Chárbela El Hage de Salcedo: Si tú eres cristiana, queremos decirte que no eres la única persona que ha pasado por este problema o inquietud. Muchas de nosotras en varias etapas de nuestras vidas nos hemos preguntado: ¿cómo puedo orar mejor? ¿Cómo puedo llevar una vida de oración más placentera, más gozosa?
En este vídeo, quisiera recordarte varios puntos sobre la oración. Primero, la Palabra de Dios dice que no sabemos orar como se debe y que pedimos mal. Santiago 4:3 dice que pedimos conforme a nuestros propósitos para satisfacer nuestras necesidades. Por lo tanto, no oramos conforme la voluntad del Señor. Sin embargo, hay otro lado de la moneda que nos recuerda que el Espíritu Santo intercede por nosotros y nos ayuda a orar.
Patricia Namnún: También es importante que recuerdes la necesidad que tenemos como creyentes de orar. La oración no es algo que debemos dejar en un segundo plano. Tenemos una relación con Cristo, y esa relación se va alimentando a través de la oración. Así que la oración es ese medio a través del cual yo me mantengo en comunicación con Dios, yo escucho de Dios pero le hablo también a Él.
Dios quiere que oremos, y tenemos el ejemplo bíblico de nuestro Señor Jesucristo orando al Padre. Si Él necesitaba orar, imagínate cuánto más lo necesitamos nosotros. Jesús le decía al Padre en su momento de agonía y de aflicción: “Pasa de mí esta copa, pero hágase tu voluntad y no la mía”. En esas palabras, vemos que Jesús primero le expresa al Padre su deseo (“Padre, pasa de mí esta copa”), pero Él no paró allí, sino que continuó diciendo: “pero hágase tu voluntad y no la mía”. Esto debemos hacerlo en oración, expresarle a Dios nuestros deseos, exponerle nuestro corazón, pero hacerlo con las manos abiertas Señor: “pero que se haga tu voluntad y no mi propia voluntad”. No tratando de torcer el brazo de Dios y que Él haga lo que yo quiera, sino que en oración pongo mi corazón en sintonía con lo que Dios quiere.
CS: Y ¿cómo oramos conforme la voluntad de Dios? La única forma posible es orando la Palabra de Dios. Él responde las oraciones que son conforme a su voluntad y su Palabra. Así que, si mi oración está cargada de versículos, de conceptos bíblicos, es una oración que seguro Él va a contestar. Por eso te animamos a que cada vez que eleves un oración, esta esté empapada y saturada de la Palabra de Dios.
Además, esto tiene varios beneficios: tu oración no será aburrida, no será monótona, no repetiremos lo mismo, aunque a veces vamos a necesitar repetir lo mismo. Sin embargo, si tomamos por ejemplo el libro de los Salmos, que es un buen recurso para orar, vas a ver que estaremos pidiendo cosas diferentes.
PN: La Palabra nos llama a orar sin cesar y nosotras podemos hacer eso todo el tiempo. Podemos hacerlo mientras vamos caminando, podemos hacer oraciones cortas mientras estamos cocinando, o mientras estamos con nuestros hijos. Podemos mantenernos todo el tiempo orando en comunicación con Dios, no solo exclusivamente en el tiempo específico que tienes para orar. Dios está disponible para escucharte siempre. Está disponible para responder conforme a sus propósitos, conforme a su voluntad. El trono de la gracia está abierto y la Palabra dice que podemos entrar confiadamente ante Él.
No hay oración que Él no escuché, y no hay petición que Él no responda en su tiempo y en su forma. Lo importante es no dejar de elevar esa oración y sacar tiempo para abrir el corazón a Aquel que ya sabe nuestras peticiones.