A pesar de su reputación de aburridos, los puritanos no rechazaban todas las formas de entretenimiento. Simplemente buscaban participar en la recreación y entretenimiento de una manera que honrara a Dios. Y en los siglos XVI y XVII, eso significaba principalmente música, arte, deportes, y libros.
Para ser consciente de lo que leía y ayudar a otros a hacer lo mismo, el pastor puritano Richard Baxter se hacía cuatro preguntas para ayudarlo a guiar su lectura. Con unos cuantos ajustes, estas preguntas pueden ayudarnos a ser más exigentes acerca de las películas y los programas que decidimos ver.
1. ¿Es esta la mejor manera de pasar mi tiempo?
Esta es una excelente primera pregunta. ¿Hay algo más importante y productivo que debería estar haciendo? Si es así, suelta el control remoto y hazlo. El adulto promedio pasa 33 horas mirando el televisor cada semana. Sería difícil argumentar que esto va con Efesios 5:16, donde se nos dice que debemos “redimir el tiempo”.
¿Pero significa eso que nunca podemos sentarnos y relajarnos mientras vemos Netflix? Para nada. Sin embargo, debemos esforzarnos por hacer todo con propósito, incluso ver la televisión.
Puede haber un propósito valioso al relajarse y ver un buen programa o película. Una noche de cine con tu cónyuge o los niños puede ser muy divertido. Como cualquier buena historia, los programas y las películas pueden tener un mensaje profundo que te ayudará a considerar las cuestiones importantes de la vida.
Aun así, la primera pregunta que te debes hacer es si hay algo más importante que exige tu atención. Si has determinado que sentarte y ver algo es un buen uso de tu tiempo, hay tres preguntas más que te ayudarán a decidir qué mirar.
2. ¿Hay [programas y películas] mejores, que me edificarían más?
No dejes que la lista de los programas y películas más populares dicte cómo vas a dedicar tu tiempo. Que algo sea popular no significa que sea bueno.
No es una marca de madurez espiritual poder ver actos de asesinato, desnudez, u otros tipos de inmoralidad sin que te afecte la conciencia
No podemos pretender que aquello a lo que le prestamos atención no nos afecte. De la misma manera que debemos poner atención a lo que comemos para mantenernos en buena forma física, debemos considerar el entretenimiento que consumimos para mantenernos en forma espiritualmente.
No es una marca de madurez espiritual poder ver actos de asesinato, desnudez, situaciones sexuales, violencia gráfica, u otros tipos de inmoralidad sin que te afecte la conciencia. Como Tim Challies observó recientemente:
«No hace mucho tiempo, muchos cristianos pensaban que estaba mal ver cualquier película o programa de televisión. Ese era un fundamentalismo en su forma más legalista, y es bueno que lo hayamos corregido. Sin embargo, me temo que hayamos corregido en exceso, y ahora casi nada está más allá del límite. De hecho, hemos llegado a considerar como una virtud poder ver casi cualquier cosa».
Esta es una triste —y creo que certera— acusación a las concesiones morales que los cristianos modernos han hecho con el entretenimiento. Pero no debería ser así. Como dijo John MacArthur: “No debemos entretenernos con los pecados por los cuales Cristo murió”.
No tienes que ver programas que glorifican las cosas que no glorifican a Dios.
Ten discernimiento sobre lo que eliges ver. Hay una cantidad casi infinita de programas y películas para elegir. No tienes que ver programas que glorifican las cosas que no glorifican a Dios.
3. ¿Me dirige este programa hacia la Biblia y a una vida santa?
Como cristianos, debemos gravitar hacia expresiones de arte, creatividad, e imaginación que nos dirigen hacia Dios, no lejos de Él.
¿Significa esto que solo deberíamos ver películas cristianas? Afortunadamente, no. Si bien podemos estar agradecidos de que se están produciendo más y más películas cristianas (muchas de las cuales son, de hecho, buenas), no tenemos que limitarnos a las películas que tienen una canción de Casting Crowns en su banda sonora.
Dicho esto, considera la cosmovisión a la que apela el programa que estás viendo. ¿Atrae el contenido la atención de aquellos cuyos corazones están inclinados hacia Dios, o apela principalmente a aquellos cuyos corazones están enfocados en las cosas de este mundo?
Si dudaras en decirle a un amigo cristiano que eres fanático de un determinado programa, o si dudaras en decirle a un amigo fanático que eres cristiano, necesitas pensar de nuevo tus opciones de entretenimiento.
4. ¿Esta [película o programa] aumenta mi amor por la Palabra de Dios, mata mi pecado, y me prepara para la vida venidera?
Recuerda que este mundo no es nuestro hogar. El hecho de que somos pecadores perdonados, comprados por Cristo, y de camino al cielo debería impactar cada aspecto de nuestras vidas.
Además, sabemos por las Escrituras que tenemos un adversario que está decidido a acabar con los soldados de Cristo. ¿Qué soldado pasaría tiempo haciendo cosas que debiliten su armadura?
Sé crítico con lo que eliges cuando decidas qué ver. ¿Te ayuda esta película a apreciar mejor las verdades expresadas en las Escrituras, o carece de elementos redentores? ¿Te anima este programa a apagar el pecado en tu vida, o te incita a ver qué tan cerca puedes llegar a la llama sin quemarte? ¿Te hace esta película desear el reino de Dios, o simplemente aumenta tu deseo por las cosas de la tierra?
Si bien podemos y debemos hacernos estas cuatro preguntas antes de leer un libro, como lo hacía Baxter, también deberíamos hacerlas antes de tomar el control remoto.
No hay nada de malo en disfrutar del entretenimiento. Somos libres en Cristo para participar de ello. Pero recuerda lo que Pablo le dijo a los Corintios: “Ustedes dicen: ‘Se me permite hacer cualquier cosa’, pero no todo les conviene. Dicen: ‘Se me permite hacer cualquier cosa’, pero no todo trae beneficio” (1 Co. 10:23, NTV). Sí, tenemos libertad en Cristo para ver Netflix. Elijamos ver películas que sean útiles y nos levanten en lugar de que obstaculicen nuestro progreso y derriben nuestros esfuerzos por seguir a Cristo.