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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Salmos 126–128

El primer versículo del Salmo 127 suele citarse hoy día: “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles”. Sin embargo, en esta época de superpoblación, no citamos tanto el versículo 3: “Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa”. Podemos obtener una perspectiva útil si observamos cuatro cosas.

Primero, en hebreo, el salmo utiliza varios juegos de palabras que se pierden en la traducción y estos recursos literarios nos pueden ayudar a leerlo mejor. La palabra casa (127:1) puede referirse a un edificio. Por extensión, esto se aplica entonces a la ciudad en un sentido metafórico (127:1b- 3). Más importante aún, casa también podría referirse a un hogar, edificado en este caso mediante la bendición de los hijos (127:3-5). Además, las pala­bras edificadores e hijos suenan de forma muy parecida en hebreo.

Segundo, esto nos sugiere el tema que unifica las distintas partes, aparentemente desconectadas, del salmo: que en cada esfera de la vida, sólo la bendición y provisión de Dios pueden provocar un resultado exitoso. En relación al aspecto más mecánico de la construcción de una casa, esto es verdad. Dios da fuerzas a los trabajadores; los sostiene en vida; evita enviar una tormenta catastrófica que arrase la estructura; puede impedir un sinnúmero de sorpresas (cemento inseguro, un lodazal bajo la superficie del terreno, “accidentes” que lastimen a los obreros, entre muchas otras). El mismo principio es cierto en la operación defensiva básica de velar sobre la muralla de una ciudad o proteger una nación con un sistema de radar: si Dios te sostiene, tu defensa será suficiente y si no, no importa cuán profesional y costosa sea, resultará inadecuada. En el hogar, la procreación es una función “natural”, pero, en un mundo ordenado providencialmente, los hijos son herencia del Señor. La lección a aprender no es la pasividad, sino la confianza y el descanso, una reducción divina de la afanosa labor (127:2).

Tercero, el Salmo 127 se ubica dentro de los cánticos de ascenso precisamente porque el peregrinaje a Jerusalén para observar las fiestas ordenadas en el pacto ofrecía un momento excelente para reflexionar sobre la gracia y provisión de Dios en todas las áreas de la vida (se puede comparar también con el Salmo 128).

Cuarto, entre los cánticos de ascenso, sólo este se atribuye a Salomón. Tristemente, Salomón es una figura que no siempre aplicó su gran sabiduría a la propia vida: su propio programa de edificación, tanto física como metafórica, se tornó insensato (1 Reyes 9:10-19), su reino se convirtió en una ruina (1 Reyes 11:11-13; ver también la meditación del 8 de octubre) y su hogar- particularmente sus múltiples matrimonios paganos- llegó a ser una negación sistemática de las alegaciones del Dios vivo (1 Reyes 11:1-9). ¡Cuán importante es pedirle a Dios la gracia de vivir conforme a lo que entendemos!

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Mateo 11

No deberíamos pasar por alto lo que es obvio: en este pasaje (Mateo 11:2-19), Juan el Bautista está desanimado.

La causa es que Jesús no cumple sus expectativas. Juan ha anunciado a alguien que no sólo bautizaría a las personas con el Espíritu Santo (3:11), sino que vendría con un juicio severo, separando el trigo de la paja y quemando esta (3:12). Sin embargo, aquí está Jesús, predicando ante inmensas multitudes, preparando a sus propios discípulos, haciendo milagros, sin juzgar a los impíos. Juan el Bautista languidece en la cárcel por haber denunciado ferozmente el matrimonio ilícito de Herodes. ¿Por qué no lo ha hecho Jesús, ni lo ha juzgado utilizando su asombroso poder?

Jesús contesta (Mateo 11:4-6) describiendo su ministerio desde la perspectiva de dos pasajes fundamentales de Isaías, 35:5-6 y 61:1-2. Sin embargo, Juan el Bautista seguramente conocía muy bien el libro de Isaías. En otros pasajes, él mismo lo cita (3:3, que alude a Isaías 40:3). Así pues, si Jesús va a referirse a estos pasajes (bien podría preguntarse Juan), ¿por qué no menciona también el tema del juicio en los mismos contextos? Después de todo, Isaías 35:4-6 no sólo menciona a los cojos saltando, por ejemplo, sino también la “retribución divina”. Isaías 61 habla de predicar las buenas nuevas a los pobres, pero también anuncia “el día de la venganza de nuestro Dios” (Isaías 61:2; véase la meditación del 29 de junio). ¿Por qué menciona Jesús las bendiciones y no el juicio?

Es como si el Señor estuviese diciendo: “Juan, mira atentamente: las bendiciones prometidas del reino están llegando. Lo que yo hago cumple las Escrituras con exactitud. Si el juicio aún no ha comenzado, lo hará, en su momento. Ahora mismo, céntrate en el bien que se está haciendo y deja que este confirme que soy quien digo ser”.

