¿Por qué estudiar los libros de Joel, Amós y Abdías? | Preguntas bíblicas

Profecía corta y poética

Es difícil leer los libros proféticos del Antiguo Testamento: las imágenes son confusas o gráficas, las referencias geográficas y culturales no son familiares; incluso el lenguaje y la poesía pueden parecer revueltos, confusos e inaccesibles. Lo que es peor, en algunos casos no sabemos casi nada sobre el autor ¡o incluso cuándo el autor está escribiendo o predicando!

¿Por qué molestarnos con invertir la energía y el tiempo necesarios para comprender tales libros, cuando simplemente podríamos leer el Nuevo Testamento? En particular, ¿por qué molestarnos con las breves y en gran parte poéticas profecías de Joel, Amós y Abdías?

En este escrito, sugiero dos razones iniciales para estudiar los libros de Joel, Amós y Abdías: porque nos enseñan sobre el Día del Señor y porque nos enseñan sobre Jesús.

El día del Señor

En pocas palabras, el día del Señor es el día futuro en que Dios arreglará todas las cosas de nuevo. Se refiere al día en que Dios viene a juzgar a Sus enemigos y a rescatar a Su pueblo. En estos tres libros Joel, Amós y Abdías aprendemos sobre tres aspectos distintos del Día del Señor: primero, Dios juzgará a Su propio pueblo; segundo, Dios juzgará a Sus enemigos y tercero, Dios arreglará el mundo de nuevo.

Primero, el día del Señor incluye juicio para el propio pueblo de Dios. La historia de Israel podría resumirse como una serie cíclica en la que Dios salva a Su pueblo, pero este se aparta de Él en pecado y rebelión; Dios los disciplina, pero luego les ofrece gracia y perdón cuando se arrepienten.

El día del Señor es el día futuro en que Dios arreglará todas las cosas de nuevo

Estos tres breves libros anuncian un mensaje que la iglesia de hoy, especialmente en el mundo occidental, necesita desesperadamente escuchar: Dios disciplinará a aquellos que llevan Su nombre pero que no siguen sus mandamientos. Dondequiera que el pueblo de Dios use el poder para aprovecharse de los débiles, dondequiera que los ricos se aprovechen de los pobres y dondequiera que la adoración se convierta en poco más que un ritual vacío, debemos tener cuidado con el día del Señor. El juicio comienza con la casa de Dios (1 P 4:17). Si Dios disciplina a Su propio pueblo con juicio, ¿cuánto más a los que se niegan a reconocer el gobierno soberano del Señor Todopoderoso?

En segundo lugar, entonces, el día del Señor anuncia el día futuro cuando Dios derrotará a todos Sus enemigos, así como también a los enemigos de Su pueblo. El día del Señor es un día de justicia final, cuando los violentos, los corruptos y los malvados serán derrotados por el Señor de los ejércitos celestiales y todas las naciones reconocerán que solo Dios gobierna al mundo.

Ese día traerá una paz definitiva y duradera. No más guerra, hambre, dolor, sufrimiento, tristeza ni muerte. La gente no se preocupará por ejércitos invasores o ataques terroristas. No temeremos por los tiroteos en las escuelas ni por los accidentes automovilísticos. No habrá más cáncer ni demencia. El mundo mismo será sanado y hecho completo y perfecto de nuevo, y el pueblo de Dios habitará en seguridad y paz duradera.

Jesús

Aquí, entonces, estos libros proféticos nos enseñan sobre Jesús. Vemos en Joel, por ejemplo, que Dios desea que lo conozcamos (Jl 3:17) y que tiene la intención de volver a hacer Su morada entre Su pueblo por medio del Espíritu Santo (Jl 3:17; 2:28-32).

En Amós, el profeta nos llama a la adoración correcta: no con manipulaciones u ofrendas simbólicas con las que simplemente tratamos de mejorar nuestro nivel de vida, sino con vidas que demuestran gratitud a Dios por Su salvación, misericordia y gracia (Am 5:14-15).

¿Por qué estudiar los breves libros proféticos del Antiguo Testamento? Porque el Señor nos da esperanza por medio de Su Palabra

En Abdías, vislumbramos al Salvador venidero que derrotará a Sus enemigos, que sanará la tierra y la restaurará, y vemos al Rey venidero que gobernará el mundo (Ab 19 – 21).

Sin embargo, quizás lo más sorprendente es que vemos que la salvación del pueblo de Dios no viene con carros o ejércitos, sino en debilidad. En Amós, vemos que la gran salvación que anhelaba el pueblo de Dios llega por medio de la fragilidad de un refugio temporal. ¿Cómo podría la esperanza de liberación de potencias mundiales como Asiria o Babilonia venir por medio de algo en un cobertizo o una tienda? Aquí, entonces, está la locura de la cruz: la liberación al final vendría para el pueblo de Dios por medio del sufrimiento, la crucifixión y la muerte de Jesucristo.

Joel, Amós y Abdías

¿Por qué estudiar estos breves libros proféticos del Antiguo Testamento? Porque el Señor nos da esperanza por medio de Su Palabra. Es la esperanza del día final del Señor, cuando Cristo Jesús regrese para hacer correcto el mundo de nuevo y reunir para Sí mismo un pueblo de cada tribu, nación y lengua, y quien vivirá y gobernará este mundo restaurado. Esa esperanza de que termine la injusticia, el terrorismo y la opresión en todas sus múltiples formas. La esperanza que viene solo por medio de un Salvador, crucificado y sepultado, pero también resucitado de entre los muertos para gobernar el mundo.

Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.