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Esperar no es una de nuestras actividades favoritas, pero por medio de Tiempos de espera: Caminando por fe cuando los sueños se retrasan (B&H Español, 2023), la autora Betsy Childs Howard busca ayudarnos a ver las bendiciones eternas cuando estamos en la escuela de la espera.

Estas son veinte de las frases que más me cautivaron durante mi lectura de este nuevo recurso en español:


Para florecer en nuestras épocas de espera, necesitamos el apoyo de mujeres en otras etapas de la vida, que tienen distintas luchas y distintos puntos fuertes (p. 11).

El Señor quiere algo aún mejor para nosotras; en vez de terminar con nuestra espera, Él desea bendecirnos (p. 15).

Esperar pone en evidencia nuestros ídolos. Dios no malgasta nuestra espera, la usa para conformarnos a la imagen de Su Hijo (p. 16).

Un componente clave de la espera cristiana es aprender a ser vigilantes sin volvernos impacientes o cínicos (p. 22).

Si esperamos para ayudar a otros desde una posición de plenitud, jamás lo haremos. Si amamos a los demás desde nuestro propio vacío, descubriremos que tenemos una abundancia de amor para dar (p. 37).

Todos somos indignos espiritualmente; si Dios esperara para dar hijos hasta que una pareja estuviera perfectamente preparada o contenta, la raza humana se extinguiría (p. 44).

El contentamiento y el dolor no son estados incompatibles (p. 47).

Si todos nuestros deseos se satisficieran en esta tierra, ¿por qué querríamos que Cristo regrese y establezca Su reino? (p. 47).

Aquellos que alaban a Dios en medio de su sufrimiento, muestran una clase de fe que solo puede atribuirse al Espíritu Santo presente en su interior (p. 63).

Después de llorar, Jesús no esperó más y se puso manos a la obra (p. 64).

Mientras esperas por sanidad, sigue orando, pero ora también pidiendo la fortaleza de Dios para ser perfeccionada en tu debilidad mientras Él retenga la salud (p. 70).

Mantener la mirada en el hogar que vendrá nos ayudará a prosperar en este mundo que no es nuestro hogar (p. 80).

Esperar tu hogar celestial debería liberarte para invitar a personas a tu hogar terrenal (p. 80).

Si buscas a Dios con todo tu corazón, tu alma y tus fuerzas mientras esperas el regreso de tu pródigo, una de las estrategias favoritas de Satanás se verá frustrada (p. 91).

Aunque estés en un lugar donde te sientas olvidada por Dios, pregúntate: ¿Acaso Su bondad eterna que ha permanecido por generaciones se acabó en mi caso? (p. 107).

Si eres una hija de Dios, Él tiene un propósito para tu patrón de espera y, como es bueno y amoroso, te mantendrá allí hasta que haya cumplido Su propósito (p. 109).

Cuando los días se vuelven oscuros, desconfiamos de que alguna vez amanezca. Pero las promesas de Dios son seguras, y la demora no es lo mismo que la negación (p. 117).

Necesitamos poner en orden nuestra vida terrenal de tal manera que la segunda venida de Cristo llene y complete todo aquello por lo que nos estamos esforzando, en lugar de interrumpirlo (p. 118).

Todavía me cuesta anhelar a Dios más que a Sus regalos. Pero doy gracias porque Él sigue reteniendo algunos de Sus regalos para satisfacerme con Su presencia (p. 131).

Si Jesús es tu esperanza, todos tus sueños se cumplirán aquel día [cuando Él regrese]. No habrá ninguna duda en tu mente sobre lo que estabas esperando. Estabas esperando a Jesús (p. 132).


Si deseas conocer más de este recurso, puedes leer el fragmento Tu espera terminará, ¿estás preparada? o esta reseña: Ayuda para caminar con fe cuando los sueños se retrasan.

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