Jesús da tres pasos más para defender a Juan, de los cuales nos detendremos brevemente en dos. (a) Advierte a los que estaban escuchando su conversación que no supongan ni por un momento que Juan sea una persona voluble, que los vientos de las circunstancias difíciles tambalean y menos aún alguien interesado en velar por sus propios intereses (11:7-8). Todo lo contrario: (b) su papel en la historia redentora es ser aquel que anuncia la venida del Soberano, destacándolo, en cumplimiento de una profecía de Malaquías (11:10). Este hecho hace de Juan el mayor hombre nacido de mujer hasta ese momento, más que Abraham, David o Isaías, porque realmente anuncia a Cristo y lo señala de forma explícita. Por esta razón, el más pequeño del reino de los cielos, a este lado de la cruz, sigue siendo más grande (11:11): usted y yo mostramos quién es el Mesías con aún más inmediatez y claridad. Ahí reside nuestra grandeza.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Josué 3

El paso del Jordán

3 Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los israelitas salieron de Sitim y llegaron al Jordán. Allí acamparon antes de cruzar. Después de tres días los oficiales pasaron por medio del campamento y dieron órdenes al pueblo: «Cuando ustedes vean el arca del pacto del SEÑOR su Dios y a los sacerdotes levitas llevándola, entonces saldrán de su lugar y la seguirán. Sin embargo, dejarán entre ustedes y ella una distancia de unos 2,000 codos (900 metros). No se acerquen a ella para saber el camino por donde deben ir, porque no han pasado antes por este camino».

Entonces Josué dijo al pueblo: «Conságrense, porque mañana el SEÑOR hará maravillas entre ustedes». Y Josué dijo a los sacerdotes: «Tomen el arca del pacto y pasen delante del pueblo». Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.

El SEÑOR dijo a Josué: «Hoy comenzaré a exaltarte a los ojos de todo Israel, para que sepan que tal como estuve con Moisés, estaré contigo. Además, darás órdenes a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciéndoles: “Cuando lleguen a la orilla de las aguas del Jordán, se detendrán en el Jordán”».

Entonces Josué dijo a los israelitas: «Acérquense y oigan las palabras del SEÑOR su Dios». 10 Josué añadió: «En esto conocerán que el Dios vivo está entre ustedes, y que ciertamente expulsará de delante de ustedes a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos. 11 Miren, el arca del pacto del Señor de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de ustedes.

12 »Ahora pues, tomen doce hombres de las tribus de Israel, un hombre de cada tribu. 13 Y sucederá que cuando los sacerdotes que llevan el arca del SEÑOR, el Señor de toda la tierra, pongan las plantas de los pies en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán quedarán cortadas, y las aguas que fluyen de arriba se detendrán en un montón».

14 Así que cuando el pueblo salió de sus tiendas para pasar el Jordán con los sacerdotes llevando el arca del pacto delante del pueblo, 15 y cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla del agua (porque el Jordán se desborda por todas sus riberas todos los días de la cosecha), 16 las aguas que venían de arriba se detuvieron y se elevaron en un montón, a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán. Las aguas que descendían hacia el mar de Arabá, el Mar Salado, fueron cortadas completamente. Así el pueblo pasó hasta estar frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del SEÑOR estuvieron en tierra seca en medio del Jordán mientras que todo Israel cruzaba sobre tierra seca, hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán.

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 126–128

Gratitud por el regreso de la cautividad

Cántico de ascenso gradual.

126 Cuando el SEÑOR hizo volver a los cautivos de Sión, Eramos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenó de risa, Y nuestra lengua de gritos de alegría; Entonces dijeron entre las naciones: «Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con ellos». Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con nosotros; Estamos alegres.

Haz volver, SEÑOR, a nuestros cautivos, Como las corrientes en el sur. Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, En verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.

La prosperidad viene del SEÑOR

Cántico de ascenso gradual; de Salomón.

127 Si el SEÑOR no edifica la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si el SEÑOR no guarda la ciudad, En vano vela la guardia. Es en vano que se levanten de madrugada, Que se acuesten tarde, Que coman el pan de afanosa labor, Pues Él da a Su amado aun mientras duerme.

Un don del SEÑOR son los hijos, Y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, Así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; No será avergonzado Cuando hable con sus enemigos en la puerta.

Bienaventuranza del que teme a Dios

Cántico de ascenso gradual.

128 Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, Que anda en Sus caminos. Cuando comas del trabajo de tus manos, Dichoso serás y te irá bien. Tu mujer será como fecunda vid En el interior de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo Alrededor de tu mesa. Así será bendecido el hombre Que teme al SEÑOR.

El SEÑOR te bendiga desde Sión, Veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida, Y veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz sea sobre Israel!

