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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 26–27

Una sola cosa le pido al SEÑOR, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo” (Salmo 27:4). Esta afirmación gloriosa halla eco en otras partes de la Biblia. En el Salmo 84:10-11, el salmista declara, por ejemplo: “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios, que habitar entre los impíos. El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria”.

¡Esto no significa que el salmista quiera pasar todo su tiempo en la iglesia! El templo era más que un edificio religioso, y las sinagogas todavía no existían. Más bien, era una manera de decir que el salmista quería pasar todo su tiempo en la presencia y bajo la bendición del Dios viviente del pacto, el Dios que se había revelado por excelencia en la ciudad que él había designado y en el templo cuyo diseño esencial él había estipulado. Esto incluía necesariamente los rituales y la liturgia del templo, pero el salmista no hablaba desde un sentido refinado de la estética religiosa sino desde nada menos que un reconocimiento abrumador de la absoluta belleza de Yahvé.

Pero cabe también hacer dos observaciones más:

(1) El anhelo del salmista se expresa en términos de una elección deliberada por su parte: “lo único que [yo] persigo” (27:4, cursiva añadida); “[para mí] vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; [yo] prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos” (84:10). El salmista expresa su deseo y su preferencia, y en ambos casos su atención está centrada en Dios mismo. No le comprenderemos de verdad a no ser que, por la gracia de Dios, compartamos su visión teocéntrica.

(2) El salmista reconoce que, con esta visión, hay para él una seguridad abundante. Mientras que por supuesto, es bueno rendir culto a Dios y deleitarnos en su presencia sencillamente porque Dios es Dios, y él es bueno y glorioso, al mismo tiempo es perfectamente legítimo reconocer que nuestra propia seguridad es consecuencia de descansar en este Dios. David desea: “habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo”. Porque “en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca” (27:4-5). “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos”, [pues] “El Señor es sol y escudo” (84:10-11).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: 1 Timoteo 6

Una de las características interesantes de 1 Timoteo 6:3-19 es la forma como Pablo juega con su argumento. Podemos diferenciar cuatro bloques. En el primero (6:3-5), avisa sobre aquellos que enseñan doctrinas falsas y describe el carácter de los falsos maestros con los que está tratando, una de cuyas motivaciones es “obtener ganancias” (6:5): están más interesados en hacer ostentación de una supuesta “piedad” que les asegure una buena vida, que en el Evangelio y en un comportamiento genuinamente cristiano. Esta reflexión introduce el segundo bloque (6:6-10), que advierte contra el amor al dinero, “la raíz de todos los males” (6:10). La actitud cristiana apropiada debería ser una alegría comprometida. “Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero únicamente si uno está satisfecho con lo que tiene” (6:6). Además, cuando muramos nos llevaremos exactamente lo que trajimos (6:7). Centrarnos únicamente en las cosas pasajeras de esta vida solo sirve para hundir a las personas “en la ruina y en la destrucción” (6:9). Como contraste, Pablo dice a Timoteo qué tipo de hombre debería ser: este es el tercer bloque (6:11-16). El apóstol pasa después al cuarto bloque (6:17-19), en el que insta a Timoteo a ordenar a los ricos cómo deben comportarse. Tienen que repudiar la arrogancia, dejar de depositar su confianza en las riquezas, “que son tan inseguras” (6:17), y hacerlo en Dios, “que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos” (6:17). Deben utilizar su dinero para hacer el bien, ser generosos, compartir. Haciéndolo, estarán acumulando tesoros para ellos en el cielo (6:19), tal como el Señor Jesús nos enseñó (Mateo 6:20). De este modo, Pablo insiste en que la generosidad comprometida es la mejor respuesta del cristiano contra la avaricia, y no el ascetismo.

Por tanto, los cuatro bloques tratan, respectivamente, de los falsos maestros y su conducta, los peligros de las riquezas, el verdadero maestro y su conducta, y de nuevo los peligros de las riquezas. Así pues, la sección que muestra a Timoteo qué tipo de hombre debería ser (6:11-16), ha de considerarse, en parte, como un antídoto contra las falsas enseñanzas y la avaricia.

