El coronavirus presenta escenarios desafiantes para todos. La emergencia sanitaria, la pérdida de empleos, y la reducción de horas laborales provocaron una crisis económica: rentas e hipotecas atrasadas, servicios esenciales sin pagar, carencia de alimentos, falta de medicinas, y más. La situación actual preocupa en gran manera a los responsables de sostener a sus familias.
Estos son algunos consejos y verdades bíblicas para considerar ante el impacto económico de la pandemia:
1) Reduce y modera tus gastos
En la mayoría de hogares esto será difícil porque hay gastos fijos e indispensables. Pero, aún así, podemos hacer recortes en nuestro presupuesto. Al no saber cuánto durará esta situación, lo más sabio es reducir gastos y moderar nuestro consumo (Pr. 13:16).
Prueba contactar a tus proveedores de servicios y pedir una extensión para tus pagos, una suspensión temporal, o alguna concesión que te ayude a sobrellevar esta crisis. Analiza tu presupuesto mensual y revisa qué servicio, pago, o producto puedes recortar sin comprometer el bienestar de tu familia.
2) Sé creativo
Puesto que “la necesidad es la madre del ingenio”, en medio de esta crisis debemos buscar alternativas para generar ingresos. Puedes vender los objetos o productos que ya no uses (libros, ropa, bicicletas, etc.). También puedes abrir una cuenta en alguna plataforma virtual para ofrecer lo que estés vendiendo (Offerup, Craigslist, OLX, eBay, Mercado Libre, Facebook Marketplace, etc.).
El evangelio mueve a los creyentes a amar, ayudar, y servir a los que están en necesidad, aun en medio de escasez
Si tienes algún talento, úsalo para generar dinero extra. Por ejemplo, en nuestra iglesia, una hermana hace mascarillas con material que le había sobrado de sus trabajos de costura; hasta ahora ha vendido más de 400 mascarillas. Otra hermana que es repostera hace dulces y su esposo le ayuda con las ventas en donde trabaja.
Las redes sociales son una plataforma gratuita para ofrecer tus servicios o productos. Pídele al Señor que te dé una idea y esto quizá pueda ser un medio de provisión.
3) Ayuda a quien no tiene
Esto puede sonar ilógico para algunos, sobre todo en estas circunstancias. Pero ayudar, asistir, y servir a otros es nuestro deber porque refleja la gracia del evangelio. Para el redimido, ayudar al que no tiene es la manera de identificarse con su Salvador, quien siendo rico se hizo pobre para enriquecernos (2 Co. 8:9).
La iglesia de Macedonia es un gran ejemplo de esto: a pesar de que estaban en necesidad, rogaron a Pablo que les permitiera ofrendar para los hermanos de Jerusalén, que estaban en mayor necesidad (2 Co. 8:1-4). El evangelio mueve a los creyentes a amar, ayudar, y servir a los que están en necesidad, aun en medio de la escasez.
4) Busca al Señor y confía en Él
En medio de esta crisis económica, es necesario y consolador aferrarnos a las palabras de nuestro Señor
Sobre todo, este tiempo nos confirma que nuestra provisión viene del Señor. Dios cuidará de sus hijos en todo momento. Él es nuestro Padre fiel y poderoso para proveer en medio del hambre y de la sequía (Jn. 6:10-11; 1 R. 17:1-6). El profeta Habacuc nos anima a confiar en el Señor y evidenciarlo con nuestra actitud:
“Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación”, Habacuc 3:17-18.
La experiencia que vivimos será una gran lección para quienes piensan que el trabajo, el empleador, o el negocio nos sostienen. Cada uno de ellos son medios que Dios usa para sustentarnos, pero cuando estas cosas falten Él seguirá proveyendo para Su Iglesia. No debemos afanarnos ni temer. Recordemos que el Dios de la Biblia puede aún usar cuervos para sostener a su pueblo (1 R. 17:5-6).
Confiemos que nuestro Salvador cuidará de nosotros incluso por medio de provisión material. En medio de esta crisis económica, es necesario y consolador aferrarnos a las palabras de nuestro Señor:
“Por tanto, no se preocupen, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿qué beberemos?’ o ‘¿con qué nos vestiremos?’ Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que su Padre celestial sabe que necesitan. Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”, Mateo 6:29-33.