¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Por qué dejé mi carrera en psicología por la consejería bíblica

Nota del editor: 

Para más artículos y conocer otras perspectivas sobre la psicología, te invitamos a explorar nuestros recursos sobre el tema.

He trabajado en el campo de la psicología durante más de una década. He ejercido la práctica privada y he enseñado en un programa de posgrado en psicología. Me encantaba mi trabajo, mis clientes, mis estudiantes y mis colegas. Era respetada en mi comunidad como profesora y psicóloga. Pero dejé mi trabajo en psicología para iniciar y dirigir un ministerio de consejería bíblica en una iglesia al otro lado del país. ¿Por qué?

Cuando le hablo a las personas sobre la consejería bíblica, surgen pensamientos y emociones variadas. Algunas personas no la conocen. Pero para otros, la consejería bíblica tiene que ver con versículos de la Biblia mal citados, llamados poco compasivos al arrepentimiento y una visión excesivamente reduccionista de los problemas de la salud mental. Han experimentado (o conocen a personas que han experimentado) la consejería de pastores y líderes ministeriales bienintencionados que les han hecho sentir totalmente incomprendidos, reduciendo su sufrimiento y dolor a tan solo una prueba que debe ser aceptada con gozo. Mi corazón se aflige cuando escucho esas historias.

Sin embargo, aquí estoy: una psicóloga convertida en consejera bíblica. Solía ser alguien que asumía que los consejeros bíblicos no sabían de lo que estaban hablando. Cuando mi pastor hablaba del valor de la consejería bíblica, yo me mostraba condescendiente: «Es lindo que pienses que puedes entender los problemas de salud mental con la Biblia». No juzgaba con tenacidad, solo pensaba que la consejería bíblica era ignorante.

Desenmarañar las filosofías humanista y naturalista de la práctica de la psicología fue mucho más difícil de lo que imaginaba

Pero diez años después, pienso que yo era la ignorante.

Lo que pasé por alto

En mi formación como psicóloga, de alguna manera pasé por alto las raíces profundas que la psicología secular tiene en la filosofía. Hay muchas investigaciones en psicología que nos ayudan a comprender, pero gran parte de la psicología moderna se basa en el trabajo teórico —interpretaciones de los datos—, y esas teorías e interpretaciones se basan en premisas naturalistas y humanistas. Son construcciones y modelos para ayudar a las personas, edificados sobre un mundo en el que Dios no existe, donde las personas (uno mismo y los demás) son nuestra mejor esperanza y la felicidad personal es el bien supremo.

Después de más de ocho años de carrera, empecé a ver tensiones entre lo que creía como psicóloga y lo que creía como cristiana. ¿Son realmente la auto-dirección y la realización personal los objetivos que debo ayudar a las personas a alcanzar? ¿Es en realidad la búsqueda de «sentirse mejor» con uno mismo y con la vida a lo que Dios nos llama? Durante años he luchado con estas preguntas (y muchas más). Es cierto que ayudar a disminuir la angustia de otra persona es algo bueno. Lo creía entonces y lo sigo creyendo. Pero ¿es lo más importante?

Desenmarañar las filosofías humanista y naturalista de la práctica de la psicología fue mucho más difícil de lo que imaginaba. La psicología secular se presenta como neutral. No asume que deba tener algún conflicto con la religión o el cristianismo. Pero el estudio del alma no es filosóficamente neutral. Más que muchos otros campos, la psicología responde a las mismas preguntas que la religión: ¿Quiénes somos? ¿Qué nos pasa? ¿Qué nos ayudará? ¿Cómo lo conseguimos?

Una vez que lo vi, no pude dejar de verlo. Mi fe, al final, cambió la forma en que quería ejercer.

¿Qué es la consejería bíblica?

Es cierto que la consejería bíblica puede tener diferentes significados para diferentes personas. Lo que quiero decir con este término es que la consejería está fundamentada en una cosmovisión bíblica. La consejería bíblica se basa en las Escrituras como fuente fundamental y primaria de sabiduría. La narrativa bíblica nos dice quiénes somos, por qué estamos aquí, cómo existimos en relación con Dios y cómo entender las muchas dificultades que experimentamos en esta vida. Pone nuestras luchas y nuestro dolor en el contexto de la verdad y la esperanza bíblicas.

Luego, a partir de una sólida teología del sufrimiento, la consejería bíblica nos ayuda a entender los propósitos de Dios para nosotros en el dolor, incluyendo los temores, la desesperación, el trauma y otras dificultades que a menudo requieren el apoyo de un consejero bien capacitado. Tal vez lo más importante es que la consejería bíblica nos ayuda a conectar las implicaciones del evangelio con los detalles de nuestras vidas. Eso es lo que más necesitamos: ver cómo el evangelio se aplica a nosotros, nos ofrece esperanza y nos transforma para parecernos más a Cristo cuando la vida es dura.

La consejería bíblica adecuada reconoce la complejidad humana. La Biblia no ignora las influencias sociales, fisiológicas y espirituales de nuestras vidas

La consejería bíblica adecuada también reconoce la complejidad humana. La Biblia no ignora las influencias sociales, fisiológicas y espirituales de nuestras vidas. Nuestras experiencias nos afectan. Nuestros cuerpos influyen en nuestras emociones y pensamientos, y viceversa. Comprender correctamente la imagen de Dios significa que no tenemos miedo de la hermosa y compleja forma en que Dios nos ha diseñado. Sin embargo, la consejería bíblica reconoce que hay un componente espiritual en cada parte de nuestras vidas. Hay un grado en que nuestras luchas siempre nos confrontan con una decisión: ¿Buscaremos al Señor en medio de nuestro sufrimiento o pruebas? ¿O buscaremos ayuda sin relacionarla con Dios?

Bueno pero limitado

Es posible acudir a un terapeuta secular y crecer espiritualmente. Además, hay aplicaciones de la psicología moderna que están menos cargadas de cosmovisión, como la evaluación psicoeducativa de los problemas de aprendizaje y las discapacidades del desarrollo. Mi objetivo no es que la gente asuma que todo en el campo de la psicología está en conflicto con la cosmovisión cristiana.

Sin embargo, en el sufrimiento, la mayoría de nosotros necesitamos ayuda para pensar en nuestro dolor en relación con Dios. Por un lado, es útil aprender a disminuir la angustia, sea cual sea la forma que adopte esa ayuda (suponiendo que no contradiga las Escrituras). Por otro lado, el sufrimiento ya nos impulsa a buscar alivio, nos tienta hacia la autosuficiencia y nos obliga a mirar hacia dentro. Lo que necesitamos —más que alivio, más que autosuficiencia, más que comprensión— es saber quién es Dios en los detalles de nuestro sufrimiento y elaborar las implicaciones de la gracia y la esperanza que tenemos en Cristo.

Por eso tengo el mejor trabajo del mundo como consejera bíblica. Mi trabajo como psicóloga era bueno pero limitado. Limitado a esta vida y a lo que podemos obtener de nosotros mismos o de las personas que nos rodean. La consejería cimentada en el evangelio nos ofrece vastos recursos de esperanza, mientras aprendemos a depender de Cristo nuestro Redentor y miramos hacia nuestro verdadero hogar, aún por venir.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando