Martín Lutero no estuvo solo hace 500 años. Y no está solo hoy. Para marcar los 500 años de la reforma, Desiring God preparó una serie con un artículo nuevo cada día por el mes de octubre a través de personajes claves de este evento. Aquí la primera entrada.
Más de 300 años antes de que naciera Martín Lutero, un reformador inesperado apareció repentinamente en la ciudad de Lyon al sureste de Francia. Sus protestas en contra de las doctrinas y prácticas de la Iglesia Católica Romana fueron tremores fuertes que anunciaron la venida del terremoto espiritual que llamamos la Reforma. Y el movimiento que lanzó sobrevivió hasta unirse a la gran Reforma. Este hombre es conocido en la historia como Pedro Valdo.
Muchos detalles sobre Valdo no se saben, incluyendo su nombre. No sabemos si Pedro era su primer nombre en realidad, ya que no aparece en ningún documento hasta 150 años después de su muerte. Su apellido fue algo como Valdès o Vaudès; Valdo siendo la adaptación italiana. Tampoco sabemos el año en que Pedro nació, o el año preciso en que murió. Los historiadores están en desacuerdo sobre si murió entre los años 1205 y 1207, o entre los años 1215 y 1218.
Pero sí sabemos algunas cosas impresionantes.
Un hombre rico se arrepiente
En 1170, Valdo era un mercader muy rico y conocido en la ciudad de Lyon. Tenía una esposa, dos hijas, y muchas propiedades. Pero algo pasó. Algunos dicen que fue testigo de la muerte repentina de un amigo, otros dicen que escuchó un canto espiritual de un cantor ambulante, y Valdo se conmocionó profundamente sobre el estado espiritual de su alma, y desesperadamente buscó saber cómo podía ser salvo.
Lo primero que decidió hacer fue leer la Biblia. Pero como solo existía en la Vulgata latina, y su latín era pobre, contrató a dos académicos para que la tradujeran al vernacular y así poder estudiarla.
Luego busco consejo espiritual de un sacerdote, quien lo dirigió al joven rico en los Evangelios, y citó a Jesús: “Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme” (Lc. 18:22). Las palabras de Jesús atravesaron el corazón de Valdo. Igual que el joven rico, Valdo se dio cuenta súbitamente que había estado sirviendo a las riquezas y no a Dios. Pero a diferencia del joven rico que se alejó de Jesús, Valdo se arrepintió e hizo exactamente lo que dijo Jesús: le dio todo lo que tenía a los pobres (después de proveer adecuadamente para su esposa e hijas). Desde entonces, determinó vivir en completa dependencia de Dios y su provisión.
Nace un movimiento
Valdo inmediatamente comenzó a predicar de su Biblia en las calles de Lyon, especialmente a los pobres. Muchos se convirtieron, y para 1175 un grupo considerable de hombres y mujeres se convirtieron en discípulos de Valdo. También se deshicieron de sus posesiones y comenzaron a predicar (tanto hombres como mujeres). La gente comenzó a llamarlos “los pobres de Lyon”. Después, al crecer el grupo y convertirse en un movimiento, se esparció por Francia y otras partes de Europa, y fueron llamados “los valdenses”.
Mientras más estudiaba Valdo las Escrituras, más se preocupaba sobre ciertas doctrinas, prácticas, y estructuras de gobierno en la Iglesia Católica…sin mencionar sus riquezas. Así que hablo con valentía en contra de estas cosas. Pero ya que la iglesia oficialmente prohibía la predicación laica, Valdo y su banda recibieron oposición de los líderes de la Iglesia.
Una señal a oponerse
El arzobispo de Lyon estaba particularmente fastidiado por este movimiento de reforma autonombrado y sin educación, así que decidió aplastarlo. Pero en 1179, Valdo apeló directamente al papa Alejandro III, y recibió su aprobación. Sin embargo, tan solo cinco años después, el nuevo papa, Lucio III, se puso del lado del arzobispo y excomulgó a Valdo y a sus seguidores.
En los primeros años, el movimiento valdense era uno de reforma. Valdo no tenía la intención de dejar la Iglesia, y sostenía numerosas doctrinas tradicionales católicas. Pero después de la excomulgación, y después de la muerte de Valdo, las convicciones protestantes de los valdenses se incrementaron y solidificaron.
- Rechazaron toda autoridad fuera de las Escrituras.
- Rechazaron todo mediador entre Dios y hombre, excepto a Jesucristo Hombre (aunque continuaron venerando a María por un tiempo).
- Rechazaron la doctrina de que solo un sacerdote podía escuchar la confesión, y argumentaron que todo creyente estaba calificado para hacerlo.
- Rechazaron el purgatorio, y así rechazaron las indulgencias y oraciones por los muertos.
- Creían que los únicos sacramentos sancionados por la Biblia eran el bautismo y la comunión.
- Rechazaron el énfasis de la Iglesia en ayunos y días de fiesta, al igual que restricciones de dieta.
- Rechazaron el sistema sacerdotal y monástico.
- Rechazaron la veneración de reliquias, los peregrinajes, y el uso de agua bendita.
- Rechazaron la autoridad que reclamaba el papa sobre gobernadores terrenales.
- Eventualmente rechazaron la sucesión apostólica del papa.
La prereforma se une a la Reforma
A pesar de la excomulgación y la muerte de Valdo, el movimiento Valdense continuó creciendo por un tiempo. Se esparció hacia el norte de Italia y regiones de España, Austria, Alemania, Hungría, y Polonia.
Pero la persecución de la Iglesia Católica Romana también continuó y creció en severidad, así que para el siglo XV, las filas de los valdenses se habían reducido a pequeñas y oscuras comunidades en los valles alpinos de Francia e Italia. Pero cuando la Reforma protestante explotó en el siglo XVI, la mayoría de los valdenses se hicieron protestantes.
Pedro Valdo fue un protoprotestante, aunque no lo sabía. Fue un mercader convertido en profeta quien simplemente creyó en la Palabra de Dios con todo su corazón, y lo demostró con toda su vida. Y al tomar a Dios en su palabra, Valdo puso el mundo de cabeza.