   

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Isaías 63

El día de la venganza divina

63 ¿Quién es este que viene de Edom, De Bosra con vestiduras de colores brillantes; Este, majestuoso en Su ropaje, Que marcha en la plenitud de Su fuerza? Soy Yo que hablo en justicia, poderoso para salvar. ¿Por qué es rojo Tu ropaje, Y Tus vestiduras como las del que pisa en el lagar? «El lagar lo he pisado Yo solo; De los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en Mi ira Y los aplasté en Mi furor. Su sangre salpicó Mis vestiduras Y manché todo Mi ropaje. Porque el día de la venganza estaba en Mi corazón, Y el año de Mi redención había llegado. Miré, y no había quien ayudara, Me asombré de que no hubiera quien apoyara. Entonces Mi propio brazo obtuvo salvación por Mí, Y fue Mi propio furor el que me sostuvo. Pisoteé los pueblos en Mi ira, Los embriagué en Mi furor Y derramé su sangre por tierra».

Recuento de las misericordias del SEÑOR

Las misericordias del SEÑOR recordaré, las alabanzas del SEÑOR, Conforme a todo lo que nos ha otorgado el SEÑOR, Por Su gran bondad hacia la casa de Israel, Que les ha otorgado conforme a Su compasión Y conforme a la multitud de Sus misericordias. Porque Él dijo: «Ciertamente, ellos son Mi pueblo, Hijos que no engañarán». Y Él fue su Salvador. En todas sus angustias Él estuvo afligido, Y el ángel de Su presencia los salvó. En Su amor y en Su compasión los redimió, Los levantó y los sostuvo todos los días de antaño. 10 Pero ellos se rebelaron Y afligieron Su Santo Espíritu; Por lo cual Él se convirtió en su enemigo Y peleó contra ellos. 11 Entonces Su pueblo se acordó de los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de Su rebaño? ¿Dónde está el que puso Su Santo Espíritu en medio de ellos, 12 El que hizo que Su glorioso brazo fuera a la derecha de Moisés, El que dividió las aguas delante de ellos para hacerse un nombre eterno, 13 El que los condujo por los abismos? Como un caballo en el desierto, no tropezaron; 14 Como a ganado que desciende al valle, El Espíritu del SEÑOR les dio descanso. Así guiaste a Tu pueblo, Para hacerte un nombre glorioso.

Plegaria por ayuda y misericordia

15 Mira desde el cielo, y ve desde Tu santa y gloriosa morada; ¿Dónde está Tu celo y Tu poder? La conmoción de Tus entrañas y Tu compasión para conmigo se han restringido. 16 Porque Tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conoce, Ni nos reconoce Israel. Tú, oh SEÑOR, eres nuestro Padre, Desde la antigüedad Tu nombre es Nuestro Redentor. 17 ¿Por qué, oh SEÑOR, nos haces desviar de Tus caminos Y endureces nuestro corazón a Tu temor? Vuélvete por amor de Tus siervos, las tribus de Tu heredad. 18 Tu pueblo santo poseyó Tu santuario por breve tiempo; Pero nuestros adversarios lo han pisoteado. 19 Hemos venido a ser como aquellos sobre los que nunca gobernaste, Como aquellos que nunca fueron llamados por Tu nombre.

   

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Mateo 11

Jesús sale a enseñar y predicar

11 Y sucedió que cuando Jesús terminó de dar instrucciones a Sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.

Jesús y los discípulos de Juan

Al oír Juan en la cárcel de las obras de Cristo, mandó por medio de sus discípulos a decir a Jesús: «¿Eres Tú el que ha de venir, o esperaremos a otro?».

Jesús les respondió: «Vayan y cuenten a Juan lo que oyen y ven: los CIEGOS RECIBEN LA VISTA y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de Mí».

Jesús habla de Juan el Bautista

Mientras ellos se iban, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pero, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Miren, los que usan ropas finas están en los palacios de los reyes. Pero, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y uno que es más que un profeta. 10 Este es de quien está escrito:

“HE AQUÍ, YO ENVÍO MI MENSAJERO DELANTE DE TI, QUIEN PREPARARÁ TU CAMINO DELANTE DE TI”.

11 En verdad les digo que entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza. 13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14 Y si quieren aceptarlo, él es Elías, el que había de venir. 15 El que tiene oídos, que oiga.

16 »Pero, ¿con qué compararé a esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, que dan voces a los otros, 17 y dicen: “Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos endechas, y no se lamentaron”. 18 Porque vino Juan que no comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. 19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Miren, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores”. Pero la sabiduría se justifica por sus hechos».

Ayes sobre ciudades de Galilea

20 Entonces Jesús comenzó a reprender a las ciudades en las que había hecho la mayoría de Sus milagros, porque no se habían arrepentido: 21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza. 22 Por eso les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.

23 »Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy. 24 Sin embargo, les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti».

La gran invitación

25 En aquel tiempo, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así fue de Tu agrado.

27 »Todas las cosas me han sido entregadas por Mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

28 »Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. 29 Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y HALLARÁN DESCANSO PARA SUS ALMAS. 30 Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».

   

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