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El subtítulo de este libro, aunque solo sean diez palabras, es muy significativo por varias razones: En primer lugar, porque define el matrimonio como un compromiso; en segundo lugar, porque empieza reconociendo que ese compromiso, que es el matrimonio, es muy complejo; en tercer lugar, porque nos dice que tenemos que afrontar las complejidades del compromiso matrimonial – es decir, enfrentarnos con ellas, no ignorarlas ni huir de ellas; en cuarto lugar, porque nos dice qué necesitamos para poder afrontar esas complejidades del compromiso del matrimonio: ¡mucha sabiduría!; y: en quinto lugar, porque nos dice, ya desde el primer momento, de dónde viene esa sabiduría tan necesaria: ¡de Dios!

El libro tiene ocho capítulos: El secreto del matrimonio, La fuerza para el matrimonio, La esencia del matrimonio, La misión del matrimonio, Amar a la persona desconocida, La aceptación en el matrimonio, Soltería y matrimonio y Sexo y matrimonio.

El secreto del matrimonio es aprender del amante por excelencia

El autor empieza el primer capítulo con estas prometedoras palabras: “Estoy harto de oír charlas sentimentales respecto al matrimonio”. Cuando leí esas palabras – en la contraportada del libro – pensé para mí: “Creo que este libro me va a gustar”. Lo que pone Tim Keller en el lugar de ese sentimentalismo barato es un realismo bíblico. Tras un repaso de la historia del matrimonio, seguido de un análisis de la crisis por la que está pasando la institución del matrimonio hoy, el autor nos lleva a Efesios capítulo 5, el hermoso pasaje del apóstol Pablo, dirigido a las esposas y a los maridos, y nos invita a fijarnos en el amor de Cristo como el tipo de amor que tanto las esposas como los maridos necesitan saber dar y recibir. En ese sentido el secreto del matrimonio es reflexionar sobre el amor del Señor por nosotros e imitar ese amor suyo, aunque el resultado sea, y eso en el mejor de los casos, una imitación patética. O sea, ¡amémonos más como el Señor nos amó y nos ama!, y habremos descubierto el secreto del matrimonio.

El significado del matrimonio: Enfrentando las dificultades del compromiso con la sabiduría de Dios

El significado del matrimonio: Enfrentando las dificultades del compromiso con la sabiduría de Dios

B&H Español. 320 pp.
B&H Español. 320 pp.

La fuerza para el matrimonio es el poder del Espíritu Santo

El argumento del autor en este segundo capítulo se puede resumir de la siguiente manera: el problema número uno en todo matrimonio es el egocentrismo, tanto del hombre como de la mujer – todos somos pecadores y tendemos a vernos a nosotros mismos en el centro de nuestro universo y a todos los demás, incluso a nuestra esposa o a nuestro marido, como existiendo principalmente para nuestro bienestar y felicidad; y lo único que puede romper ese egocentrismo tan destructivo del matrimonio (¡y de todo lo demás también!) es el Espíritu Santo; cuanto más nos llenemos de él, tanto más de su fruto llevaremos, tanto más antepondremos las necesidades y las preferencias del otro, y tanto mejor nos trataremos, tanto como matrimonios como en todas las demás relaciones interpersonales.

La esencia del matrimonio es un compromiso de por vida

En el tercer capítulo vamos al corazón del tema: ¿Qué es el amor? Muchos, incluyendo a muchos creyentes, tienen un concepto del amor demasiado subjetivo y sentimental. Conciben el amor en términos de lo que uno siente por otra persona y dicen que nadie puede controlar esos sentimientos de amor, que vienen y se van. Y cuando surge el desamor, se encogen de hombros y dicen: “¿Qué le vamos a hacer?” En contra de esa idea, lo que dice Keller es que en la Biblia el énfasis cae sobre el matrimonio como un pacto entre dos personas, y el amor como un compromiso de por vida entre esas dos personas.

La misión del matrimonio es crecer juntos

Es aquí donde encaja uno de los aspectos más interesantes, más radicales y más provocativos de la tesis de los autores: la idea de que en realidad nadie se casa con la persona idónea o con la pareja ideal, sino que nos casamos con alguien con el ilusionante deseo de ayudar a esa persona a ir realizando su máximo potencial. Y una parte central de ese proyecto es lo que, en términos bíblicos y teológicos, se llamaría el proceso de santificación. Es decir, el matrimonio, según el diseño de su Creador, es uno de los principales medios de la santificación y del crecimiento espiritual el uno del otro.

El reto del matrimonio es amar al extraño

¿Por qué “amar al extraño”? Por dos razones fundamentales: En primer lugar, porque cuando dos personas se casan no se conocen tan bien como les gustaría pensar; están enamorados y desde esa perspectiva (¡o ceguera!) las virtudes del otro parecen muchas y grandes, mientras que los vicios, al contrario, parecen pocos y sin mucha importancia. ¡Pero el matrimonio y la convivencia cambian todo eso!; y: En segundo lugar, porque las personas cambian; todos cambiamos; por lo tanto, es una total falta de realismo creer que podamos seguir siendo exactamente iguales que cuando nos casamos. Nos casamos creyendo que nos conocemos y muy bien, pero, a partir de ahí, empezamos un viaje en el que tenemos que volver a conocernos una y otra vez a lo largo del resto de nuestra vida juntos.

Abrazar al otro significa reconocer y aceptar las diferencias

Lo que consigue Kathy Keller en este capítulo es un perfecto equilibrio entre dos realidades no tan fáciles de reconciliar: en primer lugar, la enseñanza bíblica sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres y los diferentes papeles que el Señor, como Creador, diseñó para los dos. Y en segundo lugar, la verdadera igualdad entre los hombres y las mujeres: igualdad como portadores de la imagen de Dios; igualdad en dignidad como personas; igualdad en cuanto a derechos humanos, etc.; igualdad como caídos y pecadores; y, con respecto a los que son creyentes, igualdad ante Dios en Cristo.

La enseñanza sobre el matrimonio también es para los solteros

La iglesia que pastorea Timothy Keller, en el centro de Nueva York, ¡es una iglesia llena de gente soltera! Y este libro nació como una serie de predicaciones dirigidas a esa congregación. Para citar al propio Keller: “La gente soltera no puede vivir bien sus vidas como solteros sin una perspectiva equilibrada e informada sobre el matrimonio”.

El matrimonio y el sexo

Este octavo y último capítulo del libro pretende hacer dos cosas: En primer lugar, sentar las bases bíblicas de la ética sexual cristiana; y en segundo lugar, tratar el tema de cómo funciona esa ética sexual cristiana en la práctica, tanto para las personas solteras como para las que se casan.

¡Volvamos una y otra vez a Efesios capítulo 5!, donde el apóstol Pablo, ¡soltero, pero inspirado!, presenta al Señor Jesucristo, no solo como el Esposo de su Iglesia, sino como el ejemplo por excelencia tanto para las esposas como para los maridos; su amor, ese amor de auto-entrega – de darse y de sacrificarse, por amor al otro, al pecador – ha de ser tanto la motivación como el modelo para todos nosotros – maridos, esposas, y todos. Si, con su ayuda, somos capaces de amarnos con una milésima parte de ese mismo amor, iremos superando todas las dificultades y todas las crisis, ¡y seremos verdaderamente felices!

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