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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: Josué 2

Una vez oí a un erudito, que era sociólogo, confesionalmente evangélico, explicar con autoridad académica por qué ni siquiera un gran avivamiento, en caso de que el Señor escogiese darlo a un país como América, podría lograr una transformación rápida del país. El problema no sería solamente el grado de analfabetismo bíblico de los niveles más poderosos de la sociedad, ni la medida en la que el espíritu secularista ha penetrado los medios de comunicación, ni la historia de las decisiones del Tribunal Supremo que han in­fluido en el contenido de los programas educativos y en los libros de texto de nuestras escuelas, sino también la manera como estos elementos se ven entrelazados los unos con los otros. Aun cuando, digamos, un millón de personas se convirtiesen, ninguna de estas estructuras sociales interdependientes ni de estos valores culturales se desmontaría por ese solo hecho.

Para ser justos con el estudioso en cuestión, estaba intentando, al menos en parte, advertirnos contra una manera de pensar que alimenta una concepción simplista de la religión y de los avivamientos –como si un buen avivamiento nos eximiera de la responsabilidad de pensar con profundidad y con amplitud a fin de ir cambiando la cultura.

El elemento fundamental que falta en esta clase de análisis es el enorme alcance de la soberanía de Dios. El análisis de este sociólogo es reduccionista. Parece como si pensase casi únicamente según categorías naturalistas, dejando al mismo tiempo un pequeño rincón para el fenómeno de la regeneración que, aunque sobrenatural, resulta más bien impotente. No estoy diciendo en absoluto que Dios no suela actuar a través de medios que se conforman a las estructuras regulares que Dios mismo ha creado. Pero es de suma importancia que insistamos en el hecho de que Dios no queda restringido por estas regularidades. Ante todo, la Biblia habla repetidamente de períodos cuando, por un lado, él sumerge a naciones enteras en la confusión y la angustia, o, por otro transforma a los seres humanos de tal manera al escribir su Ley en sus corazones, que anhelan por encima de todo lo demás, complacerle. Estamos ante un Dios que no queda limitado por las maquinaciones de los medios de comunicación. Es perfectamente capaz de intervenir de tal forma, sea con juicio o con gracia, que ejerza un control soberano sobre la manera de pensar de la gente.

Esto lo vemos en el Éxodo, a través del cántico de Miriam y Moisés, Dios se exalta por la manera en que desata el pavor entre las naciones a lo largo de las fronteras por las que Israel debe pasar en su camino hacia la Tierra Prometida (Éxodo 15:15-16). De hecho, esto es precisamente lo que Dios promete que hará (Éxodo 23:27). Y promete lo mismo con respecto a los Cananeos (Deuteronomio 2:25). Por tanto, no nos debería extrañar encontrarnos con pruebas inequívocas de tales intervenciones, cuando, por ejemplo, los israelitas se acercan a su primera ciudad amurallada (Josué 2:8-11; ver también 5:1).

Puede que Dios suela obrar normalmente a través de medios ordinarios. Pero no se halla limitado por dichos medios. Es por esto por lo que todo el poderío militar del mundo por sí sólo es incapaz de garantizar la victoria, e igualmente toda la secularización, todo el postmodernismo, el materialismo y el paganismo del mundo no puede por sí solo impedir el avivamiento. Dejemos que Dios sea Dios.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Isaías 62

Gran parte de la poesía de Isaías 62 trata de las circunstancias de la Sion terrenal. Sin embargo, el lenguaje es muy elevado y las promesas son de gran alcance. Parece claro que se está hablando de algo más que de la restauración de la Jerusalén física después del exilio.

