Hablo con muchas personas que están tratando de ayudar a una amiga que sospechan que está en un matrimonio abusivo. Muchas no están seguras de la magnitud del problema, pero temen por su amiga y quieren ayudarla.
Si bien las Escrituras nos llaman a cuidar a los débiles y a guiar y proteger a los oprimidos (Sal 82:1-4, 103:6; Pr 31:9; He 13:3), ayudar a las víctimas es una tarea difícil. Para complicar las cosas, algunas víctimas no son conscientes de que están siendo abusadas y otras viven con tanto miedo que han aprendido a ocultar lo que está sucediendo.
Tres puntos de partida
Es difícil hablar verdad a una amiga cuando no estás segura de la situación. Para complicar las cosas, la violencia doméstica a menudo significa que hay peligro. Las situaciones son desafiantes. Caminar con estas almas sensibles requiere de paciencia y una persistencia amorosa.
Cuando me senté por primera vez con esposas maltratadas y escuché sus historias, cometí muchos errores. Estaba abrumada por lo que estaba escuchando. No pensé en las respuestas que estaba dando o en cómo podrían afectar a las víctimas.
He aprendido de mis errores con el tiempo y quiero compartir este conocimiento que he ganado con tanto esfuerzo para que sepas cómo cuidar a tu amiga. Lo más importante es hacer lo posible por:
- no tomar el control de sus decisiones diciéndole lo que ella debe hacer;
- evitar minimizar su abuso; en cambio, escucha atentamente lo que ella comparte contigo;
- conectarla con la ayuda de otras personas que tengan experiencia con violencia doméstica.
Estos son los conceptos básicos y es posible que debas volver a ellos cuando te sientas confundida. Estas son ocho sugerencias que pueden guiarte mientras ayudas a tu amiga.
1. Expresa tu preocupación con amabilidad y se paciente
Cuando sospechas de abuso, acércate a tu amiga con sensibilidad. Hazle saber tus preocupaciones por ella. Podrías decirle: “Estoy preocupada por ti porque pareces muy estresada”. Está bien si ella no está lista para hablar sobre su situación. Puede sentirse a la defensiva, tener miedo de confiar en ti o sentirse avergonzada.
Al abordarla con gentileza, le das espacio para compartir cuando ella esté lista. Si eres demasiado enérgica o hablas de violencia demasiado pronto, es posible que ella no te considere accesible cuando ella esté lista para compartir.
2. Cree su palabra
Hablar sobre abuso es un acto de gran valentía. Es más probable que las víctimas encubran o resten importancia al abuso que a inventarlo o exagerarlo. Puede resultarte difícil imaginar que lo que ella está diciendo sea cierto, especialmente si la presentación pública de su opresor es buena.
Ten cuidado de no desacreditar lo que tu amiga dice al juzgar cómo lo dice
Con el tiempo, podrás verificar los detalles de su historia, pero cuando ella comience a contártelo, no es el momento de hacer preguntas para satisfacer tu incredulidad o duda. En lugar de eso, invítala a que te cuente más, con preguntas como:
- ¿Ha sucedido eso antes?
- ¿Me puedes decir más sobre eso?
- ¿Hay otras ocasiones en las que sientes miedo cuando estás cerca de tu esposo?
Recuerda, las víctimas tienden a contar historias repetitivas, a veces incoherentes y circulares. Este es un efecto del trauma, así que ten cuidado de no desacreditar lo que tu amiga dice al juzgar cómo lo dice.
3. Ten en cuenta que ella puede estar siendo vigilada y monitoreada
Las comunicaciones y ubicaciones de muchas víctimas se monitorean de forma electrónica. Deberías suponer que su victimario leerá todos los correos electrónicos, textos o mensajes. Incluso podrías advertirle amablemente: “Es común que los hombres que luchan con el control (o la ira) monitoreen la comunicación de una mujer. Seamos más cautelosas con la forma en que intercambiamos mensajes”.
4. Critica el comportamiento, no la persona
Ten cuidado de que tu crítica del victimario no sea un ataque global a su persona, sino que se centre en su comportamiento abusivo. Di cosas como: “Estuvo mal que él te arrojara eso y te asustara”.
Puedes sentirte tentada a decir: “Es tan egoísta” o “¿Cómo puedes vivir con ese monstruo?”. Pero si criticas el carácter general de su victimario, probablemente hará que ella quiera defenderlo. Sé precisa y condena sus acciones y motivaciones, no directamente a él. Esto ayudará a tu amiga a etiquetar el pecado y a obtener una claridad importante.
5. No excuses el abuso
Sé precisa y condena las acciones y motivaciones del victimario, no su persona
Haz todo lo posible por no excusar el comportamiento abusivo. Tu amiga podría atribuir el comportamiento de su victimario a la borrachera, al uso de drogas, el estrés laboral o los sentimientos heridos. Pero nunca debes ofrecer excusas por el abuso. Siempre está mal y siempre es injustificable.
