Adora “en espíritu y en verdad”: más allá de las emociones y la buena doctrina.
La adoración verdadera no descansa en lo coherentes que podamos ser, sino en quién es Cristo y lo que Él ha hecho.
La adoración verdadera no descansa en lo coherentes que podamos ser, sino en quién es Cristo y lo que Él ha hecho.
Herman Bavinck es un ejemplo histórico de la relación entre teología y vida: «Una sana doctrina nos debe llevar a vivir sanamente para ser sal y luz de la tierra».
Jesús es el Hijo de Dios, Aquel a quien conducen todas las Escrituras y el que es Dios y hombre.
¿Te has detenido alguna vez para pensar en lo asombroso que es poder dirigirnos a Dios como nuestro Padre?
Necesitamos recuperar la comprensión de por qué la Trinidad es tan importante. Para ayudarnos a hacerlo, he aquí dos razones.