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UN PLAN DE LECTURA BÍBLICA Y DEVOCIONAL EN COLABORACIÓN CON LA NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS Y ANDAMIO EDITORIAL
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Lectura de Hoy

Devocional: 2 Corintios 11

En medio de la continua presión que sentía Pablo de responder a los que intentaban socavar su autoridad en Corinto, se ve obligado a “jactarse” sin “jactarse” (ver la meditación de ayer). En 2 Corintios 10, Pablo culmina su argumento con la afirmación de que el cristiano sólo debe jactarse Jesucristo: “Más bien, «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor” (10:17). En 2 Corintios 11:16-33, adopta un enfoque diferente para llegar a la misma verdad.

Lo que hace es una especie de pausa: dice que se gloriará, no como apóstol, ni siquiera como cristiano, sino como un “loco” (11:16-21). Incluso esto le da muchísima vergüenza (11:21b, 23), pero no ve otra alternativa. Ciertamente, dice, ha estado sumergido en la cultura y lengua hebrea desde su juventud, y no es menos “ministro de Cristo” que los demás, pero hablar de esta manera le resulta tan doloroso, que explota con un paréntesis: “Como si estuviera loco hablo” (11:23). Y luego invierte todas las categorías. Ha “trabajado más arduamente”: se refiere a que ha realizado trabajo físico, con sus manos, cosa que jamás haría ningún maestro helenístico que se respetara a sí mismo. Más aún, dice que tiene un historial de prisiones más largo que ellos. Ha sido azotado más a menudo. Cinco veces recibió la sanción de la sinagoga, los treinta y nueve azotes. Ha naufragado tres veces en sus viajes por el evangelio (11:25) y esto lo escribió antes de que sucediera el evento que se registra en Hechos 27. El peligro le ha acechado constantemente en sus viajes y, a menudo, ha tenido que quedarse en ayunas. Peor aún, ha sido traicionado por “falsos hermanos” (11:26), a la vez que se enfrenta diariamente a su preocupación constante por todas las iglesias (11:27-28).

No debemos considerar esto con ojos de cristianos occidentales, como si fuera una saga emocionante de perseverancia bajo presión. Leemos acerca de los sufrimientos de Pablo y admiramos su fidelidad y resistencia, su conformidad al Cristo que fue hasta la cruz. Sin embargo, sus enemigos habrían visto todas estas “jactancias” como señales de debilidad e incluso de estupidez: como si no tuviera suficiente sensatez como para alejarse de los problemas. Pero Pablo está decidido a invertir la jactancia humana; él se gloría en las cosas que reflejan su debilidad (11:30). Incluso su último ejemplo sigue esta misma línea (11:31-33). Tendemos a ver la huida de Pablo de Damasco a través de los ojos de Lucas (Hechos 9). Pablo mismo, sin embargo, veía esta fuga como una derrota vergonzosa. En una época en la cual el honor militar más alto entre los romanos se le otorgaba al soldado con rango de centurión (o un grado mayor) que fuera el primero en escalar la muralla al sitiar una ciudad, Pablo asegura que fue el primero, pero en descenderla.

¿De qué manera te jactas de tus debilidades?

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Devocional: Ezequiel 25

Ezequiel 25—32 conserva los oráculos de Ezequiel contra las naciones. Si Jehová es el Dios de toda la tierra, no es de extrañar que tenga cosas que decir de forma individual a otras naciones además de Israel, aparte de lo que dice a todas ellas en conjunto, sin distinción. Existen muchas pruebas de que Dios responsabiliza a todas ellas de los pecados que cometen a gran escala. Puede que no lo haga por los detalles de la ley de Moisés, pero hará caer sin duda el juicio allá donde haya arrogancia, crueldad, violencia, quebrantamiento del pacto y avaricia. Este proverbio siempre es cierto: “La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos” (Proverbios 14:34).

