Iniciamos este año buscando poner un fundamento sólido en la Palabra de Dios, ayudándonos a entender: 1) Que el mensaje del evangelio fluye a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento. 2) Que la Biblia es absolutamente confiable y suficiente para nuestras vidas. Y finalmente, 3) que la Palabra de Dios es poderosa y digna de ser proclamada, y el Espíritu Santo nos capacita para cumplir esta privilegiada tarea.
En la segunda conferencia, nuestra meta es comprender y profundizar en cómo el evangelio debe moldear la totalidad de nuestras vidas, reflejándose en nuestra integridad, carácter y ejemplo. El conocimiento del evangelio es indispensable, pero no será suficiente a menos que lo apliquemos a nuestra propia vida, y cultivemos así una relación verdadera con Dios que impacte todo nuestro ser y nuestras relaciones.
En la tercera conferencia, nuestra meta es proveer las herramientas necesarias para la proclamación y defensa del evangelio. Aunque ciertamente somos llamados a edificar la iglesia de Cristo, también es cierto que todos somos llamados a ir. Por lo tanto, no debemos conformarnos con servir únicamente dentro de “las cuatro paredes” de la iglesia local, sino que también debemos ir para servir y predicar el mensaje del evangelio al mundo.