El descubrimiento y la propagación de una nueva enfermedad por coronavirus en 2019 y 2020 (COVID-19) ha llevado a una gran cantidad de comparaciones con la pandemia mortal que ocurrió un siglo antes: la pandemia de influenza de 1918, conocida coloquialmente como la “gripe española”.
Esto es lo que debes saber sobre la pandemia de 1918 que se convirtió en una de las mayores crisis de salud pública en la historia moderna.
1. Esta pandemia de gripe de 1918, causada por el virus de la Influenza A subtipo H1N1, produjo el mayor número de muertes por influenza (gripe) registrados en la historia. Se estimó que el número de muertes era de al menos 50 millones en todo el mundo, con aproximadamente 675 000 en los Estados Unidos (en comparación, el número total de muertes de la Primera Guerra Mundial fue de alrededor de 20 millones). De 1917 a 1920, el virus infectó a un tercio de la población de la Tierra, que en ese momento era de unos 1,8 billones de personas. Si la misma proporción de infecciones ocurriera hoy, sería el equivalente a 2,5 billones de infectados. Hoy en día, eso sería aproximadamente el equivalente a que se infecte cada hombre, mujer, y niño en África, Europa, y América del Norte.
2. En los Estados Unidos y Europa, la pandemia se conocía comúnmente como la “gripe española” o la “dama española”. Sin embargo, este era un nombre inapropiado, ya que es poco probable que la enfermedad se haya originado en España. El apodo fue el resultado de un malentendido generalizado, causado por la censura de noticias en tiempos de guerra. Para evitar afectar la moral, tanto las naciones de las fuerzas aliadas como las potencias centrales, suprimieron las noticias sobre la gripe. Sin embargo, debido a que España permaneció neutral durante la Primera Guerra Mundial, los medios de comunicación españoles tenían libertad de cubrir la historia. “Dado que las naciones sometidas a una censura de los medios de comunicación solo podían leer noticias detalladas de fuentes de noticias españolas, naturalmente asumieron que el país era la zona cero de la pandemia”, dice Evan Andrews de History.com. “Mientras tanto, los españoles creían que el virus se había propagado a ellos desde Francia, por lo que lo llamaron ‘gripe francesa’”.
3. Si bien las fuentes de la gripe aún se desconocen (se han propuesto orígenes aviar y porcino), los primeros brotes aparecieron en los Estados Unidos. El 4 de marzo de 1918, un soldado del Ejército de EE. UU. se presentó en el hospital de Fort Riley, Kansas, quejándose de dolor de garganta, fiebre, y dolor de cabeza. Al mediodía, más de 100 de sus compañeros soldados reportaron síntomas similares. Pronto aparecieron otros brotes en campamentos y prisiones del ejército en varias regiones del país. La enfermedad pronto se extendió a Europa a través de los soldados estadounidenses que viajaban a los campos de batalla en Francia. (En los dos meses posteriores al brote en Fort Riley, 202 000 tropas estadounidenses viajaron en barco a Europa).
4. La pandemia ocurrió en varias olas que se extendieron por todo el mundo. La primera ola ocurrió de marzo a mayo de 1918 en América del Norte, y de mayo a julio de 1918 en Europa. La segunda ola, que causó la mayor cantidad de muertes, comenzó en agosto de 1918 y se extendió por todo el mundo durante los próximos cinco meses. Para finales del verano de 1918, se habían reportado numerosos casos en China, India, Nueva Zelanda, Japón, África del Norte, Filipinas, y Rusia. Una tercera ola pandémica comenzó a principios de 1919, solo 10 meses después de la primera ola. Algunos historiadores también afirman que se produjo una cuarta ola a principios de 1920.
5. La pandemia se vio exacerbada por la falta de saneamiento, el hacinamiento, y las limitaciones de los servicios de salud durante la Primera Guerra Mundial. Muchos soldados estadounidenses, cuyo sistema inmunológico nunca antes había sido expuestos a la gripe, fueron abarrotados en campamentos y barcos construidos apresuradamente. Cada día del verano de 1918, un promedio de 10 000 soldados estadounidenses se apiñaron en barcos con destino a Francia, y 45 000 soldados fueron acorralados en campamentos construidos para acomodar a 36 000. Como resultado, en 1918 más tropas estadounidenses murieron de gripe que en el campo de batalla.
6. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una característica inusual de este virus fue la alta tasa de mortalidad entre adultos sanos de 15 a 34 años de edad. La pandemia redujo el promedio de la esperanza de vida en los Estados Unidos por más de 12 años. La tasa estimada de letalidad fue de 1,7%. No se ha observado una tasa de mortalidad semejante durante ninguna de las temporadas de gripe anteriormente conocidas, o en pandemias ocurridas antes o después de la pandemia de 1918. (La tasa de mortalidad por gripe estacional es típicamente de alrededor del 0.1 por ciento en los Estados Unidos). La tasa de mortalidad probablemente fue más alta porque en ese momento no habían vacunas contra la gripe, medicamentos antivirales, antibióticos, o ventiladores mecánicos. Alrededor de un tercio de los médicos y enfermeras de los Estados Unidos también estaban sirviendo en la guerra, razón por la cual el tratamiento estuvo menos disponible.