Al final del capítulo 61, Isaías se deleita en el triunfo del Siervo-Mesías que transforma al pueblo de Dios. Allí quien habla es aún el profeta. Después, gradualmente, es el Señor soberano quien lo va haciendo. Al principio, Isaías dice que, a la luz de las gloriosas promesas para Sion, no guardará silencio hasta que la paz y la gloria de esta se establezcan. Esto quiere decir que el profeta hará algo más que continuar con su fiel proclamación. Además de su tarea de vigilancia, los “centinelas” apostados sobre los muros de Jerusalén (62:6) deben advertir del juicio que viene sobre los que no se arrepientan o caigan despreocupadamente en el pecado (cp. Ezequiel 33). No obstante, si hay una proclamación horizontal, es decir, predicar a las personas, también hay una intercesión vertical: “Vosotros, los que invocáis al Señor, no os deis descanso; ni tampoco lo dejéis descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra” (62:6-7). Del mismo modo que Daniel intercedía ante Dios a la luz de las promesas que este había hecho (Daniel 9), Isaías quiere que hombres y mujeres fieles oren a él y no le den descanso hasta que todas sus gloriosas promesas acerca de Sion se cumplan. Aquí, pues, tenemos un llamamiento a la intercesión ferviente y persistente: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10).

Esta Sion recibirá “un nombre nuevo” (62:2, 12); tendrá una nueva identidad. Ya no se la llamará “Abandonada” y “Desolada”, sino “Mi deleite” y “Mi esposa” (62:4), adoptando la gran tipología que encontramos con tanta frecuencia en el Antiguo Testamento: el Señor soberano es el esposo; el pueblo del pacto, representado aquí por Sion, es la novia (cf. 62:5). El versículo 12 da a conocer más nombres: “Pueblo santo”, los “redimidos del SEÑOR” (que nos recuerda otra vez cómo han sido transformados), “Ciudad anhelada”, Ciudad nunca abandonada”. Estos nombres definen algo mucho más elevado que la Jerusalén física o terrenal después del exilio. Se trata del propio pueblo del pacto, que levanta una bandera “sobre los pueblos” (62:10). Constituye un adelanto de la “Jerusalén celestial” (Gálatas 4:26-27, donde se cita a Isaías), del “monte Sion”, la “Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente” (Hebreos 12:22), de “la ciudad santa, la nueva Jerusalén”, “preparada como una novia hermosamente vestida para su novio” (Apocalipsis 21:2).

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Josué 2

Rahab y los espías de Josué

2 Entonces Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías diciéndoles: «Vayan, reconozcan la tierra, especialmente Jericó». Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se hospedaron. Pero le dieron este aviso al rey de Jericó: «Unos hombres de los israelitas han venido aquí esta noche para reconocer toda la tierra». Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rahab: «Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la tierra».

Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido, y respondió: «Sí, los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran. Los hombres salieron a la hora de cerrar la puerta, al oscurecer. No sé adónde fueron. Vayan de prisa tras ellos, que los alcanzarán». Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que había puesto en orden en el terrado. Los hombres los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados. Tan pronto como salieron los que los perseguían, fue cerrada la puerta de la ciudad.

Antes que los espías se acostaran, Rahab subió al terrado donde ellos estabany dijo a los hombres: «Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y que el terror de ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país se han acobardado ante ustedes. 10 Porque hemos oído cómo el SEÑOR secó el agua del Mar Rojo delante de ustedes cuando salieron de Egipto. También supimos lo que hicieron a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes destruyeron por completo.

11 »Cuando oímos esto, nos acobardamos, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de ustedes. Porque el SEÑOR, el Dios de ustedes, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Ahora pues, júrenme por el SEÑOR, ya que los he tratado con bondad, que ustedes tratarán con bondad a la casa de mi padre. Denme una promesa segura, 13 de que dejarán vivir a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas, con todos los suyos, y que librarán nuestras vidas de la muerte».

14 Y los hombres le dijeron: «Nuestra vida responderá por la de ustedes, si no revelan nuestro propósito. Y sucederá que cuando el SEÑOR nos dé la tierra, te trataremos con bondad y lealtad».

15 Entonces ella los hizo bajar con una cuerda por la ventana, porque su casa estaba en la muralla de la ciudad y ella vivía en la misma muralla. 16 Rahab les dijo: «Vayan a la región montañosa, no sea que los perseguidores los encuentren. Escóndanse allí por tres días hasta que los perseguidores regresen. Entonces pueden seguir su camino».

