¿Qué deberías hacer si conoces a alguien que muestra mayor entusiasmo con las películas que con Jesús?
Muchos que profesan ser cristianos muestran poca evidencia de valorar a Jesús más que la última película que han visto. O que la última prenda de ropa que compraron. O que la última aplicación que descargaron. O que el último juego deportivo que vieron. Algo está mal.
No somos Dios, por lo tanto, no podemos juzgar con certeza y precisión lo que está mal. Pero hay una falla en alguna parte. Tal vez algún tipo de ceguera, o el indicio de muerte espiritual en el corazón, o una muestra de estancamiento que se hace evidente. O alguna combinación de estas situaciones. Cristo no nos parece como sumamente valioso. O no lo sentimos como sumamente valioso. O no nos referimos a Él como sumamente valioso. O alguna combinación de estas cosas.
Esta es mi sugerencia. En lugar de intentar atenuar el entusiasmo que tienen por películas, ropa, aplicaciones, y eventos deportivos, veámoslo como una expresión de la personalidad que Dios les ha dado. Nosotros, en cambio, seamos un modelo de gozo expresivo en Jesús. Con el tiempo, si no ves un contagio en su corazón a partir de tu gozo, puedes expresar con humildad:
Yo amo el entusiasmo que expresas por esas cosas que te emocionan. Te expresas libremente sobre las buenas películas y la ropa bonita y las aplicaciones geniales. Me parece extraño que no parezcas ser tan expresivo sobre la forma en que te sientes con respecto a Jesús y lo que Él ha hecho por nosotros. ¿Has pensado en por qué podría ser?
El objetivo de esta pregunta no es hacerlos sentir culpables, sino ayudarles a ver que el problema no es gozarse con las cosas buenas creadas. El problema es la aparente ausencia de afectos similares (y mayores) por Cristo.
Cuando Jesús es sumamente valioso en nuestros corazones, todos los demás valores gradualmente se ordenan y purifican adecuadamente.
Si afectos similares por Jesús no son posibles, entonces la amenaza del fantasma de la idolatría se vuelve serio. Pero ellos pueden hacerse conscientes de esta situación sin que tu hagas una acusación, simplemente al llamar su atención no tanto hacia la emoción que está ahí, sino a lo que está ausente y faltando.
No queremos que pierdan su entusiasmo acerca de lo que es bueno. Queremos que Cristo sea supremo en sus corazones para que todo su entusiasmo venga de Él y para su gloria. Cuando Jesús se siente como sumamente valioso en nuestros corazones, todos los demás valores gradualmente se ordenan y purifican adecuadamente.
Que el Señor te dé gran valentía y sabiduría a medida que ayudas a las personas que te rodean a ser conscientes del valor supremo de Jesús.
