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Martín Lutero no estuvo solo hace 500 años. Y no está solo hoy. Para marcar los 500 años de la reforma, Desiring God preparó una serie con un artículo nuevo cada día por el mes de octubre a través de personajes clave de este evento.

La apertura del Catecismo de Heidelberg (1563) constituye una de las afirmaciones más resonantes de la fe en toda la historia cristiana:

Pregunta: ¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte? 

Respuesta: Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo.

El Catecismo de Heidelberg fue el producto de un equipo de autores comisionados por el elector alemán Frederick III, un piadoso príncipe protestante, durante las primeras décadas de la Reforma alemana. El principal de los autores del catecismo fue el profesor de la Universidad de Heidelberg, Zacharius Ursinus.

El reformador humilde

Ursinus era estudiante de Philip Melanchthon, quien fue uno de los discípulos principales del gran reformador alemán Martín Lutero. Lutero murió en 1546. Cuando era joven, en la década de 1550, Ursinus viajó por muchas de las capitales principales de la Reforma Europea, reuniéndose con Juan Calvino de Ginebra, entre otros líderes reformados.

Durante esta era, los reformadores alemanes estaban profundamente divididos sobre cuestiones teológicas, como la naturaleza exacta de la Cena del Señor. Cuando el humilde Ursinus fue llamado para convertirse en profesor de Heidelberg en 1561, declaró: “¡Oh, sí solo pudiera permanecer escondido en un rincón!”. Pero Dios llamaba a Ursinus a Heidelberg para ayudar en asegurar el legado de la Reforma.

La consolación de Heidelberg

El Catecismo de Heidelberg fue publicado de forma anónima, pero la mayoría de los observadores de hoy le atribuyen a Ursinus el haber sido el primero en escribirlo. Su énfasis en la doctrina calvinista lo convirtió en uno de los catecismos más influyentes de la época de la Reforma.

El Catecismo de Heidelberg se tradujo rápidamente a varios otros idiomas, incluyendo el inglés en 1572. Pero solo sería superado en notoriedad en el mundo de habla inglesa por la Confesión de Fe de Westminster, producida en Inglaterra durante el siguiente siglo. Una de las razones por las que el Catecismo de Heidelberg fue tan exitoso es que usó un idioma unificador sobre cuestiones disputadas, como las que se relacionaban con la Cena del Señor. Ursinus no quería exacerbar aún más las divisiones entre los protestantes.

Sin embargo, acorde con las convicciones calvinistas de Ursinus, el catecismo pinta un cuadro severo del estado de la humanidad fuera de Cristo. En la pregunta y respuesta número 5 del catecismo, Ursinus nos dice (basado en una serie de referencias bíblicas de apoyo) que estamos “inclinados por naturaleza” a odiar a Dios y a nuestro prójimo. La pregunta número 8 cuestiona si somos “tan corruptos que no podemos hacer ningún bien”. Ursinus responde que sí, somos tan corruptos, “a menos que seamos regenerados por el Espíritu de Dios”.

Por el contrario, una vida redimida por Dios es una de santidad, contentamiento, y gozo indescriptible en la eternidad. El consuelo que contiene la primera pregunta proviene en comprender la gran profundidad de nuestro pecado, el gran rescate que Cristo trae de la “miseria” y la ira que enfrentamos debido a ese pecado, y el gran agradecimiento a Dios que trae el conocimiento de nuestra liberación. Ursinus explica que nuestra “nueva naturaleza” en Cristo es un “gozo sincero en Dios por medio de Cristo, y un amor y deleite para vivir según la voluntad de Dios en buenas obras”. El gozo en nuestra redención, según Ursinus, es la base de una vida santa.

Un legado de gozo

A pesar de los esfuerzos de Ursinus por unificar las facciones protestantes en disputa, el sucesor de Federico III lo destituyó a él y a otros profesores calvinistas de la facultad de Heidelberg en la década de 1570. Ursinus encontró trabajo en una academia reformada no lejos de Heidelberg. Murió en 1583, a los 48 años.

A través del Catecismo de Heidelberg, y a través de las extensas conferencias que publicó defendiendo la teología detrás del catecismo, Ursinus dejó un repositorio lleno de instrucción bíblica para las futuras generaciones de creyentes. Las enseñanzas de Ursinus todavía inspiran mucha alegría en hoy día, en parte debido a la gran obra que Dios hizo a través de él y en toda la multitud de reformadores.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Marilyn Horabuena.
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