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Yo crecí en una iglesia en la que se hablaba sobre el regreso de Jesús mucho; casi todas las semanas. Recuerdo carteles con dragones. Cada año organizábamos una conferencia de profecía, nombrando a políticos específicos como el Anticristo. Teníamos nuestras calcomanías, “En caso de rapto, este automóvil quedará sin conductor”. Era algo tan importante para nosotros que, cuando era niño, tuve pesadillas recurrentes acerca de mis padres siendo raptados mientras yo me quedaba.

Es fácil burlarse de todo eso ahora, y creo que muchas de las iglesias evangélicas hoy restan importancia al tema del regreso de Jesús porque tienen miedo de parecer fundamentalistas. Pero hay 318 referencias a la segunda venida de Jesús en el Nuevo Testamento; más o menos 1 de cada 13 versículos lo menciona. Y casi todos los mandamientos morales en el Nuevo Testamento están ligados a la segunda venida. No es una parte vergonzosa de la teología cristiana: es esencial para nuestra fe. El hecho de que Jesús podría regresar cualquier día en cualquier momento nos debe hacer sobrios y cambiarnos.

Y nos debería cambiar ahora en al menos cuatro maneras.

1. Alerta espiritual 

En medio de las muchas maneras en las que mi iglesia estaba mal, tenían absolutamente toda la razón en una cosa: el anhelo ardiente del regreso de Jesús. Los escritores del Nuevo Testamento todos esperan con impaciencia para que Jesús regrese. Ellos se están esforzando a llegar ese día, casi anhelando casi de puntillas su regreso. Vivían en un estado de alerta espiritual, como si Jesús podría volver en cualquier momento.

¿No vivirías así si supieras que Jesús vuelve esta noche? No te preguntaras: “¿Estoy listo?”, o “¿Estoy viviendo hoy de una manera en la que yo estaría feliz de ver a Jesús esta noche?”. En mi iglesia a menudo terminábamos nuestros servicios con el pastor diciendo: “Maranatha”, que significa: “El Señor viene”. Y nosotros respondíamos, ” y podría ser hoy”. Creo que podríamos beneficiar más de esa actitud. Podría ser hoy, y esta puede ser tu última oportunidad de arrepentirte, última oportunidad para perdonar, última oportunidad para compartir el evangelio.

2.  Urgencia en las misiones 

Si sabes que el mundo tiene un fin y que podría ser pronto, esto reorganiza tus prioridades. No tiene sentido reordenar las sillas en la cubierta si el Titanic está por hundirse. Y sin embargo, eso es lo que muchos de nosotros estamos haciendo con nuestras vidas. Estamos tan consumidos por vacaciones, entretenimientos, posesiones, y nuestras listas de deseos, que nuestras acciones dicen al mundo que el final no está por venir y las misiones no son urgentes.

No soy de los que creen que Dios nunca quiere que tengamos o disfrutemos de las cosas buenas. Pero también sé que la vida es dolorosamente corta, y cuando vuelva el Maestro, quiero haber invertido mis talentos al máximo en su reino, no encontrarme sentado en ellos. Tristemente, muchos en la iglesia oirán las escalofriantes palabras de Jesús en ese día, “¿Por qué no invertiste lo que te di en mi reino? Fuera de aquí, siervo inútil, a las tinieblas de afuera” (Mt. 25: 26-30).

3.  Poder para perdonar

Tim Keller señala que creer en el regreso de Jesús nos da el poder para perdonar. Cuando alguien nos hace daño, queremos justicia. Corremos al tribunal del mundo, nos subimos en él, y  ayudamos a Dios a cumplir sus objetivos. Pero aquí está el problema: no fuimos hechos para ese puesto. Es demasiado grande para nosotros. Y al igual que el anillo en El Señor de los Anillos, nos distorsiona. Nos hace suponer lo peor de los demás, nos hace pintar grandes grupos con estereotipos negativos, y nos impide ver nuestro propio pecado.

Aparte de la doctrina de la segunda venida, no tenemos el poder para mantenernos alejados de correr a ese tribunal. Solo al saber que Jesús va a regresar, y que su regreso significa la verdadera justicia, puedo estar contento y permanecer alejado del tribunal. Puedo soportar la injusticia, por el momento, porque Jesús va a arreglar las cosas en el final.

4.  La esperanza en el sufrimiento

Las pinturas de la segunda venida de Jesús a menudo le representan entrando por las nubes o montado sobre ellas, pero Jesús dice que Él va a volver “en las nubes” (Mr. 13:26). Esta es una distinción importante, porque apunta de nuevo a la gloria de Dios en el Antiguo Testamento. Con frecuencia, cuando Dios se le apareció a su pueblo, estaba en la forma de una poderosa nube: cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto (Éx. 13:21), cuando les dio la Ley (Éx. 24:16), cuando el templo fue dedicado (2 Crón. 5:14). Esta “nube de gloria” era una señal de que Dios iba a venir a morar con su pueblo, para deshacer todo el terror y el dolor causado por la caída. Jesús dice en Marcos 13:26 que su regreso significa el retorno permanente de la gloria de Dios. Es una promesa de que todo el dolor y el sufrimiento en nuestras vidas no puede durar para siempre. O, como dice Cornelio Plantinga, “El regreso de Cristo es una buena noticia para las personas cuyas vidas están llenas de malas noticias”.

Así que si su hijo acaba de morir de cáncer, si su matrimonio se disolvió, si está solo, si su cuerpo está atormentado por el dolor crónico, entonces Jesús está diciendo: “¡Alzad vuestros ojos! ¡Voy a volver, y podría ser hoy!”. Hay razones para la esperanza, aun en medio del valle más oscuro. Como un autor lo pone, “La promesa de la segunda venida nos muestra que los ‘buenos tiempos’ están siempre por venir”.


Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Carmen Herrera.
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