Aumenta su gozo: 3 maneras de alentar a pastores

Cada ciertas semanas tuiteo lo siguiente: “Pueblo, ¡oren por sus pastores!”. Lo hago mayormente porque necesito recordarme hacerlo, pero también porque sé lo mucho que significa para mis amigos pastores saber que su gente ora por ellos. Puedes mirar en cualquier dirección hoy y ves iglesias, líderes, pastores y rebaños desmoronándose bajo el peso del pecado, el fracaso, la ruina financiera, y más. No quiero ver que eso suceda en mi iglesia, y tampoco quiero ignorar la presión sobre los pastores y sus familias.

Sin embargo, la oración no es la única manera en que podemos animar a nuestros pastores. A continuación encontrarás algunas maneras bíblicas en las que podemos alentarlos.

1. Sean de un mismo sentir.

Todo padre sabe que cuando sus hijos están peleando, no hay paz. ¿Cuánto más gozo hay cuando, dejando el egoísmo, decidimos tener un mismo sentir? Hay una decisión intencional que debemos hacer a veces de morder nuestras lenguas y no argumentar que estamos en lo correcto. No debemos ignorar la injusticia, por supuesto, pero a veces estar en familia significa someternos unos a otros. Pablo dijo que “[completarían su] gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás” (Fil. 2:2-4). Al ver que estás centrado en otros y no en ti mismo, el pastor puede encontrar profundo aliento.

2.  Considérenlo digno.

Pablo le habló a Timoteo acerca de la dignidad de doble honor (1 Tim. 5:17). Doble honor no es algo que a nuestra generación le gusta dar a cualquiera. Complacemos a las celebridades, donde bebemos cada gota de lo que dicen sus labios de oro, o caemos en el otro extremo, cautelosos y sospechosos de todo líder. Pero Pablo dice que estos hombres trabajan en palabra y doctrina. Están trabajando a nuestro favor para ver en nosotros una mayor esperanza en Cristo y el evangelio. Así que no solo vas a oírme nunca decir nada malo de uno de mis pastores (un honor), sino también trabajo para hablar bien de ellos y a ellos cada vez que puedo (doble honor). Quiero que ellos sepan que aprecio su inversión en mí, nuestra iglesia, la Palabra, y las iniciativas evangelísticas.

3.  Respétenlo.

Soy una preguntona. Rara vez acepto algo a simple vista, y mastico las ideas hasta que son irreconocibles en su forma original. Debido a esa inclinación, puedo juzgar mis líderes en lugar de simplemente respetar su tiempo, estudio y devoción al evangelio. La verdad es que yo mismo me he comprometido con estos ancianos, con este cuerpo, para este tiempo. Los considero dignos simplemente diciendo: “Sí, soy un miembro comprometido de The Village Church”, la iglesia donde asisto. Los respetamos, haciendo todo lo posible para hacer lo que Pablo instruyó a la iglesia de Tesalónica, “Les rogamos hermanos, que reconozcan a los que con diligencia trabajan entre ustedes, y los dirigen en el Señor y los instruyen, y que los tengan en muy alta estima con amor, por causa de su trabajo” (1 Tes. 5:12-13). Pueden no siempre tomar las decisiones que yo tomaría, pero quiero estimarlos altamente por su labor.

Unas palabras de pastores y sus esposas

Por último, también me acerqué a unos pastores y a sus esposas a preguntar acerca de otras formas en las que podemos alentarlos y apoyarlos de manera práctica mientras “velan por nuestras almas”.

Publicado originalmente para The Gospel Coalition. Traducido por Felipe Orellana.