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Definición

«Posesión demoníaca» es un término usado con frecuencia para traducir el término griego daimonizomai en el Nuevo Testamento. Este término describe una variedad de condiciones, tanto físicas como emocionales, mentales y psicológicas, para las cuales la causa se identifica como una influencia demoníaca directa. El remedio que usaron Jesús y la iglesia primitiva para tales condiciones fue el exorcismo.

Sumario

Este artículo examina la terminología bíblica relacionada con la «posesión demoníaca» antes de examinar los tipos de síntomas que se asocian con este fenómeno en el Nuevo Testamento. Se argumenta con base en la evidencia de los evangelios que la «posesión demoníaca» puede causar una amplia gama de síntomas, muchos de los cuales son prácticamente indistinguibles de los síntomas asociados con las «enfermedades normales», es decir, enfermedades que son el resultado de vivir en un mundo caído. Al final, se sugiere que otros términos además de «posesión demoníaca» describen con mayor precisión la amplia gama de condiciones que, según la información registrada en el Nuevo Testamento, pueden ser causadas directamente por los espíritus malignos.

Terminología bíblica relacionada con la «posesión demoníaca»

El término «posesión demoníaca» se usa con frecuencia en las traducciones al español del Nuevo Testamento, sobre todo en los evangelios sinópticos, para representar el significado del término daimonizomai. Además, los paralelismos entre Mateo 8:28, Marcos 5:2 y Lucas 8:27 sugieren que los términos «con un espíritu inmundo» (gr. en pneumati akathartō) y «tener un demonio» (gr. echōn daimonian) se consideran similares en significado (cp. Mr 1:23 y Lc 4:33), tanto entre sí como para daimonizomai. Estos términos parecen indicar la presencia de demonios o espíritus inmundos, que ejercen un grado de influencia regular o intermitente y perjudicial en la vida de una persona.

Síntomas de «posesión demoníaca»

Los síntomas asociados con la «posesión demoníaca» varían significativamente de un relato de exorcismo a otro. Por un lado, esta condición puede producir síntomas que son difíciles de distinguir de los de enfermedades que simplemente son el resultado de vivir en un mundo caído. Los relatos específicos se refieren a la incapacidad para hablar, ya sea que se mencione solo (Mt 9:32-33 y Lc 11:14), junto con la ceguera (Mt 12:22-23), o acompañada de convulsiones intermitentes e incapacidad para oír (Mr 9:14-29). Además, Mateo 17:14-20 que contiene una referencia general a las convulsiones que se asocian con «gran sufrimiento».

Por otro lado, también se encuentra el caso de los endemoniados gadarenos (Mt 8:28-34), que es paralelo a los relatos del endemoniado geraseno en Marcos 5:1-20 y Lucas 8:26-39. En este caso, los síntomas de la influencia demoníaca imitan un trastorno psicológico o psiquiátrico grave que incluye ferocidad (Mt 8:28), aislamiento social (es decir, vivir entre los sepulcros, Mt 8:28; Mr 5:2; Lc 8:27), morar en los montes (Mr 5:5), «llevado por el demonio a los desiertos» (Lc 8:29), desnudez (Lc 8:27), autolesiones (Mr 5:5) y fuerza excesiva (Mr 5:3; Lc 8:29).

Los datos recopilados de los cuatro relatos sinópticos principales y varias referencias menores que describen los síntomas de la «posesión demoníaca» y el exorcismo no deben considerarse de naturaleza exhaustiva, ya que las declaraciones resumidas y los pasajes dejan en claro que el exorcismo era una característica regular del ministerio de Jesús y, en última instancia, el ministerio de sus discípulos (Mt 4:23-25; 8:16-17; 10:1, 5-8; Mr 1:21-34, 39; 3:9-12; 6:6b-7, 12-13; Lc 4:31-41; 6:17-19; 7:21; 9:1-2, 6). De hecho, este ministerio, junto con la enseñanza, la predicación y la sanación, constituyeron los cuatro aspectos principales del ministerio de Jesús. Aun así, los datos de los relatos sinópticos y las referencias menores a la «posesión demoníaca» y al exorcismo demuestran que los síntomas de la «posesión demoníaca» pueden ser muy diversos. Por esta razón, cabe destacar que Jesús pudo distinguir las condiciones resultantes de la caída de la humanidad (que se abordaron con milagros de sanación) de las condiciones causadas por la influencia demoníaca directa (que requirió exorcismo). La evidencia de las declaraciones resumidas y los pasajes lo dejan muy claro.