A menudo les recuerdo a las víctimas que dos cosas pueden ser ciertas: “Tu abusador puede tener una adicción y ser abusivo, pero no todos los adictos son abusadores. El abuso es siempre una opción”.
6. Resiste decirle lo que ella debe hacer
No entres a apoderarte de su vida en un intento por rescatarla. Créeme, te verás tentada a hacerlo. Es difícil presenciar la opresión. Pero ten en cuenta que estar oprimido significa que otra persona está controlando todas sus elecciones. Es importante que tu amiga tome sus propias decisiones, ya que tendrá que vivir con sus consecuencias.
En lugar de decirle “Esto es lo que debes hacer”, piensa en algunas opciones con ella y luego pregúntale: “¿Cuál crees que es el próximo paso prudente?”, “¿Qué te impediría hacer eso?” “¿Qué te parece factible?”.
Ayudarla a pensar con detenimiento en su próximo paso le indica que crees que ella es capaz, con la ayuda de Dios, de tomar decisiones sabias. Tómate el tiempo en ayudarla a pensar en lo que puede hacer, pero ten en cuenta que puede tardar meses en tomar una decisión. Más adelante evalúas cómo puedes ayudarla a lograrlo.
7. Apóyala mientras comparte su historia
Es posible que tu amiga tenga que ir a la corte, a la policía, a un abogado o a los líderes de su iglesia. Ella no debería hacer esto sola. Ofrece acompañarla o ayudarla a encontrar otra mujer que lo haga. Ayuda a quienes participan en las reuniones de la iglesia con ella (personal pastoral o ancianos) a ver que su autoridad o su sexo pueden ser intimidantes para ella. Asegúrate de que haya alguien en la sala que pueda defenderla y ayudarla a hablar de su experiencia después.
8. Busca conectarla con un profesional
La opresión es un gran problema. Tu amiga necesitará mucho apoyo y sabiduría. Para complicar las cosas, puedes temer que ella esté en peligro, te podrías enterar de que sus hijos también están siendo abusados o que su sufrimiento es más profundo de lo que te crees capaz de ayudar.
Es importante que tu amiga tome sus propias decisiones, ya que tendrá que vivir con sus consecuencias
Ayúdala a localizar a profesionales capacitados en cómo lidiar con las víctimas de violencia. Trabajarán por su seguridad y la de sus hijos. Los amigos y los líderes de la iglesia pueden llevar a las víctimas a centros de ayuda especiales y ver qué recursos u opciones de protección podrían ofrecer. Es ideal contar con estos apoyos antes de que surja una crisis.
Si tienes en cuenta estos elementos, probablemente evitarás algunos de los errores que he cometido. Recuerda, aunque no seas experta, tu papel es vital. Bendecirás grandemente a tu amiga caminando junto a ella, orando con ella y recordándole que Jesús se identifica con los indefensos y se opone a los que dañan a los vulnerables (Lc 4:18). Aun después de haberla conectado con consejería profesional, apoyo de la iglesia y recursos comunitarios, continúa apoyándola de estas formas significativas.
Dos principios adicionales
Primero, a veces una víctima no está lista para tomar medidas de protección. Cuando esto suceda, debes recordarle con cuidado el peligro en el que se encuentra y conectarla con alguien que la ayudará a planificar su seguridad. Pero no la obligues a tomar medidas que no va a tomar. Es más peligroso para una mujer dejar una situación de abuso y luego volver a ella. Ella debe huir cuando esté lista para aplicar medidas que puedan mantenerla a salvo, como evitar el contacto físico y tener poca o ninguna comunicación con su victimario. Tengo un plan de seguridad y una evaluación en mi libro Is It Abuse? A Biblical Guide to Identifying Domestic Abuse and Helping Victims (¿Es abuso? Una guía bíblica para identificar la violencia doméstica y ayudar a las víctimas). La Línea Directa Nacional de Violencia Doméstica de los Estados Unidos ofrece esta guía. Recuérdale a tu amiga que aun Jesús huyó del peligro (Mt 2:13-14; Jn 8:58-59; 11:53-54), al igual que Pablo (Hch 9:22-25; 14:5-7; 17:8-10, 14). Es sabio tener un plan y tomar medidas que la lleven a ella y a sus hijos a un lugar seguro.
En segundo lugar, si una madre revela una situación de abuso infantil, se debe informar a las autoridades. Pero a medida que se lleva a cabo la investigación, la víctima puede estar en mayor peligro cuando su victimario toma nota del reporte. Si esto ocurre, busca ayuda y orientación de expertos de inmediato. ¡No esperes! Conecta a tu amiga con alguien que trabajará para establecer la seguridad tanto para la madre como para los niños, antes de la investigación.