17 Los hombres le dijeron: «Nosotros quedaremos libres de este juramento que nos has hecho jurar, 18 a menos que, cuando entremos en la tierra, ates este cordón de hilo escarlata a la ventana por la cual nos dejas bajar, y reúnas contigo en la casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la casa de tu padre. 19 Cualquiera que salga de las puertas de tu casa a la calle, su sangre caerá sobre su propia cabeza, y quedaremos libres; pero la sangre de cualquiera que esté en la casa contigo caerá sobre nuestra cabeza si alguien pone su mano sobre él. 20 Pero si divulgas nuestro propósito, quedaremos libres del juramento que nos has hecho jurar».

21 Rahab respondió: «Conforme a lo que ustedes han dicho, así sea». Y los envió. Ellos se fueron, y ella ató el cordón escarlata a la ventana.

22 Los espías se fueron y llegaron a la región montañosa. Allí permanecieron por tres días, hasta que los perseguidores regresaron. Los perseguidores los habían buscado por todo el camino, pero no los habían encontrado. 23 Entonces los dos hombres regresaron y bajaron de la región montañosa, y pasaron y vinieron a Josué, hijo de Nun, y le contaron todo lo que les había acontecido. 24 Y dijeron a Josué: «Ciertamente, el SEÑOR ha entregado toda la tierra en nuestras manos, y además, todos los habitantes de la tierra se han acobardado ante nosotros».   


Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

Salmos 123–125

Oración pidiendo ayuda del SEÑOR

Cántico de ascenso gradual.

123 A Ti levanto mis ojos, ¡Oh Tú que reinas en los cielos! Como los ojos de los siervos miran a la mano de su señor, Como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así nuestros ojos miran al SEÑOR nuestro Dios Hasta que se apiade de nosotros.>

Ten piedad de nosotros, oh SEÑOR, ten piedad de nosotros, Porque ya no soportamos el desprecio. Nuestra alma está cansada Del escarnio de los que están en holgura Y del desprecio de los soberbios.

Canto de liberación

Cántico de ascenso gradual; de David.

124 «Si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro favor», Que lo diga ahora Israel. «Si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro favor Cuando los hombres se levantaron contra nosotros, Vivos nos hubieran tragado entonces Cuando su ira se encendió contra nosotros. Entonces las aguas nos hubieran cubierto, Un torrente hubiera pasado sobre nuestra alma, Hubieran pasado entonces sobre nuestra alma las aguas impetuosas».

Bendito sea el SEÑOR, Que no nos ha entregado como presa de los dientes de ellos. Nuestra alma ha escapado cual ave del lazo de los cazadores; El lazo se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda está en el nombre del SEÑOR, Que hizo los cielos y la tierra.

El SEÑOR protege a Su pueblo

Cántico de ascenso gradual.

125 Los que confían en el SEÑOR Son como el monte Sión, que es inconmovible, que permanece para siempre. Como los montes rodean a Jerusalén, Así el SEÑOR rodea a Su pueblo Desde ahora y para siempre. Pues el cetro de la impiedad no descansará sobre la tierra de los justos, Para que los justos no extiendan sus manos para hacer el mal.

Haz bien, SEÑOR, a los buenos Y a los rectos de corazón. Pero a los que se desvían por sus caminos torcidos, El SEÑOR los llevará con los que hacen iniquidad. ¡Paz sea sobre Israel!

   

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Isaías 62

Certeza de la salvación

62 Por amor de Sión no callaré, Y por amor de Jerusalén no me estaré quieto, Hasta que salga su justicia como resplandor, Y su salvación se encienda como antorcha. Entonces verán las naciones tu justicia, Y todos los reyes tu gloria, Y te llamarán con un nombre nuevo, Que la boca del SEÑOR determinará. Serás también corona de hermosura en la mano del SEÑOR, Y diadema real en la palma de tu Dios. Nunca más se dirá de ti: «Abandonada», Ni de tu tierra se dirá jamás: «Desolada»; Sino que se te llamará: «Mi deleite está en ella», Y a tu tierra: «Prometida». Porque en ti se deleita el SEÑOR, Y tu tierra tendrá esposo. Porque como el joven se desposa con una virgen, Se desposarán contigo tus hijos; Y como se regocija el esposo por la esposa, Tu Dios se regocijará por ti.

