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6 principios para formar un ministerio juvenil

Tu iglesia está creciendo y las personas están asistiendo. No solo asisten, sino que traen a sus hijos y a esos niños les encanta ir. Disfrutan del servicio, la predicación, la comunidad. Pero luego recibes un correo electrónico en el que se te pregunta por qué tu iglesia no tiene un ministerio juvenil. Pronto te enteras de que las personas se van porque otra iglesia tiene más oportunidades para los jóvenes.

¿Te suena familiar? Si no es tu experiencia, te felicito por conquistar el desafío del ministerio juvenil. Pero si ese no es tu caso, no te sorprendas cuando esta escena comience a presentarse. Muchas iglesias en crecimiento tienen dificultades en esta área.

La parte más difícil para comenzar un ministerio juvenil es precisamente esa: encontrar cómo comenzar. La mayoría de los pastores no han dirigido un ministerio juvenil y es posible que algunos nunca hayan participado en él, habiendo venido a la fe más tarde en su vida. Incluso aquellos que ya han dirigido un ministerio juvenil en el pasado enfrentan un clima cultural drásticamente diferente.

¿Qué se necesita para formar un ministerio juvenil? Estos son seis principios para comenzar a poner en marcha la rueda del ministerio juvenil.

La parte más difícil de comenzar un ministerio juvenil es precisamente esa: encontrar cómo comenzar

1. Haz algo

Lo peor que puedes hacer es no hacer nada. No esperes hasta que hayas solucionado todo lo relacionado al ministerio de jóvenes. Busca algunos voluntarios y asígnales un espacio y un horario. Anímalos a comenzar a reunirse. El discipulado juvenil no tiene por qué ser algo elegante. Para empezar, los jóvenes y las familias simplemente necesitan saber que los tienes en cuenta y que te importan lo suficiente como para dedicarles tiempo.

2. Piensa en tu filosofía

Ahora que estás en el ministerio juvenil, tómate un tiempo para trabajar en el ministerio. Reúne a un equipo de liderazgo y trabajen juntos para elaborar una filosofía para el ministerio juvenil y familiar. Estas son algunas preguntas que querrás hacer: ¿Cuál es el papel de la familia? ¿Cuál es el papel de la iglesia? ¿Cómo se conectan estas dos?

Muchas iglesias se enfocan únicamente en asuntos prácticos y luego se encuentran en un aprieto porque han creado una estructura de ministerio que va en contra de sus convicciones.

Recomiendo que los miembros del equipo de liderazgo lean algunos libros, por ejemplo: Perspectives on Family Ministry (Perspectivas sobre el ministerio familiar), Sustainable Youth Ministry (Ministerio juvenil sostenible), 7 Family Ministry Essentials (7 Fundamentos del ministerio familiar) y Gospel-Centered Youth Ministry (Ministerio juvenil centrado en el evangelio). Luego, pueden trabajar juntos para producir una filosofía ministerial básica contenida en una página.

3. Conoce tu contexto y a tu gente

Muchas iglesias se encuentran en un aprieto porque han creado una estructura de ministerio que va en contra de sus convicciones

Al igual que con tu iglesia en general, debes hacer preguntas demográficas sobre la próxima generación de tu iglesia. ¿De dónde están viniendo? ¿A qué clase socioeconómica pertenecen? ¿Cómo es su vida en el hogar? ¿Cuál es su nivel de educación? ¿Cuál es su nivel de exposición al cristianismo o familiaridad con la iglesia?

Es esencial “conoce[r] bien la condición de tus rebaños” (Pr 27:23). Por ejemplo, si comienzas a utilizar un currículo que supone un contexto más eclesiástico, pero la mayoría de tus familias son nuevos creyentes, es posible que no comprendan gran parte del vocabulario utilizado.

Si sirves en un contexto multiétnico, pero el currículo, tanto en el lenguaje que utiliza como en las imágenes e ilustraciones, supone una audiencia de una cultura predominante, corres el riesgo de hacer que tu rebaño se sienta aislado. Si la filosofía de tu ministerio se enfoca en equipar a los padres para discipular a sus hijos, pero la mayoría de tus jóvenes provienen de hogares no cristianos, esos jóvenes no serán discipulados.

4. Forma un equipo de voluntarios

Un pastor principal no puede dirigir el ministerio juvenil de su iglesia por sí mismo. Aun un equipo de liderazgo sólido necesita un cuerpo de voluntarios que comprendan la visión y puedan implementarla. Busca a padres, maestros y adultos jóvenes que tengan una preocupación genuina por ayudar a los jóvenes a seguir a Jesús. Busca personas entrenables en las que puedas confiar. La confianza es fundamental; sin ella, estarás microgestionando las cosas. Pero una vez que hayas encontrado personas confiables, capacítalas para que lideren de manera creativa y se comprometan misionalmente (2 Ti 2:2). En otras palabras, dales las llaves del ministerio.

5. Empieza con algo pequeño

No intentes lanzar un ministerio juvenil grande y atractivo. Eso no es lo que los jóvenes necesitan. Ellos necesitan discipulado. Las iglesias que se lanzan a lo grande a menudo ponen la barra demasiado alta y crean algo que es insostenible.

Inicia un ministerio que pueda crecer de manera lenta, orgánica y auténtica. Empieza con algo pequeño y deja que el ministerio crezca a medida que tu iglesia también va creciendo

En su lugar, inicia un ministerio que pueda crecer de manera lenta, orgánica y auténtica. No intentes llevar a cabo un programa diseñado para 100 jóvenes cuando tienes 25. Empieza con algo pequeño y deja que el ministerio crezca a medida que tu iglesia también va creciendo.

Ten paciencia con esto, aun si las familias con hijos mayores se van detrás de un modelo más atractivo. Los que atraviesan el programa del ministerio de niños y jóvenes se beneficiarán de un modelo de discipulado basado en la paciencia y la perseverancia.

6. Comunícate con pasión

El pastor principal y el liderazgo deben proyectar una visión para el ministerio juvenil con pasión. Ciertamente, este es el trabajo del personal del ministerio juvenil y también de los voluntarios, pero las personas en tu iglesia sabrán que la iglesia se preocupa por los niños y jóvenes cuando escuchen sobre esto desde el púlpito. Como pastor, tu gente necesita escuchar tu anhelo de ver a los jóvenes seguir a Jesús.

Como líder principal de tu iglesia, tu trabajo es encender una llama por el ministerio juvenil y echarle gasolina con regularidad. Si estás plantando una iglesia, considera hacer este trabajo antes de comenzar este ministerio, no después.

Creen una visión, pónganse de acuerdo sobre la filosofía, desarrollen un plan, comuníquenlo con pasión y hagan algo. Esto requerirá una inversión, pero el retorno es una generación de adolescentes que siguen apasionadamente a Jesús. Eso vale la pena.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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