La paradoja de la ambición humilde
La verdadera humildad apaga el amor a uno mismo con el afecto superior por una gloria mayor, específicamente, la gloria de Dios.
La verdadera humildad apaga el amor a uno mismo con el afecto superior por una gloria mayor, específicamente, la gloria de Dios.
La condición de los fariseos nos recuerda que debemos cultivar un corazón humilde que reconoce en verdad su necesidad de la misericordia de Dios.
¿Puede una vida pequeña y oculta ser tan gloriosa como una que se ve y se oye en todo el mundo?
En una era superficial y egocéntrica, somos llamados a reflejar mansedumbre y humildad, así como Cristo las modeló.
«¿Cómo puedo convertirme en un calvinista más humilde?». John Piper nos brinda su respuesta a esta pregunta.