Hay una cafetería con «baristas en bikini» justo al bajar por la calle de mi oficina. Siempre hay automóviles (camionetas pick-up, para ser precisos) en el servicio para llevar. A veces me pregunto qué obligaría a una joven a trabajar en un lugar así. Pero me da más curiosidad el caso de los hombres que llegan al local y anuncian con total naturalidad a todos los demás en esa calle: «Sí, soy el tipo de hombre que haría algo así».
Si los hombres querían ver a las mujeres con menos ropa de lo normal, ¿por qué no buscar una forma más privada de hacerlo?
No entendía… hasta que leí las reseñas. A continuación, comparto algunos comentarios:
«Las chicas que atienden en el servicio para llevar eran superdulces».
«Siempre es bueno empezar el día con una charla ligera».
«Las muchachas son amistosas e interactúan en la conversación».
«En el momento que entré, ella me saludó con una cálida sonrisa y me hizo sentir bienvenido».
Muy pocas de las reseñas se referían a la naturaleza excesivamente sexual de la cafetería. Casi todas hablaban del servicio al cliente, la conversación, cómo los clientes sentían que las baristas genuinamente se preocupaban por ellos.
El hambre de conexión es lo que parece impulsar estos negocios, incluso más que el atuendo inapropiado. Aún así, dudo que los hombres pagarían diez dólares por un café si las baristas fueran amistosas y platicadoras, pero estuvieran completamente vestidas. El punto es que son amables, atentas y cordiales, al mismo tiempo que usan lencería.
Cada hombre que pasa por esa cafetería tiene acceso a un mundo de pornografía en su teléfono. Podría tener la misma cantidad de piel tan solo con ir a su gimnasio local o a una piscina. ¿Qué ganancia tiene con esta interacción? ¿Por qué se arriesgan a quedar como pervertidos ante los ojos de todos los demás en esa calle?
Es por esto: el objetivo del sexo es la intimidad.
El objetivo del sexo es la intimidad
«Tener intimidad» es un eufemismo común para referirse al sexo. Tiene matices de la frase bíblica de un marido que «conoce» a su mujer (p. ej., Gn 4:1). Esto aborda uno de los aspectos más profundos del sexo: se trata de la conexión con una persona. Se puede crear intimidad en una relación de muchas maneras diferentes, pero todo gira alrededor de esta idea de dejar entrar a alguien, compartir tu tiempo, ambiciones, miedos, peculiaridades, recuerdos, defectos y bromas. Bajas la guardia y esa persona tiene la oportunidad de conocerte de una manera que los demás no tienen.
Reducir el sexo a un mero acto físico es perder totalmente de vista su significado
El sexo es la expresión física de esa intimidad integral. Tener relaciones sexuales no es como dar un apretón de manos; es algo que se reserva para la relación más íntima de todas. Por lo tanto, presupone exclusividad, compromiso y amor. O, para usar las palabras de las Escrituras, presupone un pacto. Tim Keller explica:
El sexo es quizá la forma más poderosa que Dios ha creado para ayudarte a que entregues tu ser completo a otro ser humano. El sexo es la forma que Dios ha designado para que dos personas se digan mutuamente: «Te pertenezco por completo, de forma permanente y exclusiva». No debes utilizar el sexo para decir nada menos. Así que, según la Biblia, es necesario un pacto para el sexo.
Pero ¿qué sucede cuando tratas de arrancar el acto sexual de ese contexto de relación, compromiso y exclusividad? ¿Cuando el sexo ya no tiene que ver con la intimidad, sino con el placer crudo y sensorial? El sexo queda disminuido. Se degrada. Es peor. Para usar la evocadora imagen de C. S. Lewis en Mero cristianismo, es como masticar la comida y luego escupirla. Tienes una probadita, pero te faltan todos los nutrientes.
Reducir el sexo a un mero acto físico es perder totalmente de vista su significado. Pablo señala en 1 Corintios 6:16 que ni siquiera las perversiones inmorales del sexo, como acostarse con una prostituta, pueden escapar a la naturaleza fundamentalmente unificadora y de una sola carne del sexo. Puedes minimizar el sexo para justificarlo, pero según el diseño de Dios, este acto físico inevitablemente tiene dimensiones espirituales y emocionales. Si estás tratando de tener una relación que «solo es sexo» con alguien, tienes que convencerte a ti mismo de abandonar la inclinación natural hacia el compromiso. El sexo te atrae hacia la intimidad y unidad con toda la persona.
