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Instrumentos en manos del redentor, del pastor Paul David Tripp, ya es todo un clásico moderno sobre consejería bíblica y el ministerio personal de la Palabra.

Estas fueron algunas frases que captaron mi atención a medida que lo visité recientemente. Entre paréntesis se encuentran las posiciones en la edición en Kindle del libro.


“Cuando Dios le llama a venir a Él, también le llama a ser un siervo, un instrumento en Sus manos redentoras” (109).

“Si usted siguiera al Señor durante mil años, todavía necesitaría del ministerio del cuerpo de Cristo, tanto como lo necesitó el primer día que creyó. Esta necesidad se mantendrá hasta que nuestra santificación se complete en la gloria” (113).

“El Rey no ha venido para que se cumplan nuestras agendas, sino para involucrarnos en algo más asombroso, glorioso y maravilloso de lo que jamás podríamos imaginar” (349).

“Si un sistema puede darnos lo que necesitamos, Jesús nunca hubiera venido. Pero Él vino porque lo que estaba mal con nosotros no podía arreglarse de otra manera. Él es la única respuesta, por lo que nunca debemos ofrecer un mensaje que sea menor que la buena noticia. Nosotros no le ofrecemos a la gente un sistema, le apuntamos a un Redentor. Él es la esperanza” (578).

“El pecado no solo me hace responder pecaminosamente ante el sufrimiento, también me hace responder pecaminosamente ante la bendición. El niño inteligente se burla del niño tonto. El que es atleta se burla del chico con dos pies izquierdos. Hay algo tan mal dentro de nosotros que ni siquiera podemos manejar adecuadamente las bendiciones” (771).

“Dios nunca nos destinó a ser simplemente objetos de Su amor. También estamos llamados a ser instrumentos de ese amor en las vidas de los demás” (1093).

“Dios transforma la vida de las personas a medida que estas llevan Su Palabra a los demás” (1136).

“Los momentos de ministerio formal y público están destinados a formar al pueblo de Dios para el ministerio personal que es el estilo de vida del cuerpo de Cristo” (1164).

“Nuestras historias, personalidades, habilidades, y niveles de madurez son diferentes, y esta es la intención del Redentor. Él es soberano sobre todo esto” (1206).

“La combinación de la verdad poderosa envuelta en amor abnegado es lo que Dios usa para transformar a la gente” (1291).

“Un ministerio movido por necesidades, centrado en la persona [y no en Dios], y definido por las soluciones puede usar la Biblia, pero no es verdaderamente bíblico, sino que distorsiona el propósito de la Biblia” (1465).

“Solo cuando veamos nuestra historia envuelta en la gran historia de la redención vamos a empezar a vivir vidas que honren a Dios” (1578).

“¡No podemos usar la Biblia como un libro divino de auto-ayuda! Nosotros siempre trataremos de usarla para conseguir las cosas en las que tenemos puestos nuestros corazones, aunque esto es precisamente la atadura que sabotea nuestras relaciones. El Redentor vivió, murió y resucitó para que nosotros ya no vivamos para nosotros mismos sino para Él y para Su gloria (2 Co. 5:14-15)” (1621).

“En cualquier momento en el tiempo, la respuesta correcta a la pregunta: ‘¿Qué está haciendo Dios?’ es ‘Cumpliendo su plan’” (1689).

“Cada vez que usted ama a su enemigo, está descansando en la soberanía de Dios. Cada vez que habla suavemente y con amor frente a la ira de alguien, usted está eligiendo descansar en la soberanía de Dios. Cada vez que usted resiste la tentación de ganar una discusión a toda costa, está descansando en la soberanía de Dios. Debido a que El reina, nada de lo que usted hace en obediencia a Él es inútil” (1760).

“En el fondo de cualquier matrimonio roto, familia destrozada o amistad terminada siempre encontraremos gloria robada” (1963).

“Nuestra misión es enseñarnos, amonestarnos, y animarnos unos a otros a descansar en Su soberanía, en lugar de establecer la nuestra; a confiar en Su gracia, en lugar de actuar apoyados en la nuestra; y a someternos a Su gloria en lugar de buscar la nuestra” (2019).

“[Dios] no nos ha dado “siete pasos para la perfección personal y relacional”. En cambio, nos ha dicho que pongamos nuestra esperanza en la presencia y la obra de Jesús, el Redentor. Tanto el ayudador como la persona que necesita ayuda dependerán de Su poder y sabiduría para el cambio” (2124).

“El ministerio personal debe comenzar con un humilde reconocimiento de la ineludible naturaleza de nuestra necesidad. Si no hubiese habido Caída, si nunca hubiésemos pecado, todavía necesitaríamos ayuda porque somos humanos” (2220).

“Nuestros pensamientos condicionan nuestras emociones, nuestro sentido de identidad, nuestro punto de vista de los demás, nuestra agenda para la solución de nuestros problemas, y nuestra disposición para recibir consejo de otros. Es por ello que necesitamos un esquema para generar interpretaciones válidas que nos ayuden a responder adecuadamente ante la vida. Solo las palabras del Creador pueden darnos ese esquema” (2356).


Imagen: Lightstock.
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