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Las estadísticas muestran que los feligreses comprometidos con la iglesia solo asisten a la misma un promedio de dos veces al mes. ¡Y estos son los comprometidos! Asistir a la iglesia por beneficio propio refleja nuestra cultura que enfatiza el consumismo.

Una de las cosas que más me preocupa pastoralmente no es que las personas falten los domingos, sino que falten sin sentir convicción por ello. Esto no es legalismo. Debemos informar nuestras creencias por medio de la Palabra de Dios. Necesitamos convicciones bíblicas que informen nuestros corazones al momento de tomar la decisión de si tenemos una razón válida para no congregarnos.

En parte, esta cultura casual hacia la reunión de la iglesia viene de una mala enseñanza sobre el día del Señor. Por esto quiero compartir mi convicción personal acerca de observar este día.[1] Creo que guardar el sabbat (reposo) tiene continuidad para el creyente en el nuevo pacto, observándolo el día del Señor. Una aclaración: creo que los creyentes pueden participar de actividades recreativas que no impidan el congregarse con su iglesia local durante el domingo. Desde mi perspectiva, observamos el descanso al celebrar la resurrección de Jesús, la cual apunta al descanso eterno que experimentaremos (como lo afirma el autor de Hebreos).[2]

Un tema de conciencia

Primeramente, vale la pena dejar en claro que este es un tema de conciencia, y buenos hermanos han llegado a diferentes convicciones.[3] En nuestra iglesia local no tenemos una posición definida para todos los miembros. Les he dado a conocer mi convicción, pero no la impongo. Colosenses 2:16 dice: “Por tanto, que nadie se constituya en juez de ustedes con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo”. Este pasaje me limita a no ponerme de juez sobre otros, pero sí deseo que nuestra congregación forme sus convicciones de acuerdo a la Biblia.

Un mandato desde la creación

Aquellos que nos identificamos con la teología del pacto vemos tanto continuidad como discontinuidad entre el antiguo y nuevo pacto. Estaremos analizando ambos aspectos a continuación.

El argumento principal y uno de los más convincentes de la continuidad del sabbat es que es un mandato dado en la creación. Los “mandatos de creación” son los mandamientos dados antes de la Caída.[4] Lo vemos en Génesis 2:2-3:

“En el séptimo día ya Dios había completado la obra que había estado haciendo, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que El había creado y hecho”.

Considero firmemente que los mandatos de creación son normativos para los creyentes hoy, y esto incluye el mandato de guardar un día de reposo santificado por Dios. Éxodo 20 apunta a este mandato de creación como la razón por la cual Israel debía observar el día de reposo.

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es día de reposo para el SEÑOR tu Dios. No harás en él trabajo alguno, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día. Por tanto, el SEÑOR bendijo el día de reposo y lo santificó”, Éxodo 20:8-11.

Hay una falta de consistencia en los creyentes al practicar los mandatos de creación. Por ejemplo, es común usar Génesis para defender y argumentar sobre el llamado al matrimonio entre hombre y mujer (Gn. 1:27), para defender el liderazgo masculino (Gn. 3:9), o el llamado a multiplicarnos y subyugar la tierra (Gn. 1:28). Todos estos principios se encuentran antes de la Caída. Si usamos estos mandatos como normativos para el creyente hoy, ¿no deberíamos también incluir el llamado a guardar el día de reposo?

Un texto que ha resonado en mí durante el último año es Isaías 58:13-14:

“Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en Mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del SEÑOR, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en el SEÑOR, y Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del SEÑOR ha hablado”.

Este texto claramente llama a los creyentes a guardar estrictamente el día de reposo. ¿A qué creyentes se refiere Isaías? Bien, este pasaje hace referencia al futuro. Los capítulos 56 al 66 llaman a los creyentes de todas las épocas a guardar el pacto. ¿Y cómo se guarda el pacto? Desde la creación, la forma más evidente es observando el día del Señor. Todo lo que hacemos como creyentes tiene que ver con el pacto.

