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The Hunger Games ha sido un súper-éxito. En su fin de semana de apertura, les dio a sus productores US$152,535,747, que en dominicano son casi 6 mil millones de pesos. A pesar de haber costado 78 millones de dólares, sus ganancias van actualmente por los $700 millones. Algo hicieron bien los realizadores de esta película. Y si bien muchos la llaman la nueva Twilight, por el triángulo amoroso y porque los protagonistas son adolescentes, yo diría que tanto en contenido como en realización, esta película está a años luz de aquel romance de vampiros y hombres-lobo.

La historia está basada en el primero de una trilogía de libros que del mismo nombre. Panem, la nación que ha nacido en lo que fue antes Estados Unidos, está compuesta por la Capital y 12 distritos. La distribución de riquezas se maneja en orden descendente por distrito, donde las personas en la Capital viven vidas totalmente opulentas, mientras aquellos en los últimos distritos luchan por sobrevivir. Lo que es más, para conmemorar la victoria de la capital sobre los distritos en una revuelta años atrás, 1 vez al año se seleccionan 2 niños de cada distrito, entre 12 y 18 años, para ser colocados en una arena donde han de luchar hasta la muerte, con un solo vencedor. En estos “Juegos de Hambre”, los tributos son elegidos para pagar por la traición de los distritos, siendo televisados como el principal evento de entretenimiento del año para el disfrute de la Capital.

¡Me ofrezco como tributo!

Durante la selección de los tributos, nuestra protagonista Katniss se ofrece como voluntaria luego de ver que su hermana menor fue seleccionada al azar. Esto es algo nunca antes visto en este distrito 12, lo que causa un revuelo en toda la nación. Katniss es una joven de muchas habilidades, haciéndose cargo de la familia luego de la muerte de su padre. Ella es mayor y más sabia que su hermana Primm, por lo que se lanza a ofrecerse en su lugar para ir a los Juegos.

The hunger games

The hunger games

Lionsgate. 611 min.
Lionsgate. 611 min.

A lo largo del filme podemos ver que Katniss es una sobreviviente, logrando superar todo tipo de obstáculos que pongan a su paso. Mientras yo no duraría 1 día en esta arena, Katniss sobrevive como la mejor. Sin embargo, no es su pericia con el arco y flecha lo que más me llama la atención, sino su disposición a dar su vida por su hermana. No quiero decir fue un sacrificio como el de Cristo, quien dio su vida por los indignos. No, ella es más bien un ejemplo de lo que nos dice Romanos 5:7, de que “difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno”. Sin embargo, esto es algo a lo que muchas veces nosotros, los hijos de Dios, le corremos: el sacrificarnos por los demás.  Hablamos de amor, pero se nos olvida las palabras de nuestro maestro: Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos (Jn. 15:13).

Con todo probabilidad, ninguno de los que está leyendo esto se ha visto en la necesidad de dar la vida por alguien más. Ahora bien, ¿cuántas veces escapamos ante el menor chance de ayudar al otro? Tal vez pudiéramos quedarnos más tarde en la iglesia, recogiendo las sillas. Quizás pudiéramos dar un aventón a alguien que lo necesite. Puede ser que huyamos a sacar de nuestro tiempo libre para compartir con alguien que quiera tiempo de nosotros. Esto no sólo ocurre con nuestros hermanos de la congregación:¿Qué tan dispuesto estamos a sacrificarnos por nuestros propios hermanos, en nuestras propias casas? Muchas veces lo que vemos es que el hermano mayor se aprovecha del menor. Y si mamá le pide a uno que arregle el cuarto, “¡Pero fue él que lo desorganizó!” decimos de una vez. Quizás pensemos que a la hora de la verdad nos atreveríamos a sacrificarnos por el otro, pero el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho.

El sacrificio de Katniss por su hermana empezó mucho antes de ofrecer su vida; empezó desde que ella se decidió a cuidarla día tras día. Si alguien que no tiene el amor de Cristo puede dar amor de esa manera, ¿dónde quedamos nosotros?

Es un show de televisión

Como decía anteriormente, puede ser que los juegos hayan iniciado con el propósito de castigar a los distritos, pero lo que vemos en este filme es que los Juegos son el mayor evento televisivo del año. Los niños que van a participar se convierten en celebrities (claro, celebrities de corta duración, dado que son elegidos para matarse unos a otros). Los tributos son maquillados y estilizados, entrevistados en programas de televisión, son protagonistas de desfiles y les hacen dormir en hoteles de lujo. Mientras veíamos esta película, mi esposa dijo unas palabras muy apropiadas: “Se ponen bonitos para que los vean morirse… Los preparan como si se fueran a casar, ¡y es a morirse que van!”. Los ciudadanos de la Capital eligen a sus favoritos y apuestan por quien creen será vencedor, para luego aplaudir si estáganando (o sea, matando a los otros), o llorar si ven que perdieron su dinero. En un momento dado, el entrenador de Katniss le dice que procure “actuar” bien para serle de agrado al público, porque al fin y al cabo los Juegos de Hambre, donde 23 niños son lanzados a morir, no son más que un show de televisión. Qué mundo tan mórbido… y tan parecido al nuestro.

Nosotros disfrutamos tanto el ver personas haciéndose daño, que la pornografía es una de las economías más fructíferas del mundo. Nos reímos al ver series donde la mentira entre sus protagonistas es la norma, y ni siquiera parpadeamos al ver asesinatos en nuestras películas. Lo que es más, muchos ni siquiera meditamos en las consecuencias posibles de éstas acciones, mientras decimos que no nos afecta porque “es sólo entretenimiento”. No estoy diciendo que porque vimos una escena violenta nos hemos de convertir en violentos; no soy tan simplista. Pero sí me llama la atención la forma en que muchos cristianos no meditamos en las cosas que vemos, y sin darnos cuenta podemos estar apoyando y disfrutando cosas que deshonran a Dios y a su imagen en el ser humano. Como los ciudadanos de la Capital, es posible que estemos desensibilizados a la violencia. Pero a diferencia de la Capital, los cristianos tenemos un Espíritu que nos guía a toda verdad (Jn. 16:13), y unos mandamientos puros que alumbran nuestros ojos (Sal. 19:8). Dependamos de nuestro Dios aun para disfrutar de aquello que nos entretiene, y meditar en por qué lo hace.

Considero el éxito de The Hunger Games como una muestra de que todavía es posible hacer historias llenas de contenido y enseñanza. Al fin y al cabo, la imagen de Dios en nosotros clama por algo más que simple entretenimiento. Nuestro ser clama por una relación con nuestro creador a través del Señor Jesús, nuestro Sustituto.

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