Distinguir la «posesión demoníaca» de otras condiciones relacionadas de la caída

Con respecto a la pregunta de cómo Jesús pudo distinguir entre estos dos tipos de condiciones, la evidencia en los evangelios sinópticos (especialmente Lucas) sugiere, en primer lugar, que Jesús es guiado por el Espíritu para tomar esta importante determinación. Cuando Jesús citó Isaías 61:1-2 en la sinagoga de Nazaret, fue su «unción» con el Espíritu lo que le permitió llevar el mensaje de libertad y liberación en el jubileo escatológico que fue inaugurado en su ministerio. Fue por el Espíritu que pudo «… anunciar el evangelio a los pobres, libertad a los cautivos, recuperación de la vista a los ciegos y libertad a los oprimidos» (Lc 4:18-19). Luego, después de reprender a la gente de Nazaret, Jesús fue inmediatamente a Capernaúm, donde por sus acciones comenzó a hacer los ministerios mencionados en Isaías 61:1-2. Liberó a un hombre que estaba «poseído por el espíritu de un demonio inmundo» en la sinagoga (Lc 4:33-35), sanó a la suegra de Simón de una fiebre y, una vez terminado el sabbat, sanó a «todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades» (Lc 4:40). Además, se afirma que a través de su ministerio «de muchos salían demonios» (Lc 4:41). En resumen, por medio del Espíritu, Jesús fue capaz tanto de discernir la diferencia entre los casos que requerían un milagro de sanación y los que requerían exorcismo, para tratarlos adecuadamente.

Además de la función del Espíritu en el discernimiento de la diferencia entre los dos tipos de condiciones, las declaraciones resumidas y los pasajes también proporcionan alguna orientación. Nos ayudan a discernir el desorden de las situaciones que Jesús enfrentó mientras las multitudes avanzaban buscando ayuda para sus seres queridos. En ese contexto, ciertos pasajes sugieren que los espíritus reaccionaron espontáneamente cuando se enfrentaron a la presencia y la autoridad de Jesús. Por ejemplo, Marcos 3:10 nos dice: «porque Él había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones, para tocar a Jesús, se echaban sobre Él. Y siempre que los espíritus inmundos veían a Jesús, caían delante de Él…» (cp. Lc 4:40, así como la reacción del espíritu a la presencia de Jesús en Marcos 9:20). En este tipo de casos, la presencia de «posesión demoníaca» está claramente señalada por la reacción de los espíritus inmundos a Jesús, y solo quedaba que Jesús emitiera una orden autoritativa para que se fueran.

Otro enfoque para discernir si una condición ha resultado de la caída o de la presencia de una directa influencia demoníaca se puede detectar en el exorcismo del niño con el «espíritu mudo y sordo» (Mt 17:14-21; Mr 9:14-29 y Lc 9:37-43a). En cuanto a los síntomas del niño, su padre afirma directamente que tiene un «espíritu mudo», es decir, un espíritu que le ha robado el habla. Más adelante en el relato, Jesús se dirige al espíritu como «espíritu mudo y sordo», lo que sugiere que le había robado al niño no solo su capacidad de hablar sino también su capacidad de oír. No se indica explícitamente si la incapacidad de hablar y oír fue continua u ocurrió solo cuando el espíritu se apoderó de él intermitentemente. Sin embargo, la designación del demonio como un «espíritu mudo y sordo» sugiere que este fue su función principal en la vida del niño, y el contraste entre esta afirmación y la de Marcos 9:18, «… y siempre que se apodera de él», sugiere que la incapacidad del niño para oír y hablar era más continua, mientras que sus convulsiones eran probablemente intermitentes. Lo que está claro, sin embargo, es que el padre del niño había notado un indicio sobre el origen demoníaco de la condición de su hijo, a saber, que las convulsiones tendían a tener lugar cuando estaba cerca del fuego o del agua, lo que para él sugería un propósito malévolo, es decir, «destruirlo». Es notable que Jesús no estaba en desacuerdo con la evaluación del padre sobre la condición de su hijo.

Cómo ministrar a las personas que están afligidas por la «posesión demoníaca»

Ya sea que enfoquemos nuestra atención en los relatos de personas que están siendo liberadas de la «posesión demoníaca» o en las declaraciones y pasajes resumidos, la evidencia en el Nuevo Testamento nos lleva a la misma conclusión. El remedio más común para la «posesión demoníaca» es la simple aplicación de la autoridad espiritual que el Señor ha delegado a los seguidores de Cristo. Esto se logra emitiendo una orden al espíritu en el nombre de Jesús para que abandone a la persona, lo cual suele ser bastante efectivo. Jesús señaló la efectividad de su ministerio de exorcismo como demostración de que el reino de Dios está presente, aunque en su forma inaugurada (Mt 12:28), en su ministerio, por lo que la efectividad del exorcismo en su nombre no debería sorprender a sus seguidores.