Del día de reposo al día del Señor

Dijimos que la teología del pacto ve continuidad y discontinuidad con respecto al antiguo y nuevo pacto. La continuidad se encuentra en seguir observando el sabbat, y la discontinuidad se encuentra en celebrarlo no el sábado, sino el domingo. Por supuesto, esto levantará preguntas. ¿Por qué creo que el día de reposo debe observarse el domingo? La respuesta sencilla es: a eso apunta el Nuevo Testamento. Así lo vemos en estos versos:

“El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche”, Hechos 20:7.

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”, 1 Corintios 16:2.

Entonces, la iglesia del Nuevo Testamento comenzó a congregarse los domingos, el primer día de la semana, el día en que Jesucristo venció la muerte. Ese era el día en que Jesús venció a nuestro enemigo, y eso ahora celebramos. Por lo tanto parece a haber una transición del día de reposo en sábado al día del Señor el domingo. El día del Señor ahora representa la observación del reposo cristiano al descansar de nuestras obras para celebrar la resurrección de nuestro Señor.

¿Cómo se debe practicar este día?

Cada creyente debe llegar a convicciones propias. Algunos pensarán que ya el sábado ha sido cumplido en Cristo. Para aquellos que pensamos que el sabbat continúa en el día del Señor, debemos saber que diferentes creyentes pueden observar este mandato de diferentes formas. Eso sí, todo creyente debe tomar en serio el reunirse con la iglesia, evitando a ausentarse.

En nuestra familia, vemos el domingo como el día apartado para adorar a Dios y descansar en Él al congregarnos con los santos. Comparto algunos consejos que, como familia, nos han ayudado a observar el reposo en el día del Señor.

  • Nos restringimos de cualquier actividad que nos impida estar listos para participar del servicio.
  • Desde el sábado estamos pendientes de ir a la cama a una hora adecuada para no estar dormidos en el servicio.
  • Nuestros hijos no hacen trabajo escolar los domingos. Descansan de lo que es su trabajo.
  • Mi esposa se abstiene de hacer tareas domésticas que le causen ansiedad y la distraigan durante el servicio.
  • Yo corro los domingos. Esta actividad me ayuda a servir mejor los domingos. Los días que corro estoy más alerta y muchas veces pienso más claramente.

Creemos que es un mandato congregarnos todos los domingos con excepción de circunstancias extremas. Por esta razón, cuando estamos de vacaciones, buscamos una iglesia donde se predique el evangelio y se observen los sacramentos, y planeamos visitarla. Le queremos comunicar a nuestros hijos que no vamos a la iglesia porque papi es pastor, vamos a la iglesia porque somos cristianos.

Les animo a que no se dejen influenciar por el mundo en este tema. Estúdienlo con detenimiento, pues es de gran importancia para el creyente. Dios le dio gran importancia a esta observación a través de toda la Biblia. Nosotros debemos entonces, por su gracia, tomarla en serio también.


[1] La cual es una posición denominada “sabataria continental” en el mundo teológico.

[2] Esta es la posición histórica de los bautistas reformados que siguen la Declaración Bautista de Fe de 1689. La tradición reformada paedobautista que encontramos en la Confesión de Westminster afirma una convicción sabataria más rígida donde el día del Señor se separa de toda actividad recreativa, y solo se permite la participación de actividades de adoración a Dios. Es por esto que muchas iglesias presbiterianas ofrecen sus servicios en la mañana y en la tarde.

[3] En Del sábado al día del Señor, D. A. Carson defiende una posición contraria a la sabataria continental, pero al final concluye el libro exponiendo que el participar del servicio de adoración es normativo para todo creyente.

[4] Algunos dispensacionalistas y de la nueva teología del pacto consideran que aunque estos mandatos tienen enseñanza para los creyentes, pero no son normativos.


Imagen: Lightstock.
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