7. Debido a que no hubo un esfuerzo coordinado por parte del gobierno de los Estados Unidos para implementar estrategias de mitigación, las comunidades locales implementaron sus propias medidas. Por ejemplo, la comisión de salud de la ciudad de Nueva York intentó frenar la transmisión de la gripe al ordenar que las empresas abrieran y cerraran en turnos escalonados para evitar el hacinamiento en el metro. En ese momento, 43 ciudades de EE. UU. tenían una población de más de 100 000. Las ciudades que implementaron medidas como el cierre de escuelas, prohibiciones de reuniones públicas, y órdenes de aislamiento o cuarentena experimentaron tasas de mortalidad máximas demoradas y reducidas en comparación con las ciudades que implementaron intervenciones más tarde.
8. Durante la pandemia, las restricciones a las reuniones públicas afectaron a las iglesias. En Washington, D.C., un grupo de ministros protestantes “unánimemente votó para consentir a la solicitud de los Comisionados de Distrito de que se cierren las iglesias en la ciudad”. Las iglesias también estaban cerradas en ciudades como Dallas, Milwaukee, Los Ángeles, y Seattle, pero seguían abiertas en Chicago y San Francisco. Pero, al igual que hoy, tales medidas no siempre fueron populares. Un pastor bautista en Murray, Kentucky, realizó servicios el 26 de enero de 1919 en violación de la prohibición del estado y fue arrestado en su púlpito en el servicio vespertino. Un sacerdote católico en St. Louis fue entregado a la policía después de que presuntamente 200 feligreses fueron vistos en la iglesia. El sacerdote le dijo a la policía que la gente se coló por las ventanas laterales de la iglesia, y él no los vio. No se presentaron cargos.
9. Desde 1918, se han registrado varias otras pandemias de gripe. Una pandemia de gripe de 1957 a 1958 mató alrededor de 2 millones de personas en todo el mundo, incluidas unas 70 000 personas en los Estados Unidos, y una pandemia de 1968 a 1969 mató aproximadamente a 1 millón de personas, incluidos unos 34 000 estadounidenses. Más de 12 000 estadounidenses perecieron durante la pandemia de H1N1 (o “gripe porcina”) que ocurrió entre 2009 y 2010. Pero la pandemia de influenza de 1918 ha seguido siendo no solo la gripe más mortal de la era moderna, sino también una de las más letales enfermedades virales, matando a más personas que todas las pandemias de gripe posteriores, fiebre amarilla (finales de 1800), el brote de cólera 6 (1817-1923), SARS (2002-2003), Ébola (2014-2016), y VIH / SIDA (1981-presente).
Anexo: Si bien existen varias similitudes entre la pandemia de gripe de 1918 y COVID-19 (abreviatura del nuevo coronavirus 2019), son diferentes en numerosas y significativas formas. El COVID-19 no es una cepa de gripe, sino una enfermedad causada por una cepa de coronavirus (SARS-CoV-2). Lo que llamamos “gripe” son varios tipos y cepas diferentes de virus de influenza. Los coronavirus son un tipo diferente y distinto de virus.
La razón clave por la que COVID-19 es actualmente más peligroso que las cepas comunes de gripe es porque no tenemos protección contra ella (nótese que la gripe de 1918 era una cepa poco común). Para todos aquellos que estamos vivos hoy, las cepas de la gripe han existido toda nuestra vida. Casi todos contraen gripe en algún momento de la vida y, por lo tanto, pueden desarrollar inmunidad. También tenemos vacunas creadas cada año que protegen a las personas de nuevas cepas. A pesar de estas inmunidades, todavía tenemos desde 291 000 a 646 000 muertes en todo el mundo por gripe cada año.
El SARS-CoV-2 es una nueva cepa de coronavirus para la cual no hemos desarrollado una inmunidad. Además, a diferencia de muchas cepas de influenza, no tenemos vacunas para protegernos contra el virus. También se cree que el SARS-CoV-2 es entre siete y diez veces más letal que la cepa promedio de influenza. Debido a estos factores, COVID-19 tiene el potencial de matar muchas veces más personas que las cepas anuales de gripe. Las infecciones por COVID-19 también deben tratarse, aparte de las hospitalizaciones y muertes que se producen por gripe. En sí, nuestro sistema de atención médica se vuelve tenso cada año durante la temporada de gripe, por lo que agregar decenas o cientos de miles de casos del COVID-19 estirará nuestro sistema hasta el punto de quiebre (como ya sucedió en Italia).