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Hace tres años, Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, y su partido nacionalista-izquierdista-liberal, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), obtuvieron una victoria aplastante en las elecciones. Ganaron no solo la presidencia de la República Mexicana, sino que también lograron un buen número de gubernaturas, una mayoría absoluta en el congreso federal, y el control del 60% de los congresos estatales. Morena pasó a ser la primera fuerza política del país.

Su campaña se basó en un discurso que ofrecía apoyo a las poblaciones más vulnerables del país: los ancianos, los indígenas, los pobres, los marginados y las mujeres. También prometió derrotar las poderosas oligarquías a las cuales acusó de apoyarse en la corrupción y de controlar el país. Su mensaje polarizó a una población cansada de malos gobernantes, corrupción, violencia y abusos de poder. La gente anhelaba un cambio y AMLO lo prometía.

Con ese capital político, AMLO emprendió lo que llama la “cuarta transformación” de México, impulsando una serie de reformas legislativas que causaron preocupación a diversos sectores de la población. Por ejemplo, reformas sobre la inclusión y tolerancia a la identidad de género, legalización del aborto, legalización del uso de la marihuana, cancelación de proyectos de infraestructura importantes, reformas a las leyes e instituciones electorales, reformas a la operación del poder judicial y muchas otras iniciativas. Además, sus reformas a los sistemas de salud y su manejo de la pandemia nos ubica como el cuarto país con más muertes por COVID-19 en el mundo. 

La violencia y el crimen organizado han crecido de tal manera en los últimos años, que ahora México tiene las seis ciudades más violentas del mundo. El fenómeno de la violencia se manifestó también en el proceso electoral de este año, en donde decenas de candidatos a diferentes puestos fueron asesinados antes de las elecciones.

¿Qué significa esto para la iglesia?

El presidente AMLO llamó a las elecciones que se llevaron a cabo el 6 de junio pasado como “las más importantes en la historia del país”. A la luz de esto, vale la pena reflexionar en que nuestro Señor nos permite vivir en un país en donde gozamos de la responsabilidad de elegir nuestros gobernantes. Creo que los cristianos debemos aumentar nuestro interés en ser fieles en esa responsabilidad que nos ha encomendado el Señor. Los creyentes deben elegir sus gobernantes considerando sus valores, convicciones e ideologías. Estas elecciones recientes nos recuerdan que debemos elegir legisladores que establezcan leyes justas que reflejen los valores de la ley divina. Ahora que existen tantos partidos sin una plataforma política clara, sus candidatos no están siendo escogidos con base en las cualidades que la ciudadanía necesita saber para elegir con conocimiento de causa. 

Corremos el riesgo de votar por reacción o por simples impresiones personales que no nos permiten promover los valores morales y justos que la Palabra de Dios establece como verdaderos. Esto nos lleva a reconocer la necesidad de orar para que Dios levante hombres y mujeres íntegros, temerosos de Dios, capaces, valientes y con entereza moral para hacer frente a los enormes retos que enfrenta el país, como lo son la violencia, la impunidad, la injusticia, la opresión, la pobreza, la desigualdad y muchos otros más.

Pablo exhorta a la iglesia a que oremos para que el evangelio avance (2 Ts 3:1) y oremos por las autoridades para que vivamos “una vida tranquila y sosegada” (2 Ti 2:2). Cristo desea la salvación de nuestros compatriotas, sin importar a cuál partido político pertenezcan. Por eso la Biblia nos exhorta a que clamemos por todas las personas y nuestros gobernantes, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad (1 Ti 2:1-4). La salvación de los ciudadanos repercute en el bienestar de toda la población. Al final de cuentas, nuestra esperanza no está en los partidos políticos que siguen la corriente de este mundo, ya sean de derecha o de izquierda. Nuestra esperanza está en que, en Su misericordia, nuestro Señor haga avanzar su reino y traiga salvación a todas las personas sin distinción.


Actualizado a las 15:30 hrs (hora de México).

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