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A Hollywood se le acabaron las ideas. Pareciera como que cada vez que vamos al cine la película que vemos es una versión de otra película que ya vimos, que a la vez es una variación de otra película anterior. Y esto no es reciente. Muchos han dicho que al fin y al cabo hay una sola historia que contar: alguien cae en un agujero, ¿cómo va a salir de ahí? Puede que conozca a alguien más, que le ayude a salir. Puede que sea una persona muy atlética e inteligente, que a través de su ingenio pueda lograr su libertad. Puede que ocurra una catástrofe y al final muera allí. O puede que ocurra algo sobrenatural que permita su salida. El hombre cae en un agujero, ¿cómo va a salir?

En el relato del diluvio tenemos esta historia en proporciones épicas. La humanidad completa ha caído en un agujero por su pecado: el Creador ha decidido ponerle fin a su creación. ¿Cómo van a salir de ahí? En la historia real, como la encontramos en la Escritura, tenemos a Dios como personaje principal, cavando el hueco en el que la humanidad caerá, y preparando la soga con la que Él mismo la sacará de ahí, pero mejor que cuando cayó. Es evidente el porqué ir a la Biblia a buscar historias que contar: nadie cuenta mejores historias que el Dios creador.

¿Qué hacemos con Noah?

Este viernes pasado fue el estreno de Noah en los Estados Unidos. Desde que el proyecto se hizo público, la reacción no se hizo esperar. Darren Aronofsky, quien sin duda es alguien preparado en el arte cinematográfico, no está ni cerca de ser alguien cristiano —y mucho menos evangélico—. A la vez, el filme costó 125 millones de dólares: muy lejos de lo que regularmente cuestan las películas basadas en la Biblia. Ya la película está en carteleras, muchos la han visto, y el jurado está debatiendo. ¿Deben los cristianos rechazarla? ¿Recibirla? ¿Redimirla? Por un lado, un grupo (muy vocal) de cristianos está totalmente en contra de que esta película exista. Los argumentos son más o menos como siguen:

  • Noé es una historia Bíblica.
  • Aronofsky, al igual que Hollywood, no es cristiano.
  • La película no es particularmente fiel a la narrativa del Génesis.
  • Si apoyas la película, estás apoyando una herejía (o algo así).
  • Por tanto, si eres cristiano, no vayas a verla.

Yo puedo ver el espíritu detrás de este pensamiento, y creo que en muchos casos hay un celo real por la causa de Dios. Luego de haber visto el filme, puedo confirmar que hay mucho aquí que no está en el Génesis, y que hay cosas en la Palabra que no se presentan en la película. Sin embargo, ¿qué podíamos esperar? En todo el relato Bíblico, Noé habla una sola vez. El personaje principal de la narrativa es Dios, quien habla constantemente y quien presenta su perspectiva (o sea, la verdad) de por qué están sucediendo las cosas. Sin embargo, los creadores de la película decidieron nunca usar la voz de Dios, aparentemente para no trivializarla. Por tal razón, una película que fuera una adaptación literal guardando estos principios sería básicamente una película muda. Esto es sin tomar en cuenta que hay muchos detalles que la Biblia simplemente no nos da, pero son necesarios para presentar la historia de manera visual. 

Aquí los creadores se tomaron libertades artísticas, en ocasiones muy “libres” del texto de la Palabra, y puedo entender que no todos estarán contentos con los cambios. Yo no lo estoy. Sin embargo, creo que hay dos errores graves en el razonamiento de “No es fiel a la Biblia, por tanto, no lo veas”. En primer lugar, no es cierto que por una producción tener falacias o errores doctrinales inmediatamente se convierte en algo que los cristianos no pueden o no deben apoyar o utilizar. De ser así, ¿qué hacemos con que Judas cite del libro de Enoch (Jud. 14)? ¿Y Pablo citando Fenómenos del poeta griego Arato (Hch. 17:28)? Quiero ser totalmente claro: el hecho de que Pablo o Judas citen a una obra extrabíblica no dice que ellos, y por tanto el Espíritu Santo, estaban apoyando todo lo otro que dice tal escrito. Solo la Biblia es nuestra autoridad en materia de fe y práctica. Pero sí nos enseña que es posible encontrar verdad, y aun verdades profundas, dentro de la obra de los inconversos, aun acerca de las cosas de Dios. Como dice el villano dentro de la película Noah: “Yo también fui creado a imagen de Dios”.