Sobre tus murallas, oh Jerusalén, he colocado centinelas; En todo el día y en toda la noche jamás callarán. Ustedes que hacen que el SEÑOR recuerde, no se den descanso, Ni le concedan descanso hasta que la restablezca, Hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra. El SEÑOR ha jurado por Su diestra y por Su fuerte brazo: «Nunca más daré tu grano por alimento a tus enemigos, Ni hijos de extranjeros beberán tu vino nuevo por el que trabajaste». Pero los que lo cosechen, lo comerán y alabarán al SEÑOR; Y los que lo recolecten, lo beberán en los atrios de Mi santuario.

10 Pasen, pasen por las puertas; Abran camino al pueblo. Construyan, construyan la calzada; Quiten las piedras, alcen estandarte sobre los pueblos. 11 El SEÑOR ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Digan a la hija de Sión: “Tu salvación viene; Su galardón está con Él, y delante de Él Su recompensa”». 12 Y los llamarán: «Pueblo Santo. Redimidos del SEÑOR». Y a ti te llamarán: «Ciudad Deseada. Ciudad no abandonada».

   

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Mateo 10

Llamamiento de los doce apóstoles

10 Llamando a Sus doce discípulos, Jesús les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; y Jacobo, el hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que también lo entregó.

Jesús envía a los doce

A estos doce envió Jesús después de instruirlos, diciendo: «No vayan por el camino de los gentiles ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Sino vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y cuando vayan, prediquen diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios; de gracia recibieron, den de gracia.

»No se provean de oro, ni de plata, ni de cobre para llevar en sus cintos, 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de sandalias, ni de bordón; porque el obrero es digno de su sostén. 11 En cualquier ciudad o aldea donde entren, averigüen quién es digno en ella, y quédense allí hasta que se marchen. 12 Al entrar en la casa, denle su saludo de paz13 Y si la casa es digna, que su saludo de paz venga sobre ella; pero si no es digna, que su saludo de paz se vuelva a ustedes. 14 Cualquiera que no los reciba ni oiga sus palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacudan el polvo de sus pies. 15 En verdad les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra que para esa ciudad.

Advertencias a los doce

16 »Miren, Yo los envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sean astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. 17 Pero cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas; 18 y hasta serán llevados delante de gobernadores y reyes por Mi causa, como un testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Pero cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué hablarán; porque a esa hora se les dará lo que habrán de hablar. 20 Porque no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre que habla en ustedes.

21 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte. 22 Y serán odiados de todos por causa de Mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo. 23 Pero cuando los persigan en esta ciudad, huyan a la otra; porque en verdad les digo, que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

Palabras de aliento a los doce

24 »Un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor. 25 Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!

26 »Así que no les tengan miedo, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse. 27 Lo que les digo en la oscuridad, háblenlo en la luz; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a Aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo el Padre. 30 Y hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. 31 Así que no teman; ustedes valen más que muchos pajarillos.

32 »Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, Yo también lo confesaré delante de Mi Padre que está en los cielos. 33 Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré delante de Mi Padre que está en los cielos.

El costo del discipulado

34 »No piensen que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. 35 Porque vine a PONER AL HOMBRE CONTRA SU PADRE, A LA HIJA CONTRA SU MADRE, Y A LA NUERA CONTRA SU SUEGRA; 36 y LOS ENEMIGOS DEL HOMBRE serán LOS DE SU MISMA CASA.

37 »El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí. 38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. 39 El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por Mi causa, la hallará.

40 »El que los recibe a ustedes, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como justo, recibirá recompensa de justo. 42 Y cualquiera que como discípulo dé a beber aunque solo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en verdad les digo que no perderá su recompensa».

   

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