En los Hechos de los Apóstoles, vemos una continuación de este tipo de ministerio por parte de los cristianos primitivos. Una pista para entender esta evidencia se encuentra en el pasaje resumido de Hechos 5:12-16, donde está escrito: «Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo» (v. 12). Luego, en los versos 15-16, Lucas deja en claro que cualquier otra cosa se entiende por «señales y prodigios», la frase se refiere principalmente a la sanación y la liberación. Esta conexión entre «señales y prodigios» y «sanación y liberación» se enfatiza nuevamente en el ministerio de Felipe en Samaria (Hechos 8:4-13), donde el ministerio de Felipe se presenta claramente como un ejemplo de los ministerios de los creyentes que estaban dispersos por Judea y Samaria. Esto queda claro en el movimiento desde la declaración general sobre los «creyentes esparcidos» en el verso 4 hasta el ejemplo específico de Felipe en los versos 5-13. Claramente, no eran solo los apóstoles los que realizaban exorcismos para lidiar con la «posesión demoníaca». Luego, por supuesto, está el ministerio de Pablo en Éfeso (Hch 19), donde «Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo», específicamente milagros de sanación y exorcismo (Hch 19:11-12).

A la luz de la evidencia hasta este punto, debería ser evidente que dos suposiciones críticas que a menudo se hacen en el cristianismo occidental, a saber, 1) que la «posesión demoníaca» es típicamente dramática y de naturaleza extrema, y 2) que la «posesión demoníaca» es bastante rara, son infundadas. La naturaleza diversa de la «posesión demoníaca» en los Evangelios se mantiene como evidencia en contra de la primera suposición, mientras que la frecuencia del exorcismo en los ministerios de Jesús, sus discípulos y los cristianos primitivos está en contra de la segunda suposición.

La mejor traducción del término daimonizomai

Ciertos asuntos relacionados con el fenómeno de la «posesión demoníaca» han ocasionado diferencias de opinión incluso entre los cristianos que creen en la autoridad y la infalibilidad de la Biblia. Uno de estos problemas es cómo debemos traducir la palabra daimonizomai. La mayoría de las traducciones al español, así como muchos eruditos bíblicos y teólogos, usan el término «estar poseído por un demonio» para representar el significado de este término. Sin embargo, un número significativo de escritores, incluidos muchos que realizan exorcismo como parte de su ministerio general, argumentan que el término tiene un significado demasiado limitado, lo que da al lector la impresión de que todos los casos de «posesión demoníaca» son de naturaleza extrema. Y para complicar aún más las cosas, algunos han introducido una distinción entre la «opresión demoníaca», que generalmente denota una influencia demoníaca de fuera de la persona, y la «posesión demoníaca», que se refiere a la influencia demoníaca que suele ser de naturaleza más severa debido al hecho de que el espíritu está morando dentro de la persona que está «poseída». Este tipo de argumento es fundamentalmente de naturaleza espacial, y los defensores de la distinción opresión/posesión centran su atención en la pregunta: «¿Dónde está el espíritu?».

Está claro que estos diversos enfoques han llevado a un callejón sin salida dentro de la comunidad cristiana. Sin embargo, una sugerencia al buscar un camino a seguir sería considerar la naturaleza relativamente diversa de los síntomas asociados con los términos del Nuevo Testamento, a saber, daimonizomai («poseído por un demonio»), en pneumati akathartō («con un espíritu inmundo») y echōn daimonian («tener un demonio»), y preguntarnos si la mayoría de los lectores de habla hispana tenderían a asociar una gama tan amplia de síntomas con la «posesión demoníaca». Dada la forma en que la «posesión demoníaca» se ha presentado en Occidente, tanto en forma impresa como en el subgénero del cine de terror que inició con El exorcista en 1973 y apareció en las treinta películas que siguieron, no es sorprendente que nuestra concepción de la «posesión demoníaca» tienda al extremo. Curiosamente, esto no es diferente al concepto de «posesión demoníaca» que tienen muchas personas, incluidos muchos cristianos, en la mayoría del mundo. La diferencia principal es que para muchas personas en la mayoría del mundo, la «posesión demoníaca» es muy real, mientras que para muchas personas en Occidente, incluidos muchos cristianos, la «posesión demoníaca» es solo una posibilidad teórica.

Entonces, ¿a dónde nos lleva esto? Quizás más preciso que la «posesión demoníaca» en términos de comunicar la descripción general de este fenómeno en los evangelios sinópticos es algo así como «sujeto a la influencia demoníaca» o «sujeto a la opresión demoníaca». Otro enfoque sería utilizar una traducción literal de los otros términos que están asociados con el daimonizomai y son sinónimos en los evangelios sinópticos, a saber, «con un espíritu inmundo» o «tener un demonio». Este enfoque parece ser una mejora con respecto al uso continuado de la «posesión demoníaca» y el enfoque alternativo de usar el término «endemoniado», lo que podría resultar bastante confuso para los lectores.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Felipe Ceballos Zúñiga.


Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.

Lecturas adicionales

Uno de los libros más útiles disponibles sobre «posesión demoníaca» fue publicado por Clinton Arnold, un experto del Nuevo Testamento. Mientras que la primera parte de su libro, 3 preguntas cruciales sobre la guerra espiritual, proporciona al lector una excelente discusión sobre la guerra espiritual tal como la experimentan todos los cristianos, la segunda parte de su libro responde a la pregunta: «¿Puede un cristiano estar poseído por demonios?» En esta sección, Arnold trata, no solo con la naturaleza de la posesión demoníaca, sino también con la cuestión de si la «posesión demoníaca» puede ser experimentada solo por no cristianos o si por cristianos también. Su conclusión es que el término «posesión demoníaca» implica propiedad y los cristianos no pueden ser poseídos por demonios ya que han sido comprados por la sangre de Cristo y pertenecen al Señor. Sin embargo, los cristianos pueden experimentar varios niveles y tipos de influencia demoníaca durante esta vida y, en ciertos casos, el ministerio de liberación puede ser útil.

Aquí hay una breve bibliografía de obras importantes, incluida la de Arnold, que debería ser útil a medida que busca comprender más sobre la «posesión demoníaca».

  • Clinton Arnold, 3 Crucial Questions about Spiritual Warfare
  • James K. Beilby and Paul Rhodes Eddy, Understanding Spiritual Warfare: Four Views
    • Este libro es útil para comprender cuatro perspectivas distintas sobre la guerra espiritual (incluida la «posesión demoníaca» y el exorcismo).
  • Brian Borgman and Rob Ventura, Spiritual Warfare: A Biblical and Balanced Perspective
    • Este es un análisis sólido sobre la guerra espiritual desde una perspectiva bíblica. Contiene un apéndice que trata sobre asuntos como si los cristianos pueden ser «poseídos por demonios».
  • Timoteo Gener and Adonis A. O. Gorospe, et al., Principalities and Powers: Reflections in the Asian Context
    • Si deseas comprar este libro, ordenalo poniéndote en contacto con OMF Literature, Inc. en Manila. Un estudio único que consta de documentos sobre temas bíblicos, teológicos y prácticos que se relacionan con la guerra espiritual y la «posesión demoníaca» en el contexto asiático. Estos documentos fueron presentados en el 3er Foro Teológico ATS que se llevó a cabo en Manila en 2007. Es útil para los cristianos que viven y ministran en Asia, además de abrir los ojos de los cristianos occidentales a la naturaleza de la guerra espiritual en el contexto asiático.
  • Tremper Longman and Daniel Reid, God is a Warrior
    • Establece una buena base bíblica y teológica para una sólida comprensión de la guerra espiritual y la posesión demoníaca.
  • Scott Moreau et al, eds., Deliver Us from Evil: An Uneasy Frontier in Christian Mission
    • Una colección de documentos que se presentaron en la consulta «Líbranos del mal» en Nairobi, organizada por el Comité de Lausana para la Evangelización Mundial. Los documentos incluyen estudios teológicos y prácticos, así como estudios de casos, y son útiles tanto para los cristianos que viven y ministran en el mundo mayoritario, como para ampliar la perspectiva de los cristianos occidentales en relación con la guerra espiritual (incluida la «posesión demoníaca»).
  • Sydney H. T. Page, Powers of Evil: A Biblical Study of Satan and Demons
    • Agotado: puede comprar copias usadas de este libro en Amazon. En general, un excelente estudio de Satanás y los demonios en la Biblia, con observaciones sobre la «posesión demoníaca» en numerosos puntos de la discusión.
  • ​​También hay una serie de artículos útiles en el sitio web de The Gospel Coalition buscando los siguientes títulos en inglés: «Demon Possession» o «Spiritual Warfare».