¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Los últimos días de Juan

Es probable que el apóstol Juan se haya establecido en Éfeso al final de su vida y que pasara sus últimos años entre los cristianos de esa ciudad, ministrando a la nueva generación de discípulos de Jesús. Como el último miembro sobreviviente de los doce que habían estado con Jesús, los creyentes de Éfeso asistieron con entusiasmo a escuchar la enseñanza de Juan.

Según un relato de la Iglesia primitiva conservado por Jerónimo, los asistentes de Juan lo llevaban cargado a la iglesia debido a que era demasiado débil y no podía caminar solo. La gente se reunía allí con entusiasmo para escuchar al apóstol hablar sobre sus experiencias con Jesús. A medida que la fuerza de Juan disminuía y su capacidad para hablar declinaba, Jerónimo nos dice: «Por lo general, no decía nada más que: “Hijitos, ámense los unos a los otros”». Según algunos informes, los oyentes se cansaron de escuchar al anciano repetir la misma frase vez tras vez y le preguntaron: «Maestro, ¿por qué siempre dices esto?». Según Jerónimo, el anciano apóstol respondió: «Porque es el mandamiento del Señor, y si solo este se cumple, sería suficiente».

Cuanto más divisiva, estresante, ansiosa y solitaria se vuelve nuestra sociedad, más apremiante se vuelve la necesidad de una clara exhortación bíblica al amor

No tenemos forma de verificar la historia que Jerónimo relata sobre Juan. Pero esta antigua leyenda en verdad captura el corazón de las breves epístolas del Nuevo Testamento atribuidas a su pluma: la primera, la segunda y la tercera carta de Juan.

Solo la primera carta de Juan —aunque es uno de los libros más breves de la Biblia— menciona la palabra «amor» más que cualquier otro libro del canon, con la excepción de los Salmos. En estas cartas breves, el apóstol nos exhorta a custodiar y alimentar el mensaje de amor que hemos aprendido de Jesús.

Ama de manera genuina

Este llamado a amarse unos a otros nunca envejece. De hecho, cuanto más divisiva, estresante, ansiosa y solitaria se vuelve nuestra sociedad, más apremiante se vuelve la necesidad de una clara exhortación bíblica al amor. Pero ¿qué es el amor genuino? ¿Cuál es el mensaje de amor que hemos aprendido de Jesús?

Los estímulos para amar no solo se escuchan de parte del cristianismo, sino de prácticamente todas las religiones, filosofías y movimientos sociales. El deber de amar es reconocido a nivel universal, porque está arraigado de manera profunda en el tejido mismo de nuestra humanidad, de quienes estamos hechos a imagen de Dios, Quien es amor (1 Jn 4:8).

Sin embargo, no todas las versiones de este mensaje son iguales. Otros maestros no conocen al Dios de amor tan íntimamente como lo hace Jesús, quien nos lo revela de manera única (1 Jn 1:3). En consecuencia, no todo lo que se denomina «amor» es coherente con la caridad que nosotros, como cristianos, estamos obligados a modelar tal como la aprendimos de Jesús. Juan escribió estas epístolas para mostrarnos el mensaje que «hemos oído de Él», para que andemos en el camino del amor que Jesús nos enseñó (1 Jn 1:5).

Como no podemos ver a Dios, mostramos nuestro amor por Dios —a quien no podemos ver— otorgándolo a nuestros hermanos, a quienes podemos ver

El discípulo de Jesús es aquel que «ama a su hermano» (1 Jn 2:10), pero no ama al mundo «ni las cosas que están en el mundo» (1 Jn 2:15). El amor cristiano quita el pecado y acepta el perdón que recibimos por medio de Cristo para que, al andar en la luz como Él está en la luz, tengamos «comunión los unos con los otros» (1 Jn 1:5-9). Es un amor al Dios que nos amó primero (1 Jn 4:19); pero como no podemos ver a Dios, mostramos nuestro amor por Dios —a quien no podemos ver— otorgándolo a nuestros hermanos, a quienes podemos ver (1 Jn 4:20).

Con exhortaciones desarrolladas cuidadosamente en estas epístolas, el apóstol del amor nos ayuda a comprender las lecciones que escuchó y experimentó con Jesús, «para que también ustedes tengan comunión con nosotros. En verdad nuestra comunión es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1:3). Por medio del estudio cuidadoso de estas epístolas, seremos atraídos a esa comunión para ser transformados por ella.

Estas epístolas son un tesoro escondido, y a menudo pasado por alto, entre los últimos libros del Nuevo Testamento. Es común leer cada una de las tres epístolas como cartas distintas, cada una escrita en una ocasión diferente. Sin embargo, puede ser que las tres formen un solo «paquete» de cartas enviadas en la misma ocasión.

La carta principal, que conocemos como «1 de Juan», es el sermón del apóstol sobre el mensaje de Jesús de amarse unos a otros. No contiene saludos ni despedidas epistolares, solo el sermón escrito por Juan.

La segunda carta de Juan contiene los saludos personales del apóstol a la congregación, similares a los saludos que Pablo solía adjuntar en el saludo de sus epístolas.

La tercera carta de Juan contiene instrucciones específicas para el ministro de la congregación a la que se dirige (un hombre llamado Gayo; 3 Juan v. 1), similares a las que Pablo suele agregar al final de sus epístolas. Estos tres documentos son probablemente todos los componentes de una sola entrega.

Si esta comprensión de la relación entre estas cartas es correcta, entonces estas epístolas nos brindan lecciones generales sobre el amor cristiano (en 1 de Juan) y ejemplos específicos de su aplicación (en las instrucciones personalizadas a la congregación y al pastor, en 2 y 3 de Juan). Estudiadas de esta manera, las tres epístolas de Juan ofrecen ricas perspectivas sobre el amor cristiano, tanto en principio como en práctica, mucho más allá de lo que cabría esperar dada su brevedad.

Hoy, tanto como en cualquier otro momento, el mundo necesita una visión clara del amor de Dios. Ahora, más que nunca, la iglesia —en sus divisiones, luchas internas y fracasos— necesita volver a comprometerse con el amor puro y desinteresado que aprendemos de Jesús. Aunque cortas, las epístolas de Juan contienen un gran mensaje que es digno de nuestra devota atención.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando