¿Convicción del Espíritu o acusación del enemigo?
No porque algo llegue a nuestra mente significa que sea cierto. Patricia Namnún nos comparte cuatro preguntas para diferenciar entre la convicción del Espíritu y la acusación del enemigo.
No porque algo llegue a nuestra mente significa que sea cierto. Patricia Namnún nos comparte cuatro preguntas para diferenciar entre la convicción del Espíritu y la acusación del enemigo.
Tenemos algo muy peligroso en nuestros hogares y corazones: el pecado. Tristemente, demasiadas personas juegan con el pecado en lugar de darle muerte.
Después de la caída, la paciencia y misericordia de Dios se ven aún con mayor claridad cuando contrastamos el trato de Dios hacia la serpiente.
Se suele dar más atención a Tomás el incrédulo, pero Juan el Bautista es un ejemplo contundente de alguien con dudas en el Nuevo Testamento.
¿Estás atento a cómo el enemigo de tu alma quiere tentarte hoy? Defiéndete aferrándote a la verdad.