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7 características de la iglesia según Martín Lutero

Más de W. Robert Godfrey

La Palabra

“Primero, el santo pueblo cristiano se reconoce por su posesión de la santa Palabra de Dios”. Martín Lutero siempre regresaba a la importancia funcional de las Escrituras y el evangelio en su trato con cualquier problema doctrinal. La iglesia siempre debe tener y amar la revelación de Dios. “Aun si no hubiera alguna otra característica aparte de esta, esta bastaría para probar que un pueblo cristiano y santo debe existir, pues la Palabra de Dios no puede existir sin el pueblo de Dios y al mismo tiempo el pueblo de Dios no puede existir sin la Palabra de Dios”.

Bautismo

“Segundo, el pueblo de Dios o el santo pueblo cristiano es reconocido por el santo sacramento del bautismo, donde sea que sea enseñado, creído y administrado correctamente de acuerdo a la ordenanza de Cristo”. La iglesia posee y administra el sacramento del bautismo como se enseña en la Biblia, como una expresión visible del evangelio.

La Cena del Señor

“Tercero, el pueblo de Dios o el santo pueblo cristiano, es reconocido por el santo sacramento del altar, donde sea que sea administrado correctamente, creído y recibido de acuerdo a la institución de Cristo. Esto también es una señal pública y una posesión preciada y santa encomendada por Cristo, por medio del cual su pueblo es santificado de la misma manera en que se ejercitan a sí mismos en la fe y confiesan abiertamente que son cristianos, tal y como lo hacen con la Palabra y el bautismo”. De nuevo, el sacramento de la Cena del Señor debe ser atesorado por la iglesia como Cristo lo ha instruido en la Biblia.

Disciplina

“Cuarto, el pueblo de Dios o los santos cristianos son reconocidos por el oficio de las llaves ejercitado de manera pública. Eso es, como Cristo decretó en Mateo 18[:15-20], si un cristiano peca, debe ser desaprobado; y si no corrige su comportamiento, debe ser entregado a su pecado y expulsado. Si corrige su comportamiento, debe ser absuelto. Ese es el oficio de las llaves”. Para Lutero, la iglesia verdadera ejercita disciplina sobre sus miembros. El entendimiento de Lutero de esta característica se ha perdido frecuentemente, pero él era muy claro al respecto.

Oficios bíblicos

“Quinto, la iglesia es reconocida externamente por el hecho de que consagra o llama ministros, o tiene oficios que debe administrar”. Lutero reconoció que la Biblia establece oficios en la iglesia: no la casta sagrada de los sacerdotes, sino el ministro que predica fielmente la Palabra de Dios y administra los sacramentos.

El enfoque de Lutero en la simplicidad y la importancia de la congregación se expresó de manera radical en su día, en su creencia que en principio la congregación tiene el derecho de nombrar a sus propios ministros. Aun desde 1523, escribió un tratado titulado Que la Asamblea Cristiana o Congregación Tiene el Derecho y el Poder de Juzgar Toda Enseñanza y Llamar, Nombrar y Despedir Maestros, Establecidos y Probados por Escritura. Los ministros no eran una orden misteriosa creada e impuesta por una jerarquía, sino que debían surgir de la congregación.

Alabanza

“Sexto, el santo pueblo cristiano es reconocido externamente por la oración, alabanza pública, y acción de gracias a Dios. Donde ves y oyes el Padre Nuestro orado y enseñado; y salmos y otras canciones espirituales cantados, de acuerdo con la Palabra de Dios y la fe verdadera; también el credo, los Diez Mandamientos, y el catecismo usados en público, puedes estar seguro que un santo pueblo cristiano está presente”. La iglesia es visible en su alabanza centrada en la Palabra.

Sufrimiento

“Séptimo, el santo pueblo cristiano es reconocido externamente por la posesión de la cruz sagrada. Ellos deben soportar cada infortunio y persecución, cada tipo de tribulación y maldad del diablo, el mundo y la carne”. Puesto que el siervo no es más grande que el maestro, como Jesús enseñó, la iglesia sufrirá en este mundo al servir a Cristo fielmente.

Lutero derivó estos siete puntos de la primera tabla de los Diez Mandamientos y reconoció que, aunque estos elementos nunca serían perfectos en la iglesia, estarían presentes: “Estas son las siete características principales de la gran santa posesión donde el Espíritu Santo obra en nosotros en una santificación y vivificación en Cristo diaria, de acuerdo con la primera tabla de Moisés. Con esto la obedecemos, aunque nunca de manera perfecta como Cristo. Pero constantemente nos esforzamos por obtener la meta, bajo su redención o perdón de pecados, hasta que un día lleguemos a ser perfectamente santos y ya no habrá necesidad de perdón”.

Estas siete características son solo el comienzo de lo que puede ser dicho acerca de la iglesia. Él dijo:

“Además de estas siete partes principales hay otras marcas externas que identifican la iglesia cristiana, dígase, esas señales por medio de las cuales el Espíritu Santo nos santifica de acuerdo a la segunda tabla de Moisés… Necesitamos el Decálogo no solo para notificarnos de nuestras obligaciones legales, sino también lo necesitamos para discernir qué tanto ha avanzado la obra santificadora del Espíritu Santo en nuestra vida y por cuánto erramos de la meta, a menos que creamos que ya hemos hecho todo lo que nos ha sido requerido. Por lo tanto debemos crecer continuamente en santificación y siempre convertirnos en nuevas criaturas en Cristo”. 

Publicado originalmente en Ligonier.
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