El pastor John Piper recibe preguntas de algunos oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación te compartimos una de esas preguntas y su respuesta.
Esta semana hablaremos del ministerio pastoral. ¿Pueden los hombres solteros ser pastores o los pastores deben estar casados?
Así que, pastor John, sabemos que muchos cristianos profesantes de todo el mundo afirman que los líderes de las iglesias deben ser hombres solteros que hayan hecho voto de celibato clerical. Nosotros, por supuesto, no estamos de acuerdo con eso. Para los protestantes como nosotros, los pastores suelen ser hombres casados. Así que nos enfrentamos a una pregunta en la dirección opuesta, una pregunta formulada recientemente por dos oyentes diferentes. Primero, Josías: «Pastor John, gracias por compartir su conocimiento con nosotros semana tras semana. ¿Cree que un primer requisito para ser anciano es tener esposa e hijos?». Josías cita 1 Timoteo 3:2-4 y Tito 1:6. Blake, otro oyente, también pregunta si un hombre soltero y no casado es candidato a ser anciano de la iglesia. ¿Qué les dirías a Josías y a Blake?
La cuestión de si un hombre soltero puede ser bíblicamente anciano o pastor se reduce a si dos pasajes, uno en 1 Timoteo 3 y el otro en Tito 1, ordenan que los ancianos deben estar casados. Si es así, eso resuelve el asunto: obedecemos. Si no es así, entonces tenemos que preguntarnos si hay otros pasajes u otros indicadores o principios que sugieran que está permitido, o si es sabio o imprudente tener pastores que no estén casados.
Estos son los dos textos más relevantes:
Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?) (1 Ti 3:4-5).
Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé. Lo designarás, si el anciano es irreprensible, marido de una sola mujer… (Tit 1:5-6).
Asumiendo el matrimonio
Un par de observaciones me parecen especialmente relevantes. Primero, Pablo no dice aquí ni en ninguna otra parte que los ancianos deben estar casados. Podría haberlo dicho muy claramente. Habría sido fácil decirlo en griego. (Habría sido fácil, por supuesto, decirlo en español).
Por ejemplo, Tito 1:7 dice: «Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios» (ver también 1 Ti 3:2). El griego dei —«debe», «tiene que ser», «es necesario»— lo convierte en una necesidad explícita. No hay dudas. Pablo podría haber dicho: «el obispo debe estar casado», pero no dijo eso. Lo que dijo fue, primero, el anciano «que gobierne bien su casa». Segundo, puede ser considerado si es esposo de una sola mujer. Ninguna de esas declaraciones equivale a un mandato explícito para el matrimonio.
Jesús y la soltería de Pablo implican que un soltero puede tener un ministerio excepcionalmente fructífero y ser un pastor eficaz
Así pues, parece que se asumía el matrimonio, pero no se ordenaba explícitamente. Supongo que se asumía porque la soltería permanente y para toda la vida era tan rara en las culturas que apenas era necesario abordarla. Esa es la primera observación.
Otra observación es la suposición de que el anciano normalmente no solo estaría casado, sino que tendría hijos. Ambos pasajes asumen que los ancianos tienen esposas y tienen hijos. Entonces, si vamos a inferir que el matrimonio es necesario para el pastorado, por las mismas razones, me parece que tendríamos que inferir que un pastor debe tener hijos, no solo esposa.
Así que, si estoy en lo cierto sobre que en estos textos hay una fuerte suposición de que un hombre que es pastor estará casado y tendrá una familia, pero que no hay un mandato explícito de que deba estar casado o tener hijos, entonces mi pregunta es la siguiente: ¿Qué otras consideraciones en el Nuevo Testamento podrían ayudarnos a decidir si es prudente tener un pastor que no esté casado, o esperar que lo esté, o exigir que lo esté?
Ejemplos de soltería
Ahora bien, la primera consideración que podríamos hacer es que ni Jesús ni Pablo estaban casados y aun así desempeñaron funciones de liderazgo, enseñanza y cuidado de las iglesias de forma muy parecida a un pastor. Nunca se dice nada sobre si Jesús estaba casado o soltero. Nunca se habla de Su propio matrimonio. No hay ninguna esposa en la historia de los evangelios y sería una completa fantasía —algunas personas han tejido esa fantasía— afirmar que estaba casado.
Pablo, en cambio, nos dice más de una vez que no estaba casado. Por ejemplo, en 1 Corintios 9:5: «¿No tenemos derecho [es decir, Bernabé y él] a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?». En otras palabras, ciertamente tenían el derecho; sin embargo, había razones prácticas por las que el matrimonio para Pablo habría sido imprudente. Él no usó su derecho. El llamado en su vida involucraba movimiento constante y estuvo mucho tiempo en la cárcel, soportando un sufrimiento casi continuo. El matrimonio probablemente habría sido constantemente peligroso y miserable para una esposa.
Cualquiera que fuera la razón, él no estaba casado, y lo deja explícito en 1 Corintios 7:7-8: «Sin embargo, yo desearía que todos los hombres fueran como yo. No obstante, cada cual ha recibido de Dios su propio don, unos de una manera y otros de otra. A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo». Me parece que la soltería de Jesús y la soltería de Pablo implican que un soltero puede tener un ministerio excepcionalmente fructífero y ser un pastor eficaz.
Luego añade a esto la asombrosa alabanza que Pablo canta a los beneficios de la soltería. Esto es lo que dice:
Sin embargo, quiero que estén libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos. La mujer que no está casada y la virgen se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Esto digo para su propio beneficio; no para ponerles restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar su constante devoción al Señor (1 Co 7:32-35).
Pastores solteros y casados
Nos sentimos tentados a decir, entonces: «Bueno, Pablo, ¿por qué no haces de la soltería un requisito para el pastorado?». La iglesia se descarriló en un momento e hizo eso.
Tener una esposa a tu lado es una gran bendición ministerial
Pablo diría, creo yo, en respuesta a esa pregunta: en primer lugar, que el deseo sexual tiene el propósito de ser satisfecho en el matrimonio. Esto vale también para los pastores. 1 Corintios 7:1-5 son versículos asombrosos sobre eso. En segundo lugar, si bien la soltería tiene sus ventajas en el pastorado, también tiene grandes ventajas el matrimonio en el pastorado, no solo en cuanto a la intimidad sexual, sino también en cuanto al conocimiento de primera mano sobre el matrimonio y la crianza de los hijos y las tensiones y alegrías de la vida familiar ordinaria. Todo eso es un gran beneficio para los pastores. Tener una esposa a tu lado es una gran bendición ministerial, doy fe de ello. Cuando Pablo canta las alabanzas de la soltería, no lo hace como si no hubiera alabanzas correspondientes para el matrimonio, especialmente en el pastorado.
Mi conclusión es que la razón por la que Pablo asume el matrimonio para la función pastoral en 1 Timoteo y Tito es que era culturalmente normal y suponía una gran ventaja saber gestionar un hogar y sentir empatía con las personas casadas de la iglesia. Además, eso era lo normal: la mayoría de las personas estaban casadas. Pero también llegué a la conclusión de que el matrimonio no es un requisito absoluto para el pastorado o el cargo de anciano y que, en línea con 1 Corintios 7, hay ventajas de ser soltero en esa función. Por lo tanto, si yo estuviera en un comité de búsqueda para el próximo pastor de nuestra iglesia, asumiría que estamos buscando a un hombre casado que tenga una familia. Pero no descartaría a un soltero con dones cuya vida y ministerio hubieran mostrado y dado fruto verdadero.