Hace poco tuve un intercambio de reflexiones por Twitter sobre las características esenciales que definen al modelo de iglesia que yo llamo “atrayente”, seguido de algunas características de su construcción alternativa, las iglesias centradas en el evangelio. Espero que traigan más claridad al pensar en estos temas relevantes de la eclesiología evangélica. Estos son tiempos importantes para intentar saldar estas discusiones.
Marcas “desafortunadas” de las iglesias atrayentes:
1) Sermones impulsados por el “deísmo terapéutico moralista”.
2) Ideología funcional del pragmatismo (no preguntándose “¿qué es bíblico?” sino “¿qué es lo que funciona?”).
3) El truncar el evangelio, o posicionarlo como fondo o una idea secundaria.
4) Igualar la grandeza con el éxito, en contra de los numerosos ejemplos bíblicos de justamente lo contrario.
5) Tratar al proceso de membresía única o principalmente como un medio para conseguir voluntarios.
6) Una puerta de salida trasera abierta de par en par para aquellos que necesitan ser discipulados luego de la conversión.
7) La reducción de la Biblia a una fuente de buenas citas.
8) Reclamar relevancia e innovación, a la vez que aislar los desafíos críticos a sus pre-suposiciones.
Marcas de las iglesias centradas en el evangelio:
1) Confianza no solo en la autoridad de la Escritura, sino también en la suficiencia de la Escritura.
2) Sermones que enfatizan el “¡Consumado es!” en vez del “¡Pongamos manos a la obra!”. Jesús es la estrella, no un actor secundario.
3) Una membresía con significado e importancia, y que abarca desde un discipulado de toda la vida, el cuidado pastoral, y la disciplina de la iglesia.
4) Énfasis en los miembros como misioneros, haciendo hincapié en el “ir y contar” sobre el evangelio, por encima del superficial “venir y mirar”.
5) Una total confianza en el evangelio como el poder de transformación, al que ninguna cantidad de inspiración puede igualar.
6) Un compromiso regular con la Cena del Señor.
7) La confianza en la solidez del evangelio para aplicar al creyente tanto la justificación como la santificación.
8) La Iglesia como la comunidad de los santos, no solo un culto de adoración, o un centro de recursos para los diferentes programas.