A menos que, trágicamente, llegues a ser muy bueno en masticar la comida y escupirla.
Al separarse del compromiso, de la intimidad y de la relación, el sexo pierde su belleza y gran parte de su placer
Con el tiempo, la perspectiva de «solo es sexo» convierte el sexo en lo que significa para ti como persona: El sexo es mi forma de expresarme, practicar la liberación y desfogar mis impulsos, así que no necesito compromiso. Como pastor, podría dar muchas respuestas adecuadas para esta idea. Pero una de las más simples e intuitivas es esta: el sexo que solo se centra en ti nunca es tan bueno como el sexo que se enfoca en otra persona. El propósito del sexo es ser una expresión de compromiso y amor. Al separarse del compromiso, de la intimidad y de la relación, el sexo pierde su belleza y gran parte de su placer.
Lo que los hombres quieren
Pocas fuerzas han trabajado hoy en día de forma tan militante contra esta visión completa del sexo como la pornografía. En el mundo del porno, hombres y mujeres son bautizados en la cosmovisión de «solo es sexo».
Aun así, estoy convencido, por mi experiencia en el ministerio y en la consejería, de que la razón por la que la mayoría de los hombres buscan la pornografía no es para ver un tipo determinado de cuerpo o acto sexual. Con el tiempo, pueden llegar a estar tan pervertidos por la naturaleza gratuita de lo que ven que anhelan lo perverso por la simple perversidad. Pero esto no es lo que les atrae en un principio. Ellos están buscando el rostro de una mujer que les devuelva la mirada y les diga: «Te deseo. Quiero entregarme a ti de una manera en la que no me entrego a nadie más».
Ellos anhelan la intimidad.
Esto es lo que buscan los hombres que pagan de más por un café de mala calidad: una chica bonita que los mire a los ojos, les sonría y les pregunte cómo están, incluso si deja de reírse en cuanto se aleja el vehículo. Es una pantomima de la experiencia íntima. Debido a que las chicas tienen poca ropa, ya les están comunicando a estos hombres: «Te estoy ofreciendo algo que normalmente no le ofrecería a nadie más». A pesar de que, por supuesto, se lo están ofreciendo a todos los demás en el autoservicio. Es una fantasía que los hombres solitarios, hambrientos de verdadera intimidad, se permiten creer.
Hombre, anhelas ser conocido y amado. Eso se encuentra, en segundo lugar, en conocer y amar a una esposa y, en primer lugar, en conocer y amar a tu Señor
En un mundo en el que los hombres tienen menos amigos y, en general, se sienten más solos que nunca, puede ser agradable tener una chica con quien hablar. Esto es parte del motivo por el que redes sociales de contenido erótico y pornográfico han estallado en popularidad: toma la pornografía tradicional y le da un giro personalizado y relacional. Los usuarios tienen la ilusión de una relación más íntima y bidireccional, en lugar de un espectáculo voyerista unidireccional.
Empresas como estas han descubierto lo que las cafeterías con baristas en bikini ya sabían: los hombres están dispuestos a pagar mucho dinero por una intimidad falsa con chicas bonitas. Ahora, las empresas de tecnología están invirtiendo en lo mismo: desarrollar tecnologías de inteligencia artificial para ofrecer «compañeras de IA» que simulan la intimidad de una relación romántica (la película de 2013 Her nos deja vislumbrar el futuro en el que estamos entrando).
Todos estos ejemplos ilustran la realidad de que el sexo está fundamentalmente ligado al deseo de intimidad.
Muchos hombres no solo están confundidos sobre dónde encontrar la intimidad, sino que, además, no están dispuestos a pagar lo que cuesta. La verdadera intimidad demanda vulnerabilidad y el riesgo real de rechazo o decepción. La falsa intimidad ofrece la descarga de dopamina que produce el sentirse deseado sin requerir ninguna de estas costosas inversiones. El cliente de la barista en bikini consigue sentirse deseado durante treinta segundos sin tener que lidiar con conflictos ni presentarse cuando le resulta inconveniente. Obtiene la intimidad sin pagar el precio, que es, en última instancia, la razón por la que es también una intimidad sin recompensa.
Hombre: la pornografía, la lujuria y la falsa intimidad nunca te darán lo que estás buscando. Es una farsa que siempre te deja mermado porque no contiene al objeto que en verdad deseas. Anhelas ser conocido y amado. Eso se encuentra, en segundo lugar, en conocer y amar a una esposa y, en primer lugar, en conocer y amar a tu Señor.