Lo sorprendente de este párrafo es lo que Pablo recomienda para contrarrestar la falsa doctrina y el amor a lo material. El apóstol viene a decir que centrarse en las cosas eternas producirá una ambición cristiana mucho más sana. Si Timoteo debe huir de “todo eso” (6:11), del zafio materialismo que Pablo acaba de condenar, debe disponerse a buscar “la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad” (6:11). Mientras mantiene su “declaración de fe”, como Cristo mantuvo la suya (6:12-13), tiene que agarrarse a “la vida eterna” y perseverar hasta “la venida de nuestro Señor Jesucristo” (6:12, 14), viviendo y sirviendo en la gloria de la luz inaccesible de Dios (6:14, 16).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Levítico 21

Leyes para el sacerdocio

21 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: «Habla a los sacerdotes, los hijos de Aarón, y diles: “Ninguno se contamine con persona muerta entre su pueblo, salvo por sus parientes más cercanos, su madre, su padre, su hijo, su hija o su hermano, o por su hermana virgen, que está cerca de él, por no haber tenido marido; por ella puede contaminarse. No se contaminará como pariente por matrimonio entre su pueblo, pues él se profanaría. No se harán tonsura en la cabeza, ni se rasurarán los bordes de la barba, ni se harán sajaduras en su carne. Serán santos a su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, porque presentarán las ofrendas encendidas al SEÑOR, el alimento de su Dios; por tanto, ustedes serán santos. No tomarán mujer que haya sido profanada como ramera, ni tomarán mujer divorciada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios. Lo consagrarás, pues, porque él ofrece el alimento de tu Dios; será santo para ti; porque Yo, el SEÑOR que los santifico, soy santo. Y la hija de un sacerdote, si se profana como ramera, a su padre profana; en el fuego será quemada.

10 ”Y el que sea sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza haya sido derramado el aceite de la unción y que haya sido consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza ni rasgará sus vestiduras. 11 No se acercará a ningún muerto, ni aun por su padre o por su madre se contaminará. 12 No saldrá del santuario ni profanará el santuario de su Dios, porque la consagración del aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo soy el SEÑOR. 13 Tomará por mujer a una virgen. 14 De estas no tomará: viuda, divorciada o una profanada como ramera, sino que tomará por mujer a una virgen de su propio pueblo, 15 para que no profane a su descendencia entre su pueblo; porque Yo soy el SEÑOR que lo santifico”».

16 Entonces el SEÑOR habló a Moisés: 17 «Dile a Aarón: “Ningún hombre de tu descendencia, por todas sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el alimento de su Dios. 18 Porque ninguno que tenga defecto se acercará: ni ciego, ni cojo, ni uno que tenga el rostro desfigurado, o extremidad deformada, 19 ni hombre que tenga pie quebrado o mano quebrada, 20 ni jorobado, ni enano, ni uno que tenga defecto en un ojo, o sarna, o postillas, ni castrado. 21 Ningún hombre de la descendencia del sacerdote Aarón que tenga defecto se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas del SEÑOR; porque tiene defecto no se acercará para ofrecer el alimento de su Dios. 22 Podrá comer el alimento de su Dios, tanto de las cosas santísimas como de las sagradas, 23 solo que no ha de entrar hasta el velo o acercarse al altar, porque tiene defecto, para que no profane Mis santuarios; porque Yo soy el SEÑOR que los santifico”». 24 Así habló Moisés a Aarón, a sus hijos y a todos los israelitas.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 26–27

Oración del íntegro

Salmo de David.

26 Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado,
Y en el SEÑOR he confiado sin titubear.
Examíname, oh SEÑOR, y pruébame;
Escudriña mi mente y mi corazón.
Porque delante de mis ojos está Tu misericordia,
Y en Tu verdad he andado.
Con los falsos no me he sentado,
Ni con los hipócritas iré.
Aborrezco la reunión de los malhechores,
Y no me sentaré con los impíos.
Lavaré en inocencia mis manos,
Y andaré alrededor de Tu altar, oh SEÑOR,
Proclamando con voz de acción de gracias
Y contando todas Tus maravillas.

Oh SEÑOR, yo amo la habitación de Tu casa,
Y el lugar donde habita Tu gloria.
No juntes mi alma con pecadores,
Ni mi vida con hombres sanguinarios,
10 En cuyas manos hay intrigas,
Y cuya diestra está llena de sobornos.
11 Pero yo en mi integridad andaré;
Redímeme, y ten piedad de mí.
12 Sobre tierra firme está mi pie;
En las congregaciones bendeciré al SEÑOR.

Confianza absoluta en Dios

Salmo de David.