Un mismo estándar, dos grupos de personas

El otro problema que encuentro con este argumento en contra del filme está en la severidad del juicio con el que evaluamos a esta producción y a sus creadores. El apóstol Pablo nos dice algo que se relaciona directamente con este punto en 1 Corintios 5:9-11:

“En mi carta les escribí que no anduvieran en compañía de personas inmorales. No me refería a la gente inmoral de este mundo, o a los codiciosos y estafadores, o a los idólatras, porque entonces tendrían ustedes que salirse del mundo. Sino que en efecto les escribí que no anduvieran en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador. Con esa persona, ni siquiera coman”.

Este no es el lugar para analizar todas las implicaciones de este pasaje, pero hay algo que sale a la vista: Dios tiene un mismo estándar, pero hay dos grupos de personas. Piénsalo en la vida diaria, ¿juzgas igual cuando una persona estafa siendo un inconverso que si lo hace luego de profesar la fe? ¿Acaso sometemos a un proceso de disciplina a un no creyente por ser un mentiroso? La verdad es que los que no conocen a Dios no pueden agradar a Dios (Ro. 8:7), así que ¡por supuesto que no van a representar perfectamente al Dios santo en una película! Por eso creo que debiéramos dejar de juzgar Noah como si fuera una película hecha por cristianos para cristianos. Ni lo es, ni trata de serlo. Es una película hecha por paganos, pero que en este caso están haciendo preguntas de mucha profundidad y peso espiritual. Ahora, nosotros, que tenemos las respuestas correctas a sus preguntas, debemos tener cuidado de cómo reaccionamos al hecho de que ellos estén preguntándose sobre la justicia y la gracia del Dios creador.

¿Qué podemos aprender?

Ya he argumentando en contra de un rechazo abierto y de un odio hacia al filme solo por ser inconversos tratando temas teológicos. Pero no quiero decir que, simplemente, ¡vayamos y disfrutemos la película! Qué bueno que Darren Aronofsky como director y Ari Handel como escritor estén tratando el profundo impacto que tuvo el diluvio en Noé y su familia, y preguntándose qué dice este juicio mundial sobre el Dios creador. Sin embargo, muchas de las respuestas que ellos dan son insatisfactorias. Y aquí creo que está el peligro del otro extremo, de aquellos que aman el arte y disfrutan que las historias bíblicas sean llevadas al cine: que abracen el paquete y no estén dispuestos a denunciar aquellos errores que ofenden la santidad de Dios.

Sé que muchos no han visto esta película, por lo que no voy a pasar a detalles específicos, ni a hablar de las enseñanzas y reservas que tengo. Tal vez podamos conversar sobre eso en otro momento. Pero quisiera decir algo que contribuya al diálogo. En Noah, Dios nunca da revelaciones específicas ni expresa su parecer, sino que se “comunica” a través de dos o tres visiones que Noé tenía que interpretar. Yo creo que aquí está el meollo del asunto: en Noah no habían revelaciones específicas, sino más bien generales. Y Noé tuvo que trabajar con lo que tenía, lo que lo llevó a equivocarse. ¿Lo hubiéramos hecho nosotros mucho mejor? ¿Cuántos errores de juicio no cometeríamos si no fuera porque Dios nos reveló tantas cosas de manera específica? De hecho, ¡cuántos errores todavía cometemos! Pero nuestro Dios no nos da visiones aisladas: Él nos ha dado su Palabra para guiarnos, su Espíritu para consolarnos, y a su Hijo para salvarnos. El dios de Noah es un dios muy inferior al Creador de todo. Pero la humanidad que esta película presenta no es muy diferente a nosotros. Por tanto, no olvidemos que, como Noé, todos necesitamos de la gracia de Dios para salir del agujero en que hemos caído.

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