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Pittsburgh era el lugar. El 13 de febrero de 1939, Mayre Ann Sproul dio a luz a su segundo hijo, Robert Charles Sproul —mejor conocido como R. C. Sproul—, quien llegó a ser uno de los pastores, teólogos y maestros más influyentes del cristianismo contemporáneo. Conocido también como el fundador de Ministerios Ligonier.

En sus últimos años, luego de haber sido hospitalizado por complicaciones de salud, R. C. —como lo llamaban su familia y amigos— pasó a la presencia de su Señor el 14 de diciembre del 2017. Sin duda alguna, su partida dejó un vacío en la vida de las ovejas que el Señor en su misericordia le permitió pastorear y las incontables personas que fueron enseñadas a través de sus escritos.

En memoria de R. C., Stephen J. Nichols, quien es presidente de Reformation Bible College y parte de la mesa directiva de Ministerios Ligonier, escribió R.C. Sproul: Una vida (B&H Español, 2022), una biografía de la vida y ministerio de este siervo del Señor, desde su infancia hasta sus últimos años.

R. C. Sproul: Una vida

R. C. Sproul: Una vida

B&H Español. 416 páginas.

En memoria de R. C., Stephen J. Nichols, quien es presidente de Reformation Bible College y parte de la mesa directiva de Ministerios Ligonier, escribió R.C. Sproul: Una vida (B&H Español, 2022), una biografía de la vida y ministerio de este siervo del Señor, desde su infancia hasta sus últimos años.

B&H Español. 416 páginas.

Esta obra de 416 páginas está conformada por once capítulos y siete apéndices. Comparto contigo algunos de los detalles más importantes de la vida de R. C. Sproul y que aprendí en este libro.

Los inicios

R. C. tuvo un fuerte interés por los deportes desde joven. Jugaba béisbol, baloncesto y fútbol americano. Cuando cumplió quince años, tuvo que dejar de practicarlos para ayudar a su familia debido a los quebrantos de salud de su padre, los cuales lo llevaron a una muerte temprana a los cincuenta y tres años.

Una noche, mientras R. C. arrastra a su padre desde la mesa de la cena a la cama, su papá le pidió que se detuviera un momento y lo colocara en el sofá. Tenía algo que decirle. Arrastrando las palabras, le dijo: «He peleado la buena batalla de la fe, he acabado la carrera, he guardado la fe». R. C., sin saber que su padre estaba citando la Escritura, le respondió: «No digas eso, papá». Después, arrastró a su padre hasta la habitación y lo puso en la cama. Un rato más tarde, R. C. escuchó un golpe. Encontró a su padre en el suelo. Había entrado en un coma. Durante un día y medio, R. C. se sentó a su lado. Entonces, de repente, su papá se enderezó, se volvió a acostar y murió (p. 37).

Aquella pérdida y las últimas palabras de su padre impactarían su vida más adelante.

La conversión

Si las nubes están llenas,
Derraman lluvia sobre la tierra;
Y caiga el árbol al sur o al norte,
Donde cae el árbol allí se queda (Ecl 11:3).

Nichols guía al lector al momento más importante de la vida de R. C. Sproul, su conversión. A lo largo de los años, R. C. comentaba que Eclesiastés 11:3 fue el versículo que lo llevó a los pies de Cristo en septiembre de 1957: «Creo que soy la única persona de la historia que se convirtió a Cristo con este versículo» (p. 45).

No ahondaré más en el versículo que Dios utilizó para traer a Sproul a Su rebaño, pues conviene al lector leer por sí mismo esta etapa de la vida de R. C. para maravillarse sobre las formas en que Dios atrae a los Suyos de acuerdo con Su voluntad soberana.

Nichols nos transporta al Pittsburg de 1939. Narra cómo en aquel tiempo, el joven Sproul dedicaba su vida a los deportes; su noviazgo con Vesta, quien sería su esposa; pasando por el Campus de Westminster College, donde Sproul comenzó sus estudios superiores, hasta llegar al momento de su conversión y su posterior ministerio. Su primer sermón lo tituló: «Con fe como la de un niño». También se convirtió en el fundador de Ministerios Ligonier y dejó una copiosa cantidad de libros de su autoría que cuenta más de sesenta.

A lo largo de estas historias, Nichols narra los altos y bajos de la vida de Sproul y en algunas ocasiones muchas historias resultan graciosas. En las páginas de esta biografía, podemos ver a un R. C. Sproul amante de los deportes, inclinado fuertemente al estudio de la filosofía y —después de su conversión— entregado por completo al estudio prolijo de la teología y convertido en un ávido devorador de libros.

Una vida

Juan Calvino empezó su obra magistral llamada Institución de la Religión Cristiana con esta frase: «Casi toda la sabiduría que poseemos, que es sabiduría sana y verdadera, consta de dos partes: El conocimiento de Dios y el conocimiento de nosotros mismos».

Nichols comenta que estos dos conocimientos son exactamente los momentos más importantes de la vida de Sproul. El momento en que se dio cuenta que no era más que un árbol muerto —como afirma Eclesiastés 11:3— y el momento en que conoció al Dios Santo. Esto nos lleva al gran dilema que el evangelio responde: ¿A quién iremos? A Cristo y Su evangelio, al cual R. C. Sproul creyó y dedicó su vida entera.

¿A quién iremos? Esta pregunta impulsó de manera constante el ministerio de R. C. Sproul. 

En R.C. Sproul: Una vida podemos conocer cómo un siervo de Dios fue impactado para impactar. Él estaba al frente de un ministerio que buscaba exponer a Cristo y todas Sus riquezas. Vemos esto claramente en la forma en que Sproul expresó cómo se identificaba con la vida y muerte de Cristo: «Cuando muera, seré identificado con Cristo en Su exaltación. Mientras tanto, me identifico con Él en Su aflicción» (p. 367).

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