27 El SEÑOR es mi luz y mi salvación;
¿A quién temeré?
El SEÑOR es la fortaleza de mi vida;
¿De quién tendré temor?
Cuando los malhechores vinieron sobre mí para devorar mis carnes,
Ellos, mis adversarios y mis enemigos, tropezaron y cayeron.
Si un ejército acampa contra mí,
No temerá mi corazón;
Si contra mí se levanta guerra,
A pesar de ello, yo estaré confiado.

Una cosa he pedido al SEÑOR, y esa buscaré:
Que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura del SEÑOR
Y para meditar en Su templo.
Porque en el día de la angustia me esconderá en Su tabernáculo;
En lo secreto de Su tienda me ocultará;
Sobre una roca me pondrá en alto.
Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan,
Y en Su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo;
Cantaré, sí, cantaré alabanzas al SEÑOR.

Escucha, oh SEÑOR, mi voz cuando clamo;
Ten piedad de mí, y respóndeme.
Cuando dijiste: «Busquen Mi rostro», mi corazón te respondió:
«Tu rostro, SEÑOR, buscaré».
No escondas Tu rostro de mí;
No rechaces con ira a Tu siervo;
Tú has sido mi ayuda.
No me abandones ni me desampares,
Oh Dios de mi salvación.
10 Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado,
El SEÑOR me recogerá.

11 SEÑOR, enséñame Tu camino,
Y guíame por senda llana
Por causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis adversarios;
Porque testigos falsos se han levantado contra mí,
Y los que respiran violencia.
13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR
En la tierra de los vivientes.
14 Espera al SEÑOR;
Esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al SEÑOR.

   

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Eclesiastés 4

Injusticias de la vida

4 Entonces yo me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol:

vi las lágrimas de los oprimidos,
Y no tenían quien los consolara;
En mano de sus opresores estaba el poder,
Y no tenían quien los consolara.
Así que felicité a los muertos, los que ya murieron,
Más que a los vivos, los que aún viven.
Pero mejor que ambos está el que nunca ha existido,
Que nunca ha visto las malas obras que se cometen bajo el sol.

He visto que todo trabajo y toda obra hábil que se hace es el resultado de la rivalidad entre el hombre y su prójimo. También esto es vanidad y correr tras el viento.

El necio se cruza de manos
Y devora su propia carne.
Más vale una mano llena de descanso
Que dos puños llenos de trabajo y correr tras el viento.

Entonces yo me volví y observé la vanidad bajo el sol:

Había un hombre solo, sin sucesor,
Que no tenía hijo ni hermano,
Sin embargo, no había fin a todo su trabajo.
En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas,
Y nunca se preguntó: «¿Para quién trabajo yo
Y privo a mi vida del placer?».
También esto es vanidad y tarea penosa.

Más valen dos que uno solo,
Pues tienen mejor pago por su trabajo.
10 Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero;
Pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!
11 Además, si dos se acuestan juntos se mantienen calientes,
Pero uno solo ¿cómo se calentará?
12 Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo,
Dos lo resistirán.
Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.

13 Mejor es un joven pobre y sabio
Que un rey viejo y necio,
Que ya no sabe recibir consejos.
14 Porque ha salido de la cárcel para reinar,
Aunque nació pobre en su reino.

15 He visto a todos los vivientes bajo el sol apresurarse a ir junto al joven sucesor que lo reemplaza. 16 No tenía fin la multitud de todos los que lo seguían, y ni aun los que vendrán después estarán contentos con él; pues también esto es vanidad y correr tras el viento.

   

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1 Timoteo 6

Cómo servir a los superiores

6 Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y nuestra doctrina no sean blasfemados. Y los que tienen amos que son creyentes, no les falten el respeto, porque son hermanos, sino sírvanles aún mejor, ya que son creyentes y amados los que se benefician de su servicio. Enseña y predica estos principios.

Las doctrinas falsas y el amor al dinero

Si alguien enseña una doctrina diferente y no se conforma a las sanas palabras, las de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido y nada entiende, sino que tiene un interés corrompido en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, y constantes rencillas entre hombres de mente depravada, que están privados de la verdad, que suponen que la piedad es un medio de ganancia.

Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. 10 Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.

Exhortación y doxología

11 Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad. 12 Pelea la buena batalla de la fe. Echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos. 13 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual manifestará a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores; 16 el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea la honra y el dominio eterno. Amén.

Instrucciones para los ricos

17 A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. 18 Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir, 19 acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.

Exhortación final y bendición

20 Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, y evita las palabrerías vacías y profanas, y las objeciones de lo que falsamente se llama ciencia, 21 la cual profesándola algunos, se han desviado de la fe.

La gracia sea con ustedes.

   

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