Cuatro observaciones preliminares más nos orientarán en estos capítulos. (a) Siete son las naciones mencionadas: Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto, la misma cantidad que en Amós. Ezequiel pudo haber ido comunicando estos oráculos a lo largo de todo su ministerio, pero al reunirlos de esta forma en un grupo de siete, y solo siete, indica que el número es simbólico: Dios habla a todas las naciones. (b) Curiosamente, no se incluye a Babilonia, lo cual puede deberse a que el Señor la utiliza como agente para aplastar a todas esas naciones. (c) La condena de Tiro ocupa la mayor parte del espacio con diferencia. En ese momento, era una poderosa ciudad-Estado excepcionalmente rica debido al comercio. Después de que Nabucodonosor acabase con Jerusalén, la siguiente ciudad que sitió con éxito fue Tiro, aunque el asedio duró trece años. Sin duda, los exiliados estarían interesados en escuchar si se exigirían las mismas responsabilidades a una ciudad como esta y a Jerusalén. (d) Desde un punto de vista literario, la recopilación de estos oráculos en un solo grupo, encajado entre los capítulos 24 y 33 (cuando las noticias de la caída de Jerusalén llegan a Babilonia), causa el efecto de un aumento de la tensión dramática. Los primeros veinticuatro capítulos de Ezequiel especifican con todo detalle lo que Dios hará. Después, antes de desvelar el resultado final, el libro recuerda que la justicia de Dios se impartirá sobre todas las naciones. Seguidamente, tenemos el informe de lo que ha pasado en Jerusalén.

El contenido de Ezequiel 25, con sus oráculos contra las cuatro primeras naciones (todas ellas pequeños Estados vecinos de Judá), contiene una buena lección. Cuando el poderoso atacó finalmente Jerusalén y la destruyó, esos pequeños Estados se sumaron al asalto definitivo. Probablemente, estaban tratando de obtener el favor de Babilonia. También intentaban destruir a Judá. Su cruel regodeo y su arrogante venganza constituyen una abominación para el Señor y pagarán por ello. Reflexionemos sobre las consecuencias.

 


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

2 Samuel 18

Derrota y muerte de Absalón

18 Entonces David contó el pueblo que estaba con él, y puso sobre ellos capitanes de miles y capitanes de cientos. Y envió David al pueblo: una tercera parte bajo el mando de Joab, otra tercera parte bajo el mando de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y otra tercera parte bajo el mando de Itai el geteo. Y el rey dijo al pueblo: «Ciertamente yo también saldré con ustedes». Pero el pueblo dijo: «No debe salir; porque si tenemos que huir, no harán caso de nosotros. Aunque muera la mitad de nosotros, no harán caso de nosotros. Pero usted vale por 10,000 de nosotros; ahora pues, será mejor que usted esté listo para ayudarnos desde la ciudad». «Yo haré lo que les parezca mejor», les dijo el rey. Y el rey se puso junto a la puerta, y todo el pueblo salió por centenares y por millares. Y el rey David mandó a Joab, a Abisai y a Itai y dijo: «Por amor a mí traten bien al joven Absalón». Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio orden a todos los capitanes acerca de Absalón.

El pueblo salió al campo al encuentro de Israel, y se entabló la batalla en el bosque de Efraín. Allí fue derrotado el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y la matanza aquel día allí fue grande: 20,000 hombres. La batalla se extendió por toda aquella región, y el bosque devoró más gente aquel día que la que devoró la espada.

Absalón se encontró con los siervos de David. Absalón iba montado en su mulo, y pasó el mulo debajo del espeso ramaje de una gran encina, y se le trabó la cabeza a Absalón en la encina, y quedó colgado entre el cielo y la tierra, mientras que el mulo que estaba debajo de él siguió de largo. 10 Cuando uno de los hombres vio esto, avisó a Joab: «Yo vi a Absalón colgado de una encina». 11 Joab dijo al hombre que le había avisado: «Así que tú lo viste, ¿por qué no lo heriste allí derribándolo a tierra? Yo te hubiera dado diez monedas de plata y un cinturón». 12 Respondió el hombre a Joab: «Aunque yo recibiera 1,000 monedas de plata en la mano, no extendería la mano contra el hijo del rey. Porque ante nuestros oídos el rey te ordenó a ti, a Abisai y a Itai: “Protéjanme al joven Absalón”. 13 De otro modo, si yo hubiera hecho traición contra su vida (y no hay nada oculto al rey), tú mismo te hubieras mostrado indiferente». 14 Respondió Joab: «No malgastaré mi tiempo aquí contigo». Y tomando tres dardos en la mano, los clavó en el corazón de Absalón mientras todavía estaba vivo en medio de la encina. 15 Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón y lo remataron.

16 Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo regresó de perseguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo. 17 Y tomaron a Absalón, lo echaron en una fosa profunda en el bosque y levantaron sobre él un gran montón de piedras. Y todo Israel huyó, cada uno a su tienda. 18 En vida, Absalón había tomado y erigido para sí una columna que está en el Valle del Rey, pues se había dicho: «No tengo hijo para perpetuar mi nombre». Y llamó la columna por su propio nombre, y hasta hoy día se llama Monumento de Absalón.

19 Y Ahimaas, hijo de Sadoc, dijo: «Te ruego que me dejes correr y llevar las noticias al rey de que el SEÑOR lo ha liberado de la mano de sus enemigos». 20 Pero Joab le dijo: «Tú no eres el hombre para llevar hoy las noticias; las llevarás otro día. No llevarás noticias hoy, porque el hijo del rey ha muerto». 21 Entonces Joab dijo al cusita: «Ve, anuncia al rey lo que has visto». Y el cusita se inclinó ante Joab, y corrió. 22 Y Ahimaas, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: «Pase lo que pase, te ruego que me dejes correr tras el cusita». «¿Por qué correrás, hijo mío, ya que no tendrás recompensa por ir?», le dijo Joab. 23 Pero él dijo: «Pase lo que pase, correré». Entonces le dijo: «Corre». Y Ahimaas corrió por el camino de la llanura, y pasó al cusita.

24 David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya subió al terrado de la puerta en el muro, y alzando los ojos miró, y vio a un hombre que corría solo. 25 Y el atalaya llamó y avisó al rey. Y el rey dijo: «Si viene solo hay buenas noticias en su boca». Mientras se acercaba más y más, 26 el atalaya vio a otro hombre corriendo. Entonces el atalaya dio voces al portero, y dijo: «Veo a otro hombre corriendo solo». «Este también trae buenas noticias», dijo el rey. 27 Y el atalaya dijo: «Creo que el correr del primero es como el correr de Ahimaas, hijo de Sadoc». Y el rey dijo: «Este es un buen hombre y viene con buenas noticias».

28 Y Ahimaas dio voces, y dijo al rey: «Todo está bien». Se postró rostro en tierra delante del rey, y dijo: «Bendito es el SEÑOR su Dios, que ha entregado a los hombres que levantaron sus manos contra mi señor el rey». 29 «¿Le va bien al joven Absalón?», preguntó el rey. Y Ahimaas respondió: «Cuando Joab envió al siervo del rey y a su siervo, vi un gran tumulto, pero no supe qué era». 30 «Ponte a un lado y quédate aquí», le dijo el rey. Y él se puso a un lado, y se quedó allí.

31 Y cuando llegó el cusita, dijo: «Reciba mi señor el rey buenas noticias, porque el SEÑOR lo ha librado hoy de la mano de todos aquellos que se levantaron contra usted». 32 Dijo el rey al cusita: «¿Le va bien al joven Absalón?». Y el cusita respondió: «Sean como ese joven los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra usted para mal». 33 El rey se conmovió profundamente, y subió al aposento que había encima de la puerta y lloró. Y decía así mientras caminaba: «¡Hijo mío Absalón; hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!».

   

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

2 Corintios 11

Pablo defiende su apostolado

11 Ojalá que me soportaran un poco de insensatez, y en verdad me soportan. Porque celoso estoy de ustedes con celo de Dios; pues los desposé a un esposo para presentarlos como virgen pura a Cristo. Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo. Porque si alguien viene y predica a otro Jesús, a quien no hemos predicado, o reciben un espíritu diferente, que no han recibido, o aceptan un evangelio distinto, que no han aceptado, bien lo toleran. Pues yo no me considero inferior en nada a los más eminentes apóstoles. Pero aunque yo sea torpe en el hablar, no lo soy en el conocimiento; de hecho, por todos los medios se lo hemos demostrado en todas las cosas.

¿O cometí un pecado al humillarme a mí mismo para que ustedes fueran exaltados, porque les prediqué el evangelio de Dios gratuitamente? A otras iglesias despojé, tomando salario de ellas para servirles a ustedes. Cuando estaba con ustedes y tuve necesidad, a nadie fui carga; porque cuando los hermanos llegaron de Macedonia, suplieron plenamente mi necesidad, y en todo me guardé, y me guardaré, de serles carga. 10 Como la verdad de Cristo está en mí, este gloriarme no se me impedirá en las regiones de Acaya. 11 ¿Por qué? ¿Porque no los amo? ¡Dios lo sabe!

12 Pero lo que hago continuaré haciéndolo, a fin de privar de oportunidad a aquellos que desean una oportunidad de ser considerados iguales a nosotros en aquello en que se glorían. 13 Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz. 15 Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras.

Credenciales de un apóstol verdadero

16 Otra vez digo, que nadie me tenga por insensato. Pero si ustedes lo hacen, recíbanme aunque sea como insensato, para que yo también me gloríe un poco. 17 Lo que digo, no lo digo como lo diría el Señor, sino como en insensatez, en esta confianza de gloriarme. 18 Pues ya que muchos se glorían según la carne, yo también me gloriaré. 19 Porque ustedes, siendo tan sabios, con gusto toleran a los insensatos. 20 Pues toleran si alguien los esclaviza, si alguien los devora, si alguien se aprovecha de ustedes, si alguien se exalta a sí mismo, si alguien los golpea en el rostro.

21 Para vergüenza mía digo que en comparación nosotros hemos sido débiles. Pero en cualquier otra cosa que alguien más sea osado (hablo con insensatez), yo soy igualmente osado. 22 ¿Son ellos hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son servidores de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio). Yo más. En muchos más trabajos, en muchas más cárceles, en azotes un sinnúmero de veces, con frecuencia en peligros de muerte. 24 Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes25 Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y he pasado una noche y un día en lo profundo.

26 Con frecuencia en viajes, en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, con frecuencia sin comida, en frío y desnudez. 28 Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?

30 Si tengo que gloriarme, me gloriaré en cuanto a mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús, el cual es bendito para siempre, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. 33 Pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así escapé de sus manos.

   

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Ezequiel 25

Profecías contra naciones vecinas

25 Y vino a mí la palabra del SEÑOR: «Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los amonitas, y profetiza contra ellos. Dile a los amonitas: “Oigan la palabra del Señor DIOS. Así dice el Señor DIOS: ‘Por cuanto dijiste: “¡Ajá!” contra Mi santuario cuando era profanado, y contra la tierra de Israel cuando era desolada, y contra la casa de Judá cuando iba en cautiverio, por tanto, te entregaré por posesión a los hijos del oriente, y asentarán en ti sus campamentos y pondrán en ti sus tiendas; ellos comerán tus frutos y beberán tu leche. Yo haré de Rabá un pastizal para camellos, y de Amón un descansadero para rebaños. Así ustedes sabrán que Yo soy el SEÑOR’.

”Porque así dice el Señor DIOS: ‘Por haber batido palmas y golpeado con tus pies, por haberte alegrado con todo el escarnio de tu alma contra la tierra de Israel, por tanto, Yo he extendido Mi mano contra ti y te daré por despojo a las naciones; te cortaré de entre los pueblos y te exterminaré de entre las tierras. Te destruiré. Así sabrás que Yo soy el SEÑOR’.

”Así dice el Señor DIOS: ‘Por cuanto Moab y Seir dicen: “La casa de Judá es como todas las naciones”, por tanto, voy a abrir el flanco de Moab y privarla de sus ciudades, de las ciudades que están en sus fronteras, la gloria de la tierra, Bet Jesimot, Baal Meón y Quiriataim, 10 daré su tierra en posesión a los hijos del oriente, junto con los amonitas, para que los amonitas no sean recordados más entre las naciones. 11 Haré juicios contra Moab, y sabrán que Yo soy el SEÑOR’.

12 ”Así dice el Señor DIOS: ‘Por cuanto Edom ha obrado vengativamente contra la casa de Judá, ha incurrido en grave culpa y se ha vengado de ellos’, 13 por tanto, así dice el Señor DIOS: ‘Yo extenderé también Mi mano contra Edom y cortaré de ella hombres y animales y la dejaré en ruinas; desde Temán hasta Dedán caerán a espada. 14 Pondré Mi venganza contra Edom en mano de Mi pueblo Israel, y harán en Edom conforme a Mi ira y conforme a Mi furor; así conocerán Mi venganza’, declara el Señor DIOS.

15 ”Así dice el Señor DIOS: ‘Por cuanto los filisteos han obrado vengativamente, y con desprecio de alma han tomado venganza, destruyendo por causa de perpetua enemistad’, 16 por tanto, así dice el Señor DIOS: ‘Voy a levantar Mi mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos y haré perecer a los que quedan en la costa del mar. 17 Ejecutaré contra ellos grandes venganzas con terribles reprensiones; y sabrán que Yo soy el SEÑOR cuando haga venir Mi venganza sobre ellos’”».

   

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Salmo 73

LIBRO TERCERO

El fin de los malos en contraste con el de los justos

Salmo de Asaf.

73 Ciertamente Dios es bueno para con Israel, Para con los puros de corazón. En cuanto a mí, mis pies estuvieron a punto de tropezar, Casi resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes Al ver la prosperidad de los impíos. Porque no hay dolores en su muerte, Y su cuerpo es robusto. No sufren penalidades como los mortales, Ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, el orgullo es su collar; El manto de la violencia los cubre. Los ojos se les saltan de gordura; Se desborda su corazón con sus antojos. Se burlan, y con maldad hablan de opresión; Hablan desde su encumbrada posición. Contra el cielo han puesto su boca, Y su lengua se pasea por la tierra.

10 Por eso el pueblo de Dios vuelve a este lugar, Y beben las aguas de la abundancia. 11 Y dicen: «¿Cómo lo sabe Dios? ¿Hay conocimiento en el Altísimo?». 12 Miren, estos son los impíos, Y, siempre desahogados, han aumentado sus riquezas. 13 Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón Y lavado mis manos en inocencia, 14 Pues he sido azotado todo el día Y castigado cada mañana.

15 Si yo hubiera dicho: «Así hablaré», Habría traicionado a la generación de Tus hijos. 16 Cuando pensaba, tratando de entender esto, Fue difícil para mí, 17 Hasta que entré en el santuario de Dios; Entonces comprendí el fin de ellos. 18 Ciertamente Tú los pones en lugares resbaladizos; Los arrojas a la destrucción. 19 ¡Cómo son destruidos en un momento! Son totalmente consumidos por terrores repentinos. 20 Como un sueño del que despierta, Oh Señor, cuando te levantes, despreciarás su apariencia.

21 Cuando mi corazón se llenó de amargura, Y en mi interior sentía punzadas, 22 Entonces era yo torpe y sin entendimiento; Era como una bestia delante de Ti. 23 Sin embargo, yo siempre estoy contigo; Tú me has tomado de la mano derecha. 24 Con Tu consejo me guiarás, Y después me recibirás en gloria.

25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Fuera de Ti, nada deseo en la tierra. 26 Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, Pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. 27 Porque los que están lejos de Ti perecerán; Tú has destruido a todos los que te son infieles. 28 Pero para mí, estar cerca de Dios es mi bien; En DIOS el Señor he puesto mi refugio Para contar todas Tus obras.

   

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