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4 bendiciones que tenemos en nuestro buen Pastor

Estampado en camisetas, escrito en postales y canciones o impreso en cuadros que adornan nuestros hogares, el Salmo 23 ha sido como un himno para muchos creyentes a lo largo de la historia. Es un poema sobre la experiencia cristiana y un símbolo de la esperanza eterna del creyente. ¿Qué significa este salmo para ti?

Aunque no conocemos su contexto histórico específico, queda claro que es el canto y la oración de alguien que ha perdido la comodidad y la seguridad en este mundo, pero quien también ha experimentado el amor de Dios en Sus muchas bendiciones. Aún en sus peores momentos, David encontró lo que necesitaba solo en el amor y la protección de Dios, de modo que el dolor, la tristeza y la duda se desvanecieron por una intensa afirmación de su fe.

Esta hermosa escritura sirve para dar forma a nuestra fe al recordarnos las bendiciones que tenemos en nuestro Padre celestial y buen Pastor.

1. La bendición del alimento diario

El SEÑOR es mi pastor,
Nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar;
Junto a aguas de reposo me conduce (vv. 1-2).

El salmista elige una ilustración sencilla pero potente que nos ayuda a entender que Dios, como buen Pastor, cubrirá las necesidades básicas de las ovejas de Su rebaño. ¿Cuál es la necesidad primaria del salmista? El alimento espiritual, algo que David está convencido de que recibirá de la mano del Señor y Padre celestial, a quien exalta desde la primera línea.

Aunque el Señor también provee para las necesidades materiales (Mt 6:31-32), el alimento primordial que los cristianos necesitan es el pan espiritual que viene principalmente de la Palabra del Señor, la cual nos reconforta y fortalece en nuestro diario vivir (Mt 4:4). En esta provisión, el Señor nos entrega Su presencia (Jn 6:33-35).

2. La bendición de la restauración espiritual

Él restaura mi alma;
Me guía por senderos de justicia
Por amor de Su nombre (v. 3).

David aprendió y experimentó la restauración de Dios en su vida. De eso habla en esta hermosa escritura, la cual nos invita a confiar plenamente en nuestro buen Pastor cada vez que necesitemos restauración en nuestro ser y en nuestro espíritu.

Nuestro buen Pastor sabe lo que es mejor para nosotros y es fiel para llevarlo a cabo, aún cuando nosotros somos infieles

Una reflexión honesta nos permitirá reconocer nuestra necesidad de ser restaurados. La cultura individualista actual de la autorrealización ha promovido en nuestra sociedad, incluso entre cristianos, una actitud de independencia y orgullo que nos hace pensar que no necesitamos a nadie para salir adelante, aun en nuestras peores rachas. El resultado es que nos desviamos y terminamos heridos.

Así como las ovejas se desvían con facilidad y se exponen a muchos peligros, los creyentes también solemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento o confiamos en nuestras propias fuerzas para conducir nuestras vidas.

Sin embargo, nuestro buen Pastor está dispuesto a sanarnos y Su prioridad es la restauración espiritual. Esto significa reconstruir nuestra comunión con Él y hacernos regresar a Sus sendas de justicia. Este camino produce grandes bendiciones para aquellos que lo siguen, en especial la de experimentar la fidelidad y la justicia del Señor.

Nuestro buen Pastor sabe lo que es mejor para nosotros y es fiel para llevarlo a cabo, aún cuando nosotros somos infieles porque, en última instancia, Él es fiel a Su carácter compasivo (2 Ti 2:13).

3. La bendición de la protección continua

Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
Has ungido mi cabeza con aceite;
Mi copa está rebosando (vv. 4-5).

El salmista utiliza una ilustración fácil de entender en su contexto cultural: las ovejas, a diferencia de las cabras que son más independientes, dependen en gran manera del pastor para encontrar pasto y agua, y volver a salvo al redil.

Esta imagen es un golpe a nuestro orgullo, porque nos recuerda que no vamos por el mundo como llaneros solitarios ni somos autosuficientes. Si queremos sobrevivir, debemos rendir nuestras vidas en dependencia total a Dios a la hora de tomar decisiones y confiar en la guía de Su vara y Su cayado. Esto es difícil siempre, pero en especial cuando atravesamos valles oscuros y caminos de muerte que nos hacen dudar del camino que Dios nos pone por delante.

La única manera de atravesar la oscuridad es reconociendo a Dios en el lugar central que le corresponde en nuestras vidas

En esos momentos de incertidumbre, debemos traer a la memoria y el corazón la convicción de que la única manera de atravesar la oscuridad es reconociendo a Dios en el lugar central que le corresponde en nuestras vidas. Necesitamos que Él sea nuestro buen Pastor, nosotros Sus ovejas y que nos guíe de nuevo a aquellos pastos y aguas que refresquen nuestra vida interior y así conforte nuestro espíritu afligido.

4. La bendición de una promesa eterna

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa del SEÑOR moraré por largos días (v. 6).

David estaba convencido de que su esperanza eterna era segura gracias a la promesa fiel del Señor. ¿Cuántos más motivos tenemos nosotros para confiar, sabiendo que el bien y la misericordia divina descendieron del cielo en la persona de Jesús, el buen Pastor (Jn 10:11)?

Gracias a la obra redentora de Cristo, estamos seguros de que contamos con el bien y el favor de Dios protegiendo nuestras vidas. Si caemos o nos desviamos, Dios también ofrece Su misericordia para ayudar a los desalentados y a los que tropiezan. Y contamos con la seguridad de que moraremos con nuestro buen Pastor por toda la eternidad (Jn 14:2-3).

Camina con tu buen Pastor

El Salmo 23 expresa el corazón de una persona que ha conocido los atributos del buen Pastor y ha experimentado Sus bendiciones. ¿Tu corazón expresa eso también?

Nuestra mayor bendición de este lado de la eternidad es disfrutar de una comunión íntima con Dios gracias a la obra de Cristo y el poder del Espíritu Santo (Fil 3:8). Nuestra tarea es cultivar esta comunión a través de la adoración y la devoción diaria.

Este salmo emblemático nos invita a considerar la presencia de Dios en nuestras vidas y las bendiciones espirituales que disfrutamos gracias a que Jesús las aseguró para nosotros con Su sangre. Vivamos disfrutando las bendiciones del favor divino de tal modo que sea un testimonio para el mundo y para que muchas personas conozcan también al buen Pastor, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

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