Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten (Fil 4:8).
La Biblia nos enseña que Dios es bueno, justo, puro y verdadero. Por lo tanto, lo bueno, puro, justo y verdadero a lo que Pablo se refiere es todo aquello que refleja el carácter de Dios.
Todo lo que tiene virtud y merece alabanza es una referencia a Dios, porque Él es la fuente de todas las virtudes y es el más digno de alabanza.
Lo bello, bueno y verdadero es aquello que refleja el carácter de Cristo, porque Él encarna la verdad, justicia y bondad de Dios. Por eso Jesús dijo: «Yo soy la verdad» (Jn 14:6). Dios en Cristo es la verdad por excelencia y mayor realidad. Todas las otras verdades surgen y dependen de esta verdad superior. Las otras realidades de nuestra existencia deben ser entendidas en relación a Dios y Cristo.
Entonces, lo que Pablo está diciendo se puede resumir de esta manera: todas las cosas que mires en el mundo, debes mirarlas en relación con Dios.
Debemos evaluar cada evento, persona o situación conforme a la verdad de Dios. Cada cosa que juzgamos e interpretamos, debemos hacerlo conforme a la justicia de Dios. Debemos hacer todo conforme a la verdad, bondad, pureza y justicia divina.
Así cumpliremos lo que este mandato significa: «en esto mediten».
El resultado de este ejercicio será que llamarás bueno a todo que Dios llama bueno; juzgarás como verdadero lo que está de acuerdo con la verdad y carácter de Dios; tendrás como justo solo lo que está en conformidad con la justicia de Dios. Considerarás precioso y digno de alabanza lo que está en armonía con lo que Dios considera precioso y digno de alabanza.
La realidad objetiva de Dios debe ser la base, el marco y la meta de nuestra meditación. De esta manera, estaremos usando nuestras mentes para Su gloria. Que el Señor nos ayude.
