En un esfuerzo por detener la propagación del coronavirus en nuestra ciudad, el sábado 14 de marzo de 2020 a las 6:33 p. m., el alcalde de Austin (Texas, Estados Unidos) emitió una orden que prohíbe toda reunión pública o privada. Dicha orden sería efectiva a partir de las 2:00 a. m. del domingo 15 de marzo hasta el 1 de mayo de 2020. La pregunta inminente para nosotros fue: ¿Cómo pastorear a nuestra congregación durante las próximas semanas si no podemos reunirnos? Para nuestra sorpresa y ánimo, aprendimos que el Señor ya nos había estado preparando para esta pandemia global a través de los medios ordinarios del ministerio pastoral. Permíteme explicarme.
Predicación expositiva
A través de la predicación regular, consecutiva, libro por libro, y cristocéntrica de la Palabra de Dios, el Señor nos permitió sentar las bases para nuestra congregación en su Palabra. Inmediatamente antes de que ya no pudiéramos congregarnos, completamos nuestro estudio de Rut. Uno de los puntos principales en cada sermón fue que el Señor sostiene a su pueblo y gobierna todas las cosas, aún operando a través de acciones humanas para conducir todo hacia sus propósitos designados. La doctrina de la divina providencia, enseñada y aplicada durante cuatro semanas, nos preparó para lo que el Señor tenía para nosotros, incluyendo una pandemia global. Y justo antes de Rut, habíamos estudiado Filipenses, viendo esa importante exhortación a no estar ansiosos por nada, sino a llevar todo a Dios en oración para que podamos experimentar la paz de Dios (Fil. 4:6-7).
Una cultura de discipulado
Por la gracia de Dios, el Señor nos había convencido de que era mucho mejor buscar cultivar una cultura de discipulado en lugar de programas de discipulado. Queríamos ver una cultura entre nuestros miembros donde fuera normal para ellos estar en relaciones en las cuales se animaban y ayudaban mutuamente a seguir a Jesús con el objetivo de que todos creciéramos en la semejanza de Cristo. Nuestro amparo bíblico fue Efesios 4:11-16. Deseamos establecer una cultura donde los pastores enseñen/prediquen la Palabra. La congregación recibe esa Palabra. Y luego, la comunican el uno al otro en amor. Si bien ya teníamos grupos pequeños, queríamos asegurarnos de que cada miembro estuviera involucrado en una relación de discipulado. Ahora, concluyendo el mes de marzo, hemos estado escuchando historias alentadoras sobre cómo nuestros miembros se comunican entre sí a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas, y reuniones de Zoom.
Una pluralidad de ancianos
De manera crucial, también nos propusimos identificar regularmente hombres fieles que también pudieran enseñar a otros (2 Ti. 2:2). Por la gracia de Dios, para enero de 2020, teníamos nueve ancianos/pastores. Ya teníamos un plan para cuidar a todos nuestros miembros. Cada vez que nos reunimos (dos veces al mes), trabajamos en un plan para contactar a una parte de nuestra membresía y orar por ellos. Nos ocupamos de toda nuestra membresía dos o tres veces al año. Al considerar cómo cuidar a cada miembro durante esta temporada de vida sin precedentes, nos dimos cuenta de que ya teníamos un plan de cuidado pastoral para contactar a cada miembro y orar por ellos. Todo lo que teníamos que hacer era ajustar nuestra lista para asegurarnos de que pudiéramos cubrir nuestra membresía en cuatro semanas. Si las ordenes se extienden más allá del 1 de mayo de 2020, simplemente seguiremos llevando a cabo nuestro plan de cuidado pastoral.
Diáconos centrados en el ministerio
Nuestros diáconos se centran en ministerios específicos. Organizan equipos de voluntarios para asistir a los ancianos en su servicio a la iglesia. Inmediatamente, contactamos al diácono de “respuesta de emergencia” y le pedimos que elaborara un plan de respuesta para toda la iglesia después de hablar con las personas apropiadas: médicos, personal de emergencias, pastores. Afortunadamente, nuestro diácono de viudas y confinamiento ya tenía un equipo de voluntarios, por lo que simplemente continuaron su trabajo original. Sin embargo, su carga se extendió a todos los adultos mayores de nuestra congregación, no solo a las viudas y a los recluidos.
Estos son tiempos sin precedentes para nosotros, pero no para la iglesia
¿Cuál es mi punto? Estos son tiempos sin precedentes para nosotros, pero no para la iglesia. Durante más de 2000 años, la iglesia ha enfrentado pandemias y persecuciones, inundaciones y hambrunas, enfermedades y encarcelamientos, pero sabemos por las palabras de Jesús que las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. En Efesios 4:11, el Cristo ascendido estructuró su iglesia alrededor del ministerio de la Palabra. En las epístolas pastorales observamos la estructura de la iglesia, inspirada por el Espíritu, teniendo ancianos/pastores y diáconos.
Mi punto es este: el Señor Jesús ya nos ha preparado para esta pandemia por cómo organizó a su iglesia con el propósito de llevar a cabo su ministerio y misión para la gloria de Dios Padre, en el poder del Espíritu. Estas son buenas noticias porque toda iglesia, de cualquier tamaño, puede organizarse correctamente y estar preparada para la próxima crisis que podamos enfrentar.