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“¡Oh SEÑOR, Señor nuestro,
Cuán glorioso es Tu nombre en toda la tierra,
Que has desplegado Tu gloria sobre los cielos!

¿Qué es el hombre para que Te acuerdes de él,
Y el hijo del hombre para que lo cuides?

Salmo 8:1,4

Un amigo me enseñó que la mayoría de problemas de autoestima son realmente problemas de orgullo. Los que tienen alta autoestima están mostrando que piensan demasiado en sí mismos y de sí mismos. Los que tienen el autoestima baja están también pensando demasiado en sí mismos. Y eso también es orgullo, aunque disfrazado de otra forma.

Por su parte, la Biblia en general, y el libro de los Salmos en particular, coloca al hombre en su lugar. Entonces, ¿exactamente dónde se encuentra ese lugar?

El salmo 8 nos puede ayudar a responder a esta pregunta.

Un salmo quiásmico

El primer versículo marca el tono y el tema de este salmo: la majestad del nombre de Dios revelada en la dignidad que Él le otorga a la humanidad. Esta declaración funciona como un “marca libros” para este salmo, apoyando el peso de las verdades que se encuentran en los versiculos 3-8.

El salmo 8 es un salmo quiásmico. Los salmos quiásmicos son aquellos cuya estructura consiste de una repetición e inversión de palabras o frases. Usualmente en el estudio de los salmos estas repeticiones se distinguen por las letras A, B, C.

¿Por qué nos es de ayuda ver la estructura quiásmica de un salmo? Porque nos muestra el centro —la carne del pasaje—, y también nos ayuda a identificar aquellos elementos que el salmista repite frecuentemente y su relación con el resto del pasaje.

Los “sujetalibros” de este pasaje —o sea, el primer y último versículo— son iguales (A, en la estructura quiásmica) y definen a este salmo como uno de alabanza, aun en medio de la adversidad (Sa. 8:2).

Luego vemos la relación entre el gobierno de Dios y el gobierno del hombre en el siguiente nivel de esta estructura quiásmica (Sa. 8:2-3, 6-8).

Por último llegamos a la carne de este sándwich sálmico (¡no de salmón!): la indignidad y a la vez grandeza del hombre (Sa. 8:4-5).

Aquí debo agradecer a Logos, que hace que esta parte del estudio sea maravillosamente fácil. Con unos 3 o 4 clícs, uno puede llegar a ver que el salmo 8: 1) pertenece al género de alabanza, 2) es atribuido a David, 3) toca varios temas incluyendo la gloria de Dios, la humildad, y la administración.

Dios sobre toda la tierra

Este salmo de adoración celebra el lugar privilegiado que disfruta el hombre en la creación, particularmente en medio de la adversidad. No existe ningún enemigo que se pueda comparar con nuestro grandioso Dios. Aunque fue reconocido en ese tiempo como el SEÑOR de Israel, el salmista lo reconocé apropiadamente como el Dios cuyo nombre es glorioso en toda la tierra (Sa. 8:1) Es por esta razón que Él puede hacer cesar a nuestros enemigos (Sa. 8:2). Él es soberano y todo está bajo su dominio.

Las implicaciones directas de esta verdad son asombrosas. Y el salmista parece estar pensando lo mismo. ¿Cómo puede ser que el Dios que creó los cielos, la luna, y las estrellas es el mismo que se acuerda del hombre (Sa. 8:3-4)? Parece ser que la grandeza de Dios no significa que esté distante o desconectado. Al contrario, Dios es tan grande que ningún detalle puede escaparse de su vista. Él no solo se acuerda del hombre, pero lo cuida (Sa. 8:4). ¡Que alguien diga amen!

¿Qué es el hombre?

El salmista hace la pregunta, “Qué es el hombre?”. Una busqueda rápida en los comentarios en la biblioteca de Logos resultó en la siguiente lista:

Tomando esta lista en cuenta, ¿qué nos enseñan los versículos 5 y 6 sobre el lugar privilegiado del hombre en la creación?

Creo que podemos cometer 2 tipos de errores al examinar nuestro lugar en la creación. En términos generales, casi todos los errores caen al lado donde sobrestimamos nuestro lugar (al mismo nivel o más que Dios) o al lado donde menospreciamos nuestro lugar (al mismo nivel que los animales y el resto de la creación).

Error 1: Más que Dios. Si lees el mandato de Dios en Génesis 1:27-28 y piensas, “Wow. La tierra es mia para someter y ejercer dominio. Eso debe significar que Dios está aquí para servirme”, entonces no entendiste. Es un mandato. Al ejercer dominio sobre la tierra, tú no estás mostrando tu propio poder, no estás flexing tus músculos. Estás siguiendo la órden de alguien más poderoso que ti. Salmos 8:5 claramente enseña que somos menores que los ángeles, y por implicación ¡aún menor que Dios!

Error 2: Menos que el hombre. Hay una linea de pensamiento que reduce la existencia humana a nada más que otra especie de chimpancés avanzados. Bajo esta forma de pensar, no hay nada mal con actuar sobre tus deseos sexuales, porque ese es nuestro instincto como animales. Malo, bueno, pecado, no pecado, estas cosas no importan porque a fin de cuentas solo somos animales reaccionando a nuestros instinctos bestiales para sobrevivir.

La Biblia enseña que el hombre es la obra maestral de Dios (Gn. 1:27), es un trofeo de la gracia (Ef. 2:8), una imagen de Cristo (Ga. 2:20), morada de Dios (Jn. 7:38), y será glorificado en semejanza a Cristo (1 Jn. 3:2). La Biblia no enseña que nos debemos de autodespreciar, sino que somos criaturas de Dios que deben sujetarse a Él [1].

Salmo 8:6-8 afirma esto, particularmente el llamado que el hombre tiene ha ejercer dominio sobre toda la creación (Gn. 1:27-28).

Conociendo nuestro lugar: el camino hacia la adoración humilde

Solo al entender que nuestro lugar es entre Dios y el resto de la creación podremos realmente ser humildes y adorarle a Dios correctamente.

Al tomar nota de nuestra posición bajo Dios como seres creados, debemos ser humildes y dependientes de Dios. Al tomar nota de nuestra posición de dominio sobre el resto de la creación, debemos aceptar nuestra dignidad como seres moralmente superiores a los animales y esperar más de lo que es común de nosotros mismos y de los demás como portadores de la imagen de Dios. Es de vital importancia que sepamos que nuestro lugar está entre Dios y el resto de la creación. De hecho, nuestra palabra humano deriva su significado de la misma raíz latina que la palabra humildad, la cual quiere decir «conocer tu lugar». [2]

Aceptemos nuestro lugar en la creación, no somos Dios ni tampoco animales. Somos humanos. Allí es donde se encuentra la humildad. Y en la humildad encontraremos una postura correcta para adorar a Dios y reconocer realmente cuán glorioso es Su nombre en toda la tierra (Sa. 8:9).


[1] Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano: Salmos (1. ed., p. 83). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.

[2] Driscoll, Mark; Breshears, Gerry (2014-04-01). Doctrina: Lo que cada cristiano debe creer (Resurgence Books) (p. 125). Resurgence. Kindle Edition.

Nota del editor: 

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