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La Biblia se encuentra en el escritorio, mesitas de noche, y estanterías de millones de personas. Se pasa de generación en generación. La Biblia es el libro más vendido de todos los tiempos, y generalmente se respeta, incluso por personas de otras religiones. En nuestra sociedad moderna, la accesibilidad de la Biblia se ha incrementado aún más, siendo plenamente disponible en línea y a través de aplicaciones digitales en nuestros teléfonos inteligentes y tabletas.

Teniendo en cuenta la importancia y la accesibilidad de la Biblia hoy en día, uno tendría razón de preguntar de dónde vino este libro. A diferencia de casi cualquier otro libro, no podemos simplemente llamar al departamento de relaciones públicas del editor o enviar un correo electrónico al autor. Pero al igual que otros libros, la Biblia que tenemos en nuestras manos hoy (o la que leemos en nuestros teléfonos inteligentes) tuvo un origen y desarrollo. A pesar de que sería totalmente cierto decir que la Biblia proviene de Dios, también es preciso decir que la Biblia fue escrita por autores humanos. La formación de la Biblia fue un proceso asombroso.

¿Qué es la Biblia?

Antes de discutir cómo se formó la Biblia, debemos entender lo que la Biblia realmente es. Debido a la forma en que se publican las Biblias, a menudo se considera como un libro, en singular. Sin embargo, la Biblia es una colección de escritos con muchos estilos diferentes de escritura y géneros. La Biblia más bien es una antología de escritos que cuentan una historia singular y magnífica.

En concreto, la Biblia contiene 66 libros distintos, clasificados en dos divisiones principales. Los primeros 39 libros de la Biblia fueron escritos en su mayoría en el idioma hebreo, y se conocen comúnmente como el “Antiguo Testamento”. El segundo conjunto de 27 libros fue escrito originalmente en la lengua griega y se llama el “Nuevo Testamento”. Estos 66 libros abarcan narrativas que ocurrieron durante al menos 4,000 años de la historia de la humanidad, con un máximo de 40 diferentes autores humanos. La Biblia se escribió a partir de diversas culturas, trasfondos, estilos de escritura, y géneros.

Entonces, ¿cómo se unificó todo esto? ¿Cómo se reunieron en un solo libro los escritos de 40 autores diferentes a lo largo de miles de años?

¿Quién escribió la Biblia?

En primer lugar, hay que reconocer que gran parte de la Biblia no existía originalmente en forma escrita. La mayor parte del Antiguo Testamento y por lo menos los cuatro evangelios fueron escritos después de lo que narran. Por ejemplo, Moisés no estaba vivo durante la creación de la tierra, sino que escribió la historia tal y como se aprobó y preservó por Dios. Del mismo modo, los evangelios fueron escritos probablemente tiempo después de que Jesús muriera. Lucas, por ejemplo, señala que escribió su evangelio al final de una serie de entrevistas, además de una extensa investigación (Luc. 1:1-4). Confiamos en que todo lo que escribió es totalmente veraz y exacto, porque sabemos que la Escritura no es creación del hombre, sino el aliento mismo de Dios (2 Tim. 3:16-17). 

La Biblia nos dice dónde y cómo estos diferentes libros fueron escritos y colocados juntos para formar las Sagradas Escrituras. En primer lugar, la Biblia nos dice que ella proviene de Dios mismo. Una vez más, “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:16). La palabra griega que significa “inspirado” podría traducirse literalmente “exhalada por Dios”. Dios ha supervisado e inspirado cada palabra de las Escrituras. Él es el autor principal de la Biblia.

Y sin embargo, Dios ha usado autores humanos como agentes, y a través de ellos escribió la Biblia. 2 Pedro 1:20-21 nos dice: “Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios”. Pedro dice que los autores de la Biblia fueron inspirados y guiados por Dios para escribir las diversas cartas y libros que forman la Biblia de hoy.

Cabría preguntarse, entonces, ¿cómo inspiró Dios cada palabra de la Escritura a través de estos autores humanos? ¿Los puso en un trance y anuló su personalidad e intelecto? ¿Alcanzaron estos escritores un nivel de iluminación que los sintonizó con Dios de una manera totalmente diferente a cualquier ser humano en la historia? No exactamente. Más bien Dios usó la personalidad, inteligencia, y capacidad de cada escritor de la Biblia para comunicar su Palabra. Gente normal, usada de manera anormal, puso tinta real sobre papel real bajo la dirección de Dios.

Además, esta participación humana tan peculiar es la razón por la que la Biblia contiene muchos tipos y estilos diferentes de literatura. La Biblia incluye poesía, historia, códigos legales, cartas personales, revelación apocalíptica, drama, y refranes similares a los de las “galletas de la fortuna”. Dios usó reyes, pastores, pescadores, médicos, agricultores, profetas, sacerdotes, paganos, músicos, aristócratas, y otros tipos de personas ordinarias para escribir la Biblia. Las personalidades de los escritores y sus habilidades se utilizaron a plenitud, de la manera que Dios los llevó a escribir. No eran robots, eran mensajeros.

¿Cómo se ensambló la Biblia?

Si más de 40 autores, viviendo en tres continentes diferentes, con generaciones de tiempo entre la primera y la última palabra, escribieron los 66 libros de la Biblia, entonces ¿cómo llegaron estos libros a ser reconocidos como la Palabra de Dios, y a ser colocados todos en un libro? A este proceso se le conoce como “canonización”. La canonización consiste en identificar los escritos que debido a su inspiración por Dios, son autoridad sobre la Iglesia. Los escritos con autoridad e inspirados fueron reconocidos como la Palabra de Dios, y como tal, fueron compilados en un solo libro: la Biblia.

Contrario a los argumentos modernos, la canonización de la Biblia no ocurrió cuando una iglesia o gobierno determinó qué libros estaban “dentro” y que libros “fuera”. Sí, es cierto que el ascenso de Constantino impulsó la legalidad del cristianismo en el mundo antiguo, pero este evento no hizo que la Biblia de repente tuviera autoridad o se completara. Aquellos libros que eran tanto autoritativos como inspirados, esos fueron reconocidos como la Palabra de Dios, y a su vez compilados en un libro, la Biblia.

Los judíos y Jesús plenamente aceptaron los escritos del Antiguo Testamento como palabra autorizada e inspirada de Dios. Los judíos de la época de Jesús clasificaron los 39 libros del Antiguo Testamento en tres categorías: la Ley de Moisés, los Profetas, y los Salmos. Cuando Jesús apareció a sus discípulos después de su resurrección, Él les dijo que “era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras” (Luc. 24:44-45). Note que Jesús menciona las tres categorías como cumplidas por Él.

A medida en que la vida, la muerte, y la resurrección de Jesús se desarrollaba en la historia, los hombres a quienes Jesús había dado autoridad comenzaron a escribir a las iglesias y a los creyentes para alentarlos y guiarlos en su fe. Estos escritos de los apóstoles fueron reconocidos como inspirados por Dios, y fueron recibidos como Escritura. Incluso los mismos apóstoles reconocieron los escritos de los otros apóstoles como inspirados por Dios, pues los pusieron a la par de la autoridad y la inspiración del Antiguo Testamento (ver 2 Ped. 3:15-16). Estos escritos fueron preservados, cuidadosamente copiados, y se incluyen en lo que hoy llamamos la Biblia. 

A pesar de que estos escritos fueron considerados autoridad con relativa rapidez, el documento más antiguo que contiene la lista completa de los escritos del Nuevo Testamento es la lista de Atanasio, en el 367 d. C. Hay que recordar, sin embargo, que uno no podía como el día de hoy simplemente enviar por correo electrónico los libros de la Biblia a los demás. Tomó tiempo para que los libros circularan y fueran aceptados ampliamente por los líderes de la iglesia, y para que los pusieran juntos en una biblioteca de 66 libros.

Con el tiempo surgieron muchos otros libros que contradecían los libros aceptados de la Biblia, y la iglesia primitiva se esforzó en establecer firmemente los libros que eran autoritativos e inspirados. Los puntos de vista herejes de otros libros fueron examinados y discutidos en los concilios de la iglesia primitiva, lo que llevó a una identificación clara y definitiva para toda la Iglesia. Una de las grandes historias de los primeros siglos después de la resurrección de Jesús es la manera sorprendente en la que Dios y su Iglesia protegieron la verdad de la Escritura del error, o de algo peor.

Por la gracia de Dios, su Palabra se ha conservado y protegido en la actualidad. Las mismas palabras que los santos del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento escribieron bajo la inspiración plena de Dios, están contenidos en nuestras Biblias. Cuando leemos la Biblia, podemos estar seguros de que estamos escuchando la voz de Dios tal y como Él la habló por primera vez a nuestros padres espirituales hace mucho tiempo.


Publicado originalmente en LifeWay. Traducido por Gabriela Fischer.
Imagen: Lightstock
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