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Grandes reflexiones sobre pequeñas frases: Recuperando la meditación

Gracias, puritanos.

No mucha gente lee a los puritanos, aunque estoy inmensamente agradecido por el reciente resurgimiento de esos grandes libros, escritos por quienes llamo “los viejos muertos”. Hay toneladas de verdad, teología profunda, además de grandes ensayos sobre la santidad de Dios, la comunión con Dios, la mortificación del pecado, la doctrina del arrepentimiento, etc. Y en todos estos escritos de los puritanos y hombres similares a ellos he notado un hilo muy común: grandes reflexiones sobre frases pequeñas.

¡Vaya que les encantaba el Libro! Y no solo el Libro, sino las palabras del Libro. Estos hombres escribirían páginas y páginas, capítulos y capítulos sobre unas cuantas palabras, una pequeña frase, o una oración de las páginas de la Sagrada Escritura. Ellos me han enseñado y animado a vivir esas pequeñas frases en las Escrituras, y a darles vuelta una y otra vez, a masticarlas y recitarlas en mi corazón mientras trabajo, bombeo gasolina, o cuando cierro los ojos para dormir. En otras palabras, cuando estoy lejos de mi Biblia.

En los puritanos he notado un hilo muy común: grandes reflexiones sobre frases pequeñas.

David en fuga

Recientemente prediqué un sermón sobre el salmo 63. Me encanta este capítulo. Es verdaderamente uno de mis salmos favoritos en toda la Escritura. Y cuando me preparé para predicar este texto, volví al contexto probable: el rey David está en el desierto huyendo de uno de sus hijos, Absalón. Absalón es un asesino y ahora ha derrocado a David en privado al echarlo del palacio, y públicamente al encabezar el golpe de estado y al dormir con todas las concubinas de David (por cierto, las concubinas eran prostitutas; por lo tanto, no sigas ese ejemplo), como se lee en 2 Samuel 14-17. Durante este tiempo, David estaba en el desierto, lejos del templo (ver 2 S. 17:16).

Y en este salmo, ¿qué hizo David? Tuvo sed de Dios como cuando uno está en una tierra seca y árida (Sal. 63:1). Vio el poder y la gloria de Dios (63:2), porque el amor constante de Dios es mejor que la vida. Pero ¿cómo era posible que David “contemplara” el poder y la gloria de Dios y “mirara” al Señor en su santuario cuando estaba lejos de Jerusalén en el desierto? ¿O postrado con miedo? ¿O tentado con preocupación?

“Como con médula y grasa está saciada mi alma; y con labios jubilosos Te alaba mi boca. Cuando en mi lecho me acuerdo de Ti, en Ti medito durante las vigilias de la noche”, Salmo 63:5-6.

David miró el poder y la gloria del Señor, y su alma encontró una gran satisfacción en el Señor Altísimo, y esto sucedió en su mente. Meditó, se aferró a las palabras de la ley que había leído, y adoró. David recordó. Querido amigo, aunque había un desierto a su alrededor, no había desierto en su alma.

Encuentra frases

Hay algunas frases que personalmente me han alentado, convencido de pecado, y que me recuerdan contemplar al Señor. Aquí las comparto sin ningún orden en particular:

  • Gálatas 6:1: “Mantente alerta”.
  • Hebreos 6:18: “Es imposible que Dios mienta”.
  • Génesis 18:25: “¿No hará el Juez de toda la tierra lo que es justo?”.
  • Salmo 63:3: “Tu amor constante es mejor que la vida”.
  • Lucas 18:1: “Orar en todo tiempo, y no desfallecer”.
  • Romanos 6:11: “Considérense muertos al pecado, y vivos para Dios en Cristo Jesús”.
  • Colosenses 3:3: “Tu vida está escondida con Cristo en Dios”.
  • Mateo 26:41: “Velen y oren para que no entren en tentación”.
  • Deuteronomio 32:4: “¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos Sus caminos son justos”.
  • Juan 13:1: “[Jesús] amando a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”.
  • Hebreos 1:3: “… después de hacer purificación de los pecados”
  • 1 Juan 5:21: “Guardaos de los ídolos”.

Al leer las Escrituras, media y mastica estas frases. Y al hacerlo, verás el poder y la gloria del Señor que sostiene a los santos que están cansados en el desierto del alma, donde no hay agua. Medita en la Biblia. Mastícala. Ruega. Pídele al Señor que trabaje en tu forma de pensar, actuar, y hablar.


Publicado originalmente en For the Church. Traducido por Equipo Coalición.
Imagen: Lightstock.
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