra eterna.
Cuando los predicadores se acercan a la Biblia entendiendo que es la Palabra de Dios, desaparecen las preguntas respecto a qué tenemos derecho a decir. Dios puede decirle a Su pueblo lo que deben creer y hacer, y lo ha hecho. Las Escrituras obligan a los predicadores a asegurarse de que otros entiendan lo que Dios dice.
Los predicadores que tienen el sello de la Biblia en su predicación son los que están comprometidos a proclamar lo que Dios dice. Por lo tanto, la predicación expositiva se esfuerza por descubrir y transmitir el significado preciso de la Palabra. Las Escrituras determinan lo que predican los expositores porque ellos simplemente exponen lo que estas dicen. El significado del pasaje es el mensaje del sermón. El texto gobierna al predicador.