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La mayor necesidad de toda persona es ver la gloria de Dios en el evangelio y así ser transformado por ella (2 Co 4:6; 2 Co. 3:18). Ver cómo el Señor muestra su grandeza en su obra redentora despierta y aviva nuestra fe, y nos conduce a vivir para Él.

Recientemente pude conversar sobre esto con el pastor Jacobis Aldana. Además, hablamos sobre la conferencia Centrados: El gran Dios de un gran evangelio que se realizará los días 27-28 de marzo este año en Barranquilla, Colombia. La entrada a la conferencia es gratuita y puedes registrarte ahora mismo en el sitio web del evento.

Jacobis vive en en Santa Marta, Colombia, junto a su esposa y sus dos hijos. Es pastor de Iglesia Bíblica Soberana Gracia. Sirve como director editorial en Soldados de Jesucristo y como profesor de la Fundación de Estudios Bíblicos Alfa y Omega. También es miembro fundador de la Red de Iglesias Bíblicas del Caribe Colombiano, y uno de los organizadores de la conferencia Centrados.


La conferencia se titula “El gran Dios de un gran evangelio”. ¿Por qué usar ese título? ¿De qué manera el evangelio nos habla de la grandeza de Dios?

El título resume en gran medida lo que pretendemos desarrollar a lo largo de los dos días de mensajes y talleres. Queremos dejar claro que el evangelio comienza con Dios, es administrado por Dios, y es para la gloria de Dios.

La buena noticia del Hijo inocente muriendo por los pecadores comunica el grado de justicia que demanda un Dios santo. La magnitud de la culpa que debe ser cubierta habla de la honra del Ser al que se ha ofendido. Entre más claro, entonces, es el mensaje del evangelio, más evidente es el carácter de Dios, especialmente su santidad. Esta es una de las maneras en que el evangelio nos habla de la grandeza del Señor.

¿Cuáles son algunos de los grandes problemas que enfrenta la iglesia para entender mejor el evangelio?

Uno de los mayores problemas que enfrenta la iglesia es que muchos creyentes no conciben a Dios en toda su magnitud y grandeza.

El mensaje del evangelio no es un mensaje “optimista” o una palmada en la espalda del pecador que lo anima a corregir su camino. Si hay algo que el evangelio comunica con claridad es que Dios ha sido ofendido por el pecado del hombre y se requiere la satisfacción de su justa ira para que podamos ser salvos (Ro. 3:24-26).

No entender la justicia de Dios hace que hoy se presente como “evangelio” lo que no es el evangelio de la Biblia y obstaculiza el entendimiento correcto del amor que Él nos muestra en la cruz.

¿Cuáles son los peligros de un entendimiento errado de quién es Dios?

No podemos adorar lo que no conocemos. Así que el mayor peligro de tener un entendimiento errado de quién es Dios es una adoración equivocada. Ese fue el centro de la conversación de Jesús con la samaritana, en Juan 4. Pero creo que hay al menos dos peligros aún más latentes que conducen a dos distorsiones del evangelio. 

Por un lado, está el peligro de concebir a un dios que simplemente demanda que los hombres compensen su pecado viviendo una vida moralmente correcta. Un dios que solo espera enojado que los hombres puedan complacerlo con sus buenas obras. El resultado de esto es legalismo: nos lleva a vivir solo para cumplir demandas, pero no para deleitarnos en el Dios verdadero, que es santo y amoroso.

Por otro lado, están los que conciben un dios lejano que tiene una relación despreocupada hacia sus criaturas y que aparece como un “superpapá” permisivo y bonachón. El resultado de esto es libertinaje: nos conduce a vivir como si no tuviéramos que presentarnos algún día ante un Dios infinitamente santo y justo.

El legalismo y el libertinaje son dos distorsiones del evangelio que resultan de un entendimiento errado de quién es Dios. 

¿Cuáles son algunas maneras en las que comprender la grandeza de Dios debe cambiar nuestras vidas?

Encontramos una respuesta en Isaías 6. Allí la visión de la gloria de Dios llevó al profeta a verse como un pecador que, al ser restaurado, ahora solo quería servirle. Ser expuestos a la grandeza de Dios nos conduce a ver la profundidad de nuestro pecado y la necesidad del arrepentimiento. También nos guía a vivir una vida cada vez más conforme a su voluntad.

A esto se refiere Pablo cuando escribe: “Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu” (2 Co. 3:18).

Hay un sentido en el que hoy no podemos ver la gloria de Dios como lo hizo Isaías, pero Dios nos permite verla en las Escrituras y en la persona de Cristo. Cuando entendemos esto, queremos que nuestros sermones y escritos, nuestras canciones, conferencias, y todo cuanto hagamos evidencie la grandeza de Dios ante los ojos de los hombres.

¿Cuál esperas que sea el fruto de la conferencia Centrados en los creyentes y líderes asistentes?

Esperamos que Dios sea glorificado como un Dios santo y justo que nos mostró su misericordia en su Hijo Jesucristo. También oramos que los corazones de los que predican regularmente sean despertados para que puedan mostrar a Dios desde las Escrituras por medio de la predicación. Esperamos que todos sean conectados y animados a relacionarse con otros hermanos y líderes que también están recorriendo el mismo camino.

Finalmente, oramos que este evento nos permita tener la base para establecer Centrados como una conferencia regional anual para seguir presentando la centralidad en el evangelio, para la gloria de Dios, como objetivo de la vida cristiana.


Conoce más sobre la conferencia Centrados visitando el sitio web del evento.


Imagen: